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El abandono y la desesperación de los 'gamers' con los mandos fallidos de la PS5 y la Switch
Los grandes fabricantes de consolas ofrecen reparaciones gratuitas que pueden durar semanas si el producto está en garantía, pero no admiten cambios ni dispositivos de sustitución
La nueva PlayStation 5 no lleva ni medio año en las casas de algunos gamers y ya presenta sus primeros fallos. En concreto, se trata de un problema en el mando DualSense de la consola. Pero esto no es la primera vez que pasa. De hecho, varios jugadores ya habían experimentado un fallo similar con la Nintendo Switch. Se trata del llamado drift y es un problema de los sticks de movimiento del mando.
El hecho de que en consolas de cientos de euros ocurran problemas de este tipo ha enfurecido a la comunidad gaming. Aunque las marcas dan algunas soluciones, un error de este tipo resulta, cuanto menos, molesto y obliga a los consumidores a tener que tramitar un proceso de reparación que, por lo general, se alarga más de lo esperado.
La última pesadilla de los ‘gamers’
“No esperaba que un mando nuevo de estas características presentara serios problemas en menos de un mes”, comenta el usuario CosTneR en ForoCoches. Como él, muchos otros se han quejado de este problema. Por ello, el pasado 12 de febrero se presentó una demanda colectiva contra Sony por este fallo.“Hoy, cuando jugaba a un videojuego, he notado que la cámara del juego se movía hacia arriba y el personaje andaba solo”, señalaba sobre este fallo del drifting el usuario HabachiRaider en Reddit.
Y en el caso de la Nintendo Switch, los primeros casos surgieron casi un año después de su lanzamiento. “He tenido que comprarme un set de mandos nuevos porque los primeros ya no hacen lo que yo quiero”, subraya a Consumidor Global Xavi Giménez, uno de los usuarios afectados. Además, con los nuevos mandos de Sony se ha descubierto que los sticks son los mismos que se utilizaron en la PlayStation 4, por lo que la multinacional no ha solucionado ni ha evitado el problema de nuevo, y cada control DualSense cuesta unos 70 euros.
Las débiles respuestas de las marcas
Ante este problema, PlayStation recomienda primero al usuario resetear el mando y si la avería persiste ya ofrece la opción de enviar el producto a la casa madre para un diagnóstico. Si el producto está en garantía, que lo habitual son dos años, el afectado no tiene que abonar ningún coste, pero en ningún caso se ofrece un cambio. En cuanto a Nintendo, la empresa obliga a llevar el dispositivo a la tienda donde se compró para que se envíe desde allí al servicio técnico. La reparación, si el producto está en garantía, la cubre la marca. Sin embargo, si no lo está sale más a cuenta comprar un mando nuevo.
Por otro lado, las tiendas ofrecen soluciones del mismo tipo. Fnac da la posibilidad de llevar el producto a su servicio posventa y ellos mismos se encargan de revisarlo y enviarlo a la marca. Pero recomiendan contactar con el servicio técnico de la firma de videojuegos, ya que es más rápido. Mientras, otras tiendas, como Game, no ofrecen un servicio de reparación. Piden ponerse en contacto con las marcas directamente. Y mientras se repara el producto --un proceso que puede durar semanas, según Game-- el jugador no cuenta con ningún dispositivo de sustitución.
¿Por qué presentar demandas colectivas?
El abandono que sienten los gamers en situaciones como ésta se plasma muchas veces en una demanda. “Estas empresas ponen a la venta un producto que no es apto o no está listo para su uso y, además, su vida útil parece que es mucho más corta de lo que se espera”, comenta Fernando Navas Cusí, abogado del bufete Navas & Cusí.
"Este tipo de denuncias se hacen por un tema de reducción de costes, ya que sale más a cuenta que un grupo de afectados contrate a un solo bufete”, explica Navas. Sin embargo, también se utilizan mucho para “ejercer presión contra los demandantes” y, de esta manera, se evitan sentencias dispares. En estas situaciones, según Navas Cusí, se busca una solución que beneficie a los clientes, además de una reparación sin costes o el cambio del producto e incluso una indemnización, pero esto último sólo ocurre en los casos más graves.
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