Los consumidores cada vez valoran más los productos saludables y naturales. Los supermercados lo saben y, hasta cierto punto, se aprovechan de la situación. Un caso paradigmático de esta tendencia es el del pan, un alimento muy presente en las mesas de los españoles. A pesar de ser un clásico en los hogares, las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que su popularidad ha caído en los últimos años, algo en lo que ha influido una cierta demonización del producto. Muchos nutricionistas advierten de que engorda e invitan a eliminarlo de la dieta o a contener mucho su consumo.
En esta tesitura, la elaboración de panes y otros productos con masa madre se ha puesto de moda debido a que son más digestivos y tienen un mayor aporte nutricional. Su uso en el etiquetado es un reclamo muy potente, ya que muchos consumidores lo asocian con una mejor calidad y, además, le confiere una imagen más saludable. Sin embargo, en grandes cadenas de supermercados como Lidl, Mercadona o Carrefour, algunos de los panes y otros productos que utilizan este ingrediente para llamar la atención dejan bastante que desear. “Hay mucho descontrol y un poco de engaño entre el pan de masa madre y el pan con masa madre. Juegan con las palabras para sortear la normativa”, asegura a Consumidor Global Alejandro Sánchez, director de la asociación de panaderos Panespan.
Un juego de palabras
Según la ley vigente, para que el pan pueda lucir en el etiquetado “elaborado con masa madre”, ésta tiene que representar al menos el 5% del peso total de la harina empleada. Además, debe tener unos determinados niveles de acidez y una dosis máxima de levadura panadera de tan sólo el 0,2% del peso total de la harina. Sánchez señala que la normativa deja flecos sueltos que los supermercados explotan con trucos semánticos. Así, “ponen pan masa madre --sin el de-- o pan con masa madre” para hacer creer a los consumidores que el producto es más saludable.
En Mercadona, por ejemplo, se puede encontrar una baguette que contiene masa madre por 40 céntimos la unidad. Según el etiquetado, tan sólo tiene un 3% de este ingrediente. En la misma línea, Carrefour incluye en sus lineales el pan burguer chapatta cristalina, que en su envasado exterior también utiliza este reclamo a pesar de que sólo incorpora el 4,2% de masa madre. Por su parte, Lidl tiene en sus estantes productos de este tipo, aunque en algunos de ellos ni siquiera se especifican los porcentajes, como es el caso de la hogaza premium con masa madre. De hecho, la cadena alemana ha rebajado recientemente el precio de este producto, cuya unidad de 460 gramos se vende ahora a 1,29 euros, es decir, el kilo sale a 2,8 euros. Según el director de Panespan, un pan de masa madre que cumpla con la normativa debe costar “entre cuatro y siete euros el kilo”.
Críticas en las redes sociales
“¿Quién sabe si utilizan masa madre o no? Si no hay una inspección del Ministerio de Consumo que vaya allí y lo compruebe es muy difícil. Existe mucho descontrol”, defiende también Francisco Javier Antoja, autor del libro Masas Madre (Montegud editores, 2015). A pesar de ello, los consumidores cada vez son más conscientes de sus derechos y en muchas ocasiones recurren a las redes sociales para denunciar los abusos.
En este sentido, en los últimos meses Mercadona ha sido criticada en las redes sociales en dos ocasiones debido a algunos de sus productos con masa madre. En octubre de 2020 un usuario --@droalmeidam-- lamentaba en Twitter sentirse “traicionado” por la firma de Juan Roig, precisamente, por la baguette de 40 céntimos mencionada antes. “Un 3% de masa madre y está en el título del producto, creo que estas prácticas están fuera del marketing actual desde hace tiempo”, argumentaba. La cadena valenciana contestó al usuario y le aseguró que iban a hacer llegar sus comentarios a los “responsables encargados” de su horno y le pidió disculpas por las molestias. Sin embargo, cuatro meses y medio después, ahí sigue la baguette con el mismo reclamo publicitario. Más allá de esta queja, el 6 de febrero de este año otro tuitero, llamado José María --@imjosx--, manifestó su disconformidad debido a una utilización inapropiada de la masa madre, en este caso, en una pizza serrana de Hacendado. “Pone que está hecha con masa madre, pero en el listado de ingredientes no aparece. Lo más cercano es la levadura y sabéis que no es lo mismo”.
El pan artesano también es víctima de la semántica
“La industria alimentaria es un lobby muy fuerte y hay que mirar muy bien la etiqueta de lo que se consume”, recomienda Sánchez. Así, advierte de que el pan elaborado de forma artesanal es otra víctima de la semántica publicitaria que se emplea en los productos que se encuentran en los supermercados. La ley dice que para que un pan se considere artesanal, en el proceso de elaboración debe primar el factor humano sobre el mecánico y que la producción no se realizará en grandes series, entre otros aspectos.
Además de los productos saludables y naturales, a los consumidores también les llama cada vez más la atención los productos elaborados de forma tradicional. Así, para esquivar la normativa y mejorar sus ventas, algunos fabricantes recurren a reclamos como “elaborado al estilo artesanal”. Con ello no incumplen la ley y le dan una imagen a su producto que no se corresponde con la realidad. “Con esos juegos de palabras se acercan a los consumidores más interesados en los productos artesanales, pero es un engaño”, zanja Sánchez.