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Los supermercados se adueñan del negocio de la comida preparada
El teletrabajo ha vaciado varias oficinas, lo que se traduce en una pérdida de clientes y ventas para los establecimientos de algunas cadenas como Tento y Nostrum
El negocio de la comida preparada se aprovecha de la pereza de las personas a las que no les gusta cocinar, o simplemente no tienen tiempo para hacerlo, pero también del sector de la restauración, castigado en tiempos de pandemia con unos horarios y aforos limitados a los que se suma el auge del teletrabajo.
Se trata, además, de un sector en el que han entrado unos fuertes competidores, los supermercados, que no sólo han visto el tirón que puede tener la comida para llevar, sino que, además, han salido beneficiados con la crisis sanitaria. De hecho, y aunque la pandemia y el estado de alarma decretado a principios de 2020 hizo que el consumo de comida preparada disminuyera durante un tiempo determinado, en el conjunto del año aumentó el 8,5 % respecto al 2019, según datos de la consultora Nielsen a los que ha tenido acceso el equipo de Consumidor Global.
Los súpers le comen la tostada a los Tento y Nostrum
Las grandes cadenas de supermercados se han subido a este tren sin dudarlo. Así, Mercadona y Lidl han creado sus respectivas secciones Listo para comer; Día cuenta con su departamento Al Punto; Carrefour con La Cocina; y Alcampo ofrece el servicio Alcampo Fresh. Incluso El Corte Inglés tiene ya un área de platos preparados.
De hecho, la situación actual de la pandemia no ha pasado mucha factura a estos servicios, según han subrayado fuentes de los establecimientos visitados por este medio. Sin embargo, las tiendas especializadas en comida para llevar sí han notado “una falta de gente o consumidores, ya que muchos no acuden a diario a sus sitios habituales de trabajo por el coronavirus”, confiesa Ángel Bosch, director general de Tento. Estos establecimientos están concentrados en las zonas más empresariales, financieras y de oficinas de los centros de las ciudades. Por ello, desde Nostrum achacan el adelgazamiento de su negocio al Covid, más que a los propios supermercados. Pero, sea como fuere, la realidad es que mientras unos ven menos clientes entrar a sus establecimientos, las cadenas de alimentación experimentan una buena época en términos de facturación y de afluencia de consumidores que, al final, también compran y adquieren este tipo de platos preparados.
Guerra de precios
Tras recorrer varios establecimientos y tiendas, este medio ha podido comprobar que los precios de los servicios de comida preparada varían, y bastante, según el establecimiento. Por ejemplo, un plato de pasta en los supermercados puede oscilar entre los 2 euros de un Dia, hasta los casi 3 euros que puede costar en un Lidl o llegar incluso hasta los 5 euros en un Mercadona, según el tipo de plato y su elaboración. Mientras, uno de paella --que conquista el paladar de muchos consumidores por lo que cuentan las cadenas-- se puede adquirir por 3 o 3,50 euros de media en este tipo de secciones. Y la ración de croquetas, compuesta por seis unidades, en el Lidl cuesta 2,79 euros, aunque en Mercadona se venden por unidad a 50 céntimos cada una.
Meintras, en un Tento la oferta de platos es variada y todos tienen el mismo precio: 3,25 euros. Además, se ofrecen menús a 7,75 euros o 5,75 euros --con un plato, una bebida, pan y un postre a elegir--. Nostrum, por otra parte, cuenta con raciones de pasta, ensaladas o asados, cuyos precios van desde los 3 a los 8 o 9 euros, si se elige la lasaña o los canelones, que son algunos de los platos más elaborados que ofrece la marca. “Algunos de estos establecimientos cuentan con menos raciones de comida, aunque la calidad es mejor que la de los supermercados”, señala Eva Velasco, dietista y nutricionista del centro MenjaSa.
¿Por qué triunfan los platos preparados?
“Comer en menos tiempo” es uno de los principales motivos por el que este tipo de servicio está en auge en la actualidad, subraya Mercè Gonzalo, portavoz del Col·legi de Dietistes-Nutricionistes de Catalunya. Cocinar cualquier tipo de comida exige pasar unos minutos, o incluso horas, ante los fogones y la sociedad prefiere dedicar su tiempo libre a otras tareas o responsabilidades. “La gente ve que no cuenta con tiempo para cocinar por culpa del trabajo”, añade Gonzalo.
Sin embargo, el éxito de estos platos se basa, también, en dos otras razones. “La gente se ha vuelto un tanto perezosa, sobre todo a la hora de ponerse a cocinar, y prefiere soltar unos pocos euros en lugar de prepararse un táper para el día siguiente”, matiza esta portavoz.
Cómo afecta a la salud y al medioambiente
Ante la proliferación de espacios con comida preparada, es posible que el consumidor se cuestione si la calidad de este tipo de platos es buena o no. Sin embargo y en el caso de los foodservices, “depende mucho de lo que se escoja y también del establecimiento”, recuerdaVelasco de MenjaSa. Según esta experta en nutrición, es esencial contar con una educación nutricional básica para que la gente sepa si lo que ingiere es sano o no.
Y otra asignatura pendiente es el impacto de estos servicios en el medioambiente. Las empresas usan envases de plástico para ofrecer este tipo de comida a los usuarios y, además, algunas tiendas preparan kilos de comida que al final, si no se vende, acaba en el cubo de la basura y desperdiciada.
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