Color naranja. Piel relativamente gruesa, resistente. Sabor con un punto dulce, agradable. Mucha sustancia dentro. No es poca cosa. Pero, a pesar de sus propiedades, la calabaza no tiene buena reputación. Entre la tenebrosidad de Halloween y el uso de la expresión “dar calabazas” para referirse al rechazo, la calabaza es la prima fea de las hortalizas. Nadie quiere que le den.
En estas fechas, este alimento típico de otoño multiplica su consumo. Y, aunque juega con bastante en contra, se trata de un producto saludable (también para el bolsillo) que va haciéndose un hueco en las dietas de España, más allá de sus usos tradicionales para cremas y repostería. No todo va a ser dulce ni pavoroso.
Todo al naranja
En la comedia Kiki, el amor se hace, Pedrina y Rio cantaba insistentemente aquello de “quiero decirte que te quiero”. No era la primera en hacerlo, desde luego. Ahora ha surgido la campaña “Si me quieres, dame calabazas”, una iniciativa que no parte de Tinder ni de Meetic, sino de Love Kalabaza, una alianza de la empresa de semillas Sakata con los productores de calabaza de España y Portugal para promocionar este alimento. El proyecto ha contado con la participación de chefs de renombre que dan a conocer las ventajas de esta hortaliza polivalente.
Cari Plaza, directora de comunicación en Sakata, destaca la practicidad de la variedad cacahuete (que, como su nombre indica, no es la típica calabaza redondeada de Halloween). “Se puede pintar, se puede jugar con ella, pero luego te la llevas a casa y haces unas recetas estupendas”, defiende. Plaza señala que Halloween es una moda traída de Estados Unidos, pero la calabaza española no se valora tanto como podría, dados sus beneficios. “Aunque cada vez está más presente en supermercados”, cuenta. Por edades, se consume sobre todo en niños pequeños (en forma de papillas) o en personas mayores. El proyecto pretende extender su uso, enterrando complejos y convencionalismos: arroces, pastas, chips, ensaladas… “¿Por qué no añadirla en unas lentejas?”, propone Plaza.
Un alimento con propiedades
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la calabaza tiene una cantidad notable de fibra, lo que puede ayudar “en la protección frente al cáncer de colon y la enfermedad cardiovascular”. Por otra parte, entre sus minerales destaca el potasio.
Desde Love Kalabaza señalan que es un alimento muy sano, que cuenta “con un alto contenido en betacarotenos, vitamina A, fibra”, y es además bajo en calorías. Su presencia ha ido extendiéndose en los últimos años, y a día de hoy, en España hay más de 3.500 hectáreas dedicadas al cultivo de esta hortaliza. Con todo, Plaza considera que siempre se puede hacer más para concienciar a la población, y pone como ejemplo al Gobierno británico, que ha puesto en marcha un proyecto para promocionar sus calabazas.
Fusión de culturas culinarias
España es el primer productor de calabaza de la Unión Europea, pero la gran mayoría (un 85 %, según Plaza) de las 200.000 toneladas que se producen anualmente se exportan a países como Reino Unido, Francia y Alemania. Tal y como apuntan desde Love Kalabaza, entre las comunidades que más producen están Murcia, Andalucía y la Comunidad Valenciana.
Eugenia Manguán, de la empresa Manguán y socia de la Asociación de Empresarios Mayoristas del Mercado Central de Frutas de Madrid (Asomafrut), explica a Consumidor Global que la calabaza de Halloween tiene un pico de consumo estos días, como la uva en Nochevieja. “El día después de Halloween no se vende ni una más”, cuenta. Con todo, Manguán señala que hay muchas variedades y en los últimos años el consumo ha crecido, también porque los consumidores buscan productos saludables. “Ya se vende mucho para sopas o purés. Además, en el confinamiento todos fuimos un poco cocinillas y probamos”, señala. Entre las razones de su popularización, menciona la fusión de culturas culinarias que se practica en muchos restaurantes actuales. Concretamente, la cocina latinoamericana es un paladín de la calabaza. Si nos atrevemos, no es difícil verla en tortillas acompañadas de quesos fuertes. Igualmente, Manguán apunta que cada vez hay más consumo individual de calabaza, por piezas, y la gente opta por tamaños pequeños.
“La cenicienta de las verduras”
Vicente Bataller es gerente de la empresa valenciana Florfruits, una de las primeras que apostó en serio por la calabaza. Cuenta a Consumidor Global que cuando empezó a vender este producto en Mercamadrid en los años 90, la gente lo rechazaba. “En el 95 o en el 96 vendíamos un par de palés y ahora en Halloween vendemos unas 800.000 unidades”, relata. Florfruits vende a toda Europa y más allá, llegando, por ejemplo, hasta Emiratos Árabes. La empresa cuenta con un departamento de creatividad que diseña productos para niños. “Nosotros le metemos golosinas, tatoos, puzles”.
Sus calabazas proceden de Valencia y de La Mancha. Más allá del origen, Bataller destaca la polivalencia del producto: “Tiene vitamina D, vitamina E, puede servirse con ensaladas, en crudo, para sopas”. La define como “la cenicienta de las verduras” y cuenta que ellos han desarrollado una variedad exclusiva patentada, la Sweety Queen. “Nosotros la mimamos mucho”, dice. Nada de miedo. Todo lo contrario.