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La sequía, la guerra y la luz: la "tormenta perfecta” para subir los precios del aceite de oliva
Los expertos reconocen que el coste del 'oro líquido' aumentará tras un año con pocas lluvias, precios de la electricidad desbocados y conflictos geopolíticos
Estos días se celebra en Madrid la feria World Olive Oil Exhibition (WOOE), un congreso que convierte a la capital en el epicentro del oro líquido. Profesionales del sector se encontrarán los días 8 y 9 de marzo para realizar catas, presentaciones, cerrar acuerdos comerciales y debatir sobre los retos del sector del aceite de oliva. Entre ellos, en la industria preocupan los precios de la luz desbocados y la sequía del campo.
En este congreso se dan cita los mejores aceites, desde Córdoba hasta Santa Cruz de Tenerife, pero también Túnez o Estados Unidos. Hablamos con varios expertos sobre si estas circunstancias adversas provocarán subidas del precio del producto.
El segundo febrero más seco del siglo
Jesús Santaolalla, de la Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva (INFAOLIVA) reconoce que el consumidor notará “irremediablemente” una subida de precio del aceite de oliva. Según este experto, la invasión de Ucrania es preocupante para el aceite de girasol, pero no tanto para el de oliva. Lo que sí califica de “un factor importante de preocupación” es la sequía: según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el mes de febrero de 2022 fue el segundo en el que menos llovió de lo que llevamos de siglo.
“Creemos que este año seguirá siendo seco, aunque ahora esté lloviendo un poco, las lluvias están siendo bastante tardías. Tendría que haber llovido hace un mes, no ahora”, detalla Santaolalla, que incide en la magnitud del problema: “No sólo se está jugando la cosecha de este año, sino la de los futuros. Si a eso sumamos el fenómeno de Filomena, que fue muy duro en la zona centro de España, vemos que el olivar está siendo muy castigado”, razona.
La escasez de aceite de girasol sube la demanda del de oliva
El desabastecimiento de aceite de girasol ha aumentado la demanda del de oliva. Así, la invasión genera un efecto en cadena que sacude a una industria ya con problemas.
En los gráficos de Pool Red elaborados por la Fundación Olivar se puede constatar que el precio en origen del aceite de oliva está claramente en ascenso: si hace un mes la tonelada se pagaba en torno a unos 3.300 euros, ahora alcanza los 3.600. De la misma manera, el boletín semanal de precios de aceite de oliva elaborado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca muestra que el coste del AOVE ha subido un 2,6 % desde el inicio de la campaña, y un 20,9 % respecto a la campaña anterior.
“Se incrementan los precios de todo”
Por su parte, Aurelio del Castillo, director general de Aceite Green Sublim y gerente de Olivar del Castillo, señala a este medio que el de la energía es uno de los costes más importantes del sector. Califica de “tormenta perfecta” la conjunción de guerra, precios de la luz y sequía. “Lo de Ucrania ya viene a rematar a la faena. Para nosotros, se incrementan más los precios de todo. La energía eléctrica, además, sube los precios de los abonos, de los gasóleos, el precio del agua… ahora se duplica todo otra vez”, relata. Y, en estas circunstancias, repercutir incrementos en el consumidor es “inevitable”.
Hasta ahora, el sector había intentado no cargar al cliente final con estos aumentos. Pero eso, a medio plazo, podría comprometer su negocio. “El miedo que tenemos es que estos incrementos eviten que nosotros podamos hacer este gran trabajo de producir unos aceites gourmet, porque tienen unos costes de producción muy elevados y no sé si la sociedad valora realmente ese esfuerzo que hacemos los agricultores”, detalla del Castillo.
Problema para los pequeños agricultores
Además del shock a nivel precios, esta situación compromete el empleo de algunos trabajadores. Es lo que explica Manuel Jesús Sutil, secretario de la Denominación de Origen protegida Sierra Mágina: “Desde el sector del aceite de oliva virgen extra se ve con mucha preocupación la situación actual por el incremento de los costes, que hace que la rentabilidad disminuya mucho. Y si disminuye, los pueblos de sierra en los que viven muchos agricultores y olivareros que se pueden enfrentar a la despoblación”.
Tal y como reconoce Sutil, las cifras de facturación se reducirán también por el conflicto en Ucrania. “En estos países se estaba exportando aceite, y pensamos que las ventas en dichos mercados se reducirán bastante”, detalla.
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