De avena, con chocolate, con fruta, con cacao, con arroz inflado, de maíz tostado… La variedad de cereales disponible en los supermercados es casi infinita. Se trata de un desayuno barato y muy popular, aunque no todas las opciones son saludables.
Por eso, hemos hablado con varios expertos sobre en qué tiene que fijarse el consumidor para escoger una alternativa saludable.
Lo más importante: cereales integrales y sin azúcar
Gemma del Caño, experta en alimentación, biotecnología, seguridad y calidad alimentaria, señala que hay que fijarse en dos cosas esenciales: que los cereales sean integrales y que no lleven azúcar. Con estos dos requisitos, la oferta queda bastante acotada. Además, detalla, el pan integral es casi mejor que los cereales integrales, ya que, procesado, el alimento pierde cualidades, como hierro y magnesio. Estos componentes se añaden después de manera complementaria.
Así, entre toda la oferta disponible, Gemma del Caño precisa que ella optaría por “los cereales integrales de avena”. De esta modalidad hay varios, entre los que destacan los Avena Crunchy de Hacendado, con un 85 % avena integral y “bajo contenido en azúcar” (4,6 gramos por cada 100 de producto, concretamente). La caja de 400 gramos cuesta 1,75 euros.
Los edulcorantes no siempre son mejores que el azúcar
Patricia Domínguez, asesora y divulgadora nutricional, coincide en que el consumidor debería fijarse en la etiqueta y comprobar que el ingrediente que aparezca en los primeros puestos es integral. Recuerda que el orden de aparición de los ingredientes equivale a cantidad, por lo que si aparece al inicio la sémola de arroz o aceite de girasol, mejor desecharlo.
Asimismo, Domínguez observa que hay alternativas al azúcar que pueden ser igual de negativas. “Ahora están saliendo muchas versiones con edulcorantes, y también conviene fijarse en eso”, apunta, “porque a veces es mejor un poco de azúcar que toda la carga de edulcorantes con la que se sustituye”.
Mejor a partir de cinco gramos de fibra
“No estoy a favor de desayunar cereales”, dice, tajante, el nutricionista- dietista Pablo Zumaquero, especializado en pérdida de peso. Este experto cuenta que son, básicamente, harina sin nutrientes. “Además, la masticación es prácticamente inexistente, si los mezclas con leche se convierten en una pasta blandita. Casi la tragas directamente, y, de manera inconsciente, comes mucho”, revela. Partiendo de esa base, coincide con del Caño con que deben llevar poco azúcar, “aunque la diferencia de calorías es escasa”, relata.
En cuanto a la fibra, un factor necesario, explica que provoca que mastiquemos más los cereales y que ocupen más espacio en el estómago, por lo que la saciedad aumenta. En este sentido, especifica que alrededor de unos 10 gramos de fibra por cada 100 de producto es un porcentaje correcto, a partir de 15 o 20 es “muy bueno” y menos de cinco “poco recomendable”.
Dia y Carrefour
Hay muchas opciones que parecen saludables, pero en realidad tienen poca fibra. Por ejemplo, los copos de arroz y trigo integral de Dia (1,85 euros el paquete de 500 gramos) tienen sólo 5,3 gramos de este componente. En la misma cadena, los de fruta y fibra Dia Vital (1,89 euros el paquete 500 g) tienen 11 gramos de fibra, pero muchísimo azúcar: 23 gramos por cada 100. Por su parte, en Carrefour, los de trigo integral (1,80 euros el envase de 500 gramos) parecen sencillos y válidos, con un 15 % de fibra y 13 g de proteínas, pero poseen 20 g de azúcares.
En cambio, los cheerios de avena integral 90 % de Nestlé tienen 10 gramos de fibra por cada 100, pero el precio sube hasta los 2,99 euros la caja de 300 gramos. Esto sucede con muchas marcas: cuando el producto parece sano, es difícil que baje de los 2,50 euros. Igualmente, entre los más engañosos se ubican los Golden Grahams de Nestlé, que se anuncian como integrales, pero sólo tienen 4,7 gramos de fibra, además de 385 kilocalorías por cada 100 g.
El diseño importa
Patricia Domínguez apunta otra clave: “Me da la sensación de que los más saludables tienen un packaging menos estético, con tonos más apagados. Cuando el producto tiene más dulces, el envase tiene colores más intensos, es más impactante a nivel visual”, expresa.
Se puede relacionar este factor con el precio: no necesariamente los mejores son los más caros. A veces, de hecho, el precio sube por añadidos como el cacao. Entre los asequibles y válidos, la experta menciona los copos de avena Bruggen a la venta en Mercadona. La caja de 500 gramos cuesta 0,70 euros.
Ojo a los Special K
Asimismo, del Caño señala que hay que tener cuidado con marcas que se anuncian como ideales para mantener la forma. Es el caso de los Special K de Kellog’s, que tienen más calorías que los cornflakes normales. La caja de 375 gramos esta marca cuesta 1,99 euros, pero tienen 15 gramos de azúcar por cada 100 de producto, sólo 6 g de fibra y 392 kilocalorías. “Parece que son los mejores para hacer dieta, pero no es así, relata la experta.
A del Caño tampoco le parecen interesantes aquellos que añaden fruta, como los de Carrefour con frutas, frutos secos y Muesli. Esta opción es relativamente económica: el paquete de 750 gramos cuesta 2,59 euros y tiene una cantidad razonable de proteínas, pero, de nuevo, mucho azúcar. “Si quieres fruta, échale fruta de verdad”, señala la nutricionista.
Reclamos para “vender la moto”
Otro reclamo consiste en combinar cereales, como los Copos de arroz y trigo integral Stylesse de Carrefour (1,55 euros el paquete de 500 gramos). Según Pablo Zumaquero, se trata sencillamente de una unión de alimentos con las mismas características. “Te venden la moto”, comenta.
Entre los ganchos para atraer al consumidor, destaca la etiqueta BIO. Zumaquero explica que esta denominación se basa en unos estándares ecológicos, sobre todo, en cuanto un menor uso de pesticidas. “Concretamente, en los cereales de desayuno, esto no es algo diferencial”, relata el nutricionista. Los BIO suben mucho el precio, asegura.
Cuidado con la cantidad y los añadidos
Por otra parte, hay que tener cuidado con la cantidad. Según Del Caño, en los anuncios de televisión las raciones son demasiado grandes, lo que hace que “la gente se llene el tazón”. Lo ideal es, apunta, echar un puñado, es decir, unos 30 gramos aproximadamente.
Por lo demás, de nada vale consumir alimentos sanos si luego se mezclan con otros que no lo son. “Hay gente que le echa chocolate, sirope, miel…”, comenta la experta. Lo mejor es comer los cereales con un yogur que tenga buenos indicadores nutricionales. En cambio, para Patricia Domínguez, la combinación ideal es “yogur de cabra, frutas y frutos secos”.