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Sal gourmet: pagar mucho más por lo mismo de siempre

La sales de alta gama se venden como un recurso gastronómico con propiedades beneficiosas, muchas de ellas sin demostrar

Ricard Peña

Recipiente con sal rosa del Himalaya / PIXABAY

Los alimentos conocidos como gourmet son aquellos a los que, o bien por su procedencia o bien por su preparación, se les atribuye una calidad superior. Hay vinos, carnes e incluso pastas que llevan esta etiqueta como reclamo. Pero a veces esa excelencia es difícil de justificar. En el caso de la sal, su composición --iones de cloro y de sodio-- poco puede cambiar de una variedad a otra.

El factor gourmet de estos cristales puede achacarse a su origen, al proceso de secado o a  los añadidos que puedan traer. Muchas de estas sales se presentan con pequeños porcentajes de especias o hierbas aromáticas que acompañan a los granos, que normalmente son más grandes y redondeados que los que se encuentran en el supermercado. También hay algunas que destacan por tener un color característico o sabor, como la conocida sal rosa del Himalaya o la negra kala namak. 

El factor precio  

Una sal gourmet se diferencia de otra, sobre todo, en el precio. Un kilo de sal común cuesta entre 80 céntimos y dos euros en la mayoría de cadenas de alimentación. En cambio, algunas versiones de lujo pueden costar entre 20 y 80 euros el kilo, aunque se suelen vender en envases de 25, 75 y 100 gramos. “La mayor diferencia que vas a encontrar entre una sal normal y la sal rosa del Himalaya es el coste”, señala Fernando Carrasco, nutricionista en la clínica Nutrygent de Sevilla. 

Las marcas que comercializan sales de alta gama justifican este salto en el precio por los procesos manuales de secado y recolección realizados a mano, así como al hecho de vender una “sal pura, sin impurezas ni microplásticos”. Pero Carrasco duda de que la calidad nutricional de estos cristales sea diferente, ya que la Unión Europea es muy estricta con el control de los alimentos como para permitir la comercialización de este condimento con elementos extraños. “Las impurezas pueden ser trazas de otros minerales, pero en ningún caso creo que se sean negativas”, matiza el dietista andaluz. 

Sal gourmet mezclada con plantas aromáticas / PIXABAY

Diferencias mínimas 

Entonces, ¿cuáles son las principales diferencias entre un puñado de sal comprada en el supermercado y otro gourmet? “La composición química es la misma en ambos casos pero se diferencian en la presencia de aditivos que algunas marcas comerciales llevan y el proceso de fabricación, en donde la sal de calidad se deshidrata al sol y su limpieza se hace de forma manual y artesanal”, detalla a Consumidor Global fuentes de la empresa Salina Española.

Sin embargo, el único aditivo presente en la sal común es el E-536, para evitar que se compacte dentro del paquete. Además, la cantidad que se toma es tan pequeña que en ningún caso podría suponer un problema para la salud. Y en el proceso de recolección, el trabajo manual garantiza un cristal más bonito o grande, pero eso no le otorga propiedades especiales. 

Sabor y propiedades nutricionales 

Más allá de los precios y la apariencia, el gran gancho comercial de las sales más caras tiene que ver con sus supuestas aportaciones nutricionales. “Nuestra sal es menos amarga que la convencional y contiene todos los minerales necesarios para el buen funcionamiento del cuerpo”, defiende a este medio Miguel Corral, responsable de e-commerce de la compañía Sal Gourmet, en Alicante. 

Corral insiste en cómo el sabor es mucho más potente y con más matices que el de la sal cotidiana. Este reclamo, de hecho, es uno de los recursos que más usan las firmas para vender este tipo de sales. “Una vez te acostumbras, ya no vuelves a la sal de toda la vida”, señala Corral. Sin embargo, el doctor en nutrición de la Universidad de Cantabria, Ramón de Cangas, tiene muy claro que las sales gourmet no tienen nada extra que ofrecer para la salud frente a la sal más típica: “La base es siempre la misma:, cloro y sodio. Este cloruro sódico moderno pueden dar un poco de sabor de más o un color más interesante en la cocina, pero no aportan nada nuevo en el plano nutricional”. Y sobre los minerales que incluye la sal gourmet en su composición, este doctor insiste en que su presencia es tan reducida que habría que tomar una cantidad absurda de sal para notar sus efectos. “Una manzana o una pera ofrecen más minerales y vitaminas que varias cucharadas soperas de estas sales.” concluye.