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Los sabores raros tienen tirón en España: de la cerveza de pulpo a las palomitas de chistorra
Algunas ediciones limitadas se agotan en las tiendas en cuestión de horas, otros artículos se encuentran en establecimientos gourmet y los hay que pasan de puntillas por los supermercados
La inspiración puede llegar en cualquier momento y transformar ideas alocadas en negocios exitosos. Un ejemplo de ello es Eugenio Jiménez, al que las musas visitaron sentado a la mesa tras degustar las deliciosas torrijas de su abuela. “Antes era muy típico en Murcia que a los niños se les diese para merendar pan mojado en vino tinto y un poquito de azúcar. Y la idea de hacer una mermelada con este sabor nació de rebote”, reconoce a Consumidor Global el director de La Vega del Mar Menor, una empresa de San Javier (Murcia) que distribuye sus productos en 17 países bajo la marca P.Listo. Además de mermeladas de vino tinto y blanco, el catálogo de la firma conjuga sabores tradicionales, como el de higo o fresa, con otros más llamativos, como el cava o la cerveza. Esta última se recomienda como guarnición para todo tipo de carnes y quesos fuertes --azules o cabrales-- y está a la venta en tiendas gourmet de España, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Inglaterra y Polonia, entre otros.
A pesar de este ejemplo de éxito, es complicado introducir nuevos sabores en el mercado y el 90 % de este tipo de proyectos que lanzan las marcas de vez en cuando “fracasan o se quedan en meras campañas de comunicación”, asegura Rafael Muñiz, director general de la consultoría de marketing RMG. Sea como sea, lo cierto es que en España se pueden encontrar multitud de productos extravagantes y exóticos. Desde cervezas con sabor a pulpo hasta palomitas de chistorra o helados de tortilla de patata.
Cervezas de percebes, pimientos y hasta de turrón
Estrella Galicia es un buen ejemplo del lanzamiento de productos con sabores raros para captar la atención de los consumidores. En 2017 inauguraron la Fábrica de Cervezas, una especie de laboratorio de innovación del que ya han salido 12 ediciones limitadas que se han agotado al poco de lanzarse. Sin embargo, los grandes bombazos han sido tres: la cerveza de pimientos de padrón, la de percebes y la de pulpo á feira. De la primera tan sólo se produjeron 5.000 litros --luego hubo reediciones--, de la segunda salieron al mercado 16.000 botellines y la tercera se agotó en menos de dos días, relatan desde la compañía. En la elaboración de esta última variedad de birra --con una graduación alcohólica de 5,8-- se incorporaron patatas en representación de los famosos cachelos, pulpo gallego, pimentón dulce y picante y, además, el agua de la cocción del propio cefalópodo. Y estas ediciones limitadas se pueden comprar online, en supermercados, así como en algunos bares y restaurantes. Una vez agotadas, en Internet siempre es posible encontrar alguna botella suelta en plataformas como Wallapop o eBay, aunque los precios por unidad se disparan y pueden llegar a costar unos 60 euros.
Si en Galicia utilizan el reclamo de sus productos típicos para elaborar cervezas, en la Comunidad Valenciana hacen lo propio. Amstel lanzó en la Navidad de 2019 su primera edición limitada y para ello eligió un producto típico de la región y de esa temporada, como es el turrón de Jijona. En total se pusieron a la venta 170.000 botellines en los supermercados y también fue visto y no visto. Este tipo de estrategias están muy bien pensadas y su objetivo principal no es lograr un gran volumen de ventas --que también--, sino conseguir una imagen de marca positiva, explica Muñiz. En el caso de Amstel y de Estrella Galicia, por ejemplo, lograron posicionarse como empresas comprometidas con su entorno y con temas tan en boga como es el consumo de proximidad.
Helados de boquerones, morcilla y de tortilla de patata
En los últimos años, cada vez más heladerías ofrecen sabores que se alejan de los clásicos de toda la vida y en las que se puede disfrutar de un refrescante cucurucho de mojito, gin tonic o de ron con pasas. Sin embargo, algunos establecimientos doblan la apuesta y se atreven con propuestas alocadas como los boquerones, la morcilla, la tortilla de patata, el salmón ahumado y hasta con el gazpacho. “Si el helado de morcilla lo pones en un plato con un huevo frito y unas patatas con diferentes texturas y una base de sal negra… te chupas los dedos”, asegura a Consumidor Global Félix Llinares, gerente de la franquicia de heladerías que lleva su apellido. A pesar de que defiende el valor gastronómico de sus propuestas, también reconoce y es consciente de que los sabores exóticos llaman mucho la atención de los clientes.
“Lo que observamos es que la mayoría de la gente pide los sabores más raros para compartir y comentan con sus amigos si realmente sabe, o no, a lo que promete. Los que más éxito tienen son los de boquerones, tortilla de patata y el de salmón ahumado”, añade Llinares. En cuanto a las posibilidades de maridaje de este tipo de helados, el empresario señala que el de tortilla de patata, por ejemplo, se puede combinar con unos taquitos de jamón, mientras que para el de boquerones recomienda acompañarlo de un Martini. A pesar del éxito de su producto, éste todavía no se vende por Internet. “Todavía no hay una demanda suficiente como para ello. Lo que sí hacemos son helados bajo demanda para algunos cocineros que quieren algo concreto para un plato”, explica Llinares.
Palomitas de chistorra y de café
Las palomitas gourmet no están muy extendidas en España, aunque en otras partes del mundo sí que tienen mucho tirón. “En Reino Unido hay supermercados en los que puedes encontrar hasta cinco marcas diferentes”, asevera Sonia Pueyo, CEO de Popit, una empresa zaragozana nacida hace cuatro años para explotar este nicho en el mercado nacional. Una de sus apuestas para conseguir diferenciarse es ofrecer a los clientes sabores divertidos y llamativos. Así, en su catálogo hay palomitas de café, de cacahuete, de coco, de queso azul y hasta de chistorra. “Este sabor surgió a raíz de la petición de un restaurador vasco. Es una palomita con un sabor muy intenso y acompaña muy bien a una cerveza”, resume Pueyo, que también subraya que entre los objetivos de la empresa está que las palomitas no se consuman sólo en el cine.
De hecho, su posicionamiento en el mercado está dentro del sector premium. No obstante, sus precios van en consonancia a su posicionamiento y son elevados, dado que una bolsa de palomitas de chistorra de 30 gramos cuesta 2,2 euros, mientras que un cubo de entre 300 y 400 gramos se eleva casi hasta los 14 euros. La originalidad y la rareza también tiene precio.
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