Todo el mundo ha oído hablar de ellos, pero ¿hay conocimiento real sobre los tipos de aditivos alimentarios y para qué sirven? Aunque están sujetos a una estricta regulación, su uso preocupa a un 36 % de los consumidores de la Unión Europea. Esto ha motivado una campaña del Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (Eufic) para darlos más a conocer.
Esta organización sin ánimo de lucro, junto al proyecto europeo FoodSafety4EU, ha contestado a lo largo de octubre a las principales dudas que despiertan los aditivos, con vistas a ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas. Según el Eurobarómetro de 2022, un 36 % de los europeos se muestra preocupado por añadidos como los colorantes, los conservantes y los potenciadores de sabor. "Los consumidores están pidiendo más variedad, elección y conveniencia junto a estándares más altos de inocuidad y calidad a precios asequibles. Para cumplir con esas expectativas, se pueden utilizar modernas tecnologías de procesamiento que incluyen una variedad de aditivos", explica a Efeagro la especialista de Eufic Laura Bosman.
Glutamato
El glutamato monosódico (GMS) es la sal sódica del áctido L-glutámico, un aminoácido natural no esencial presente en casi todos los productos que se utiliza para añadir sabor a la comida e incluso para reducir su nivel de sodio.
Se suele obtener de la fermentación industrial a partir de la remolacha azucarera, la caña de azúcar o la melaza. Aunque algunas personas tienen cierta sensibilidad al GMS (clasificado en la UE como aditivo E621), ningún estudio científico ha demostrado una relación directa con algún efecto nocivo. Su ingesta diaria aceptable está establecida en 30 miligramos por kilo de peso al día, mucho más de lo que se consumiría de forma periódica.
Nitratos y nitritos
Los nitratos y nitritos son compuestos químicos naturales que contienen oxígeno y nitrógeno, están presentes de forma natural en frutas y hortalizas, y también se utilizan como aditivos en la UE en forma de sales de nitrito y nitrato de sodio y de potasio (E 249 a E252).
Se emplean a menudo para conservar carnes, pescados y quesos; y prevenir el crecimiento de una bacteria responsable del botulismo, una peligrosa enfermedad. Ante los problemas de salud que pueden ocasionar estas sustancias cuando están en cantidades excesivas en el cuerpo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sostiene que los niveles actuales que se permite añadir a los productos son seguros. Se estima que la exposición al nitrato en la UE no supera la ingesta diaria aceptable, aunque algunos países como Francia están presionando para reducir su uso.
Sulfitos del vino
Los sulfitos son sales inorgánicas que están presentes en el cuerpo y agregados en muchos alimentos como el vino, sirviendo para detener la fermentación en un punto concreto de su elaboración.Son conservantes que previenen el deterioro y la oxidación, y protegen contra las bacterias.
En la UE, si un producto contiene 10 miligramos por kilogramo o litro de sulfitos, la etiqueta debe mostrar que contiene sulfito y otras veces se reconoce con los números E (E 220 a E 228). Numerosos estudios científicos han llegado a la conclusión de que los sulfitos son seguros para la mayoría de los consumidores, aunque hay personas hipersensibles que sí pueden sufrir reacciones adversas por su ingesta.
Emulsionantes
Los emulsionantes son aditivos que ayudan a mezclar dos sustancias que normalmente se separan cuando se combinan, como el aceite y el agua; y también mejoran el aspecto, sabor, textura y conservación de productos.
La UE tiene autorizados unos 60 agregados, como la lecitina (E 322), ampliamente usada en chocolates; los monoglicéridos y diglicéridos de ácidos grasos (E 471), en pan; los polisorbatos (E432-436), en helados; la goma guar (E412), en productos lácteos; la goma xantana (E415), en mayonesa; y los ésteres poliglicéridos de ácidos grasos (E475), en pasteles. Los emulsionantes están sujetos a una estricta regulación de la UE que obliga a especificar estos añadidos en las etiquetas de los productos, recuerda Eufic.
Conservantes
Los conservantes proporcionan protección frente a la descomposición que causan ciertos organismos -posible motivo de intoxicación- y alarga los tiempos de conservación de los productos.
Estas sustancias actualmente se extraen de fuentes naturales o se producen sintéticamente y, entre las más empleadas, están el ácido sórbico (E200), en productos de patata, queso y mermelada; el ácido benzoico y sus sales de calcio, sodio o potasio (E210 a E213), en pepinos encurtidos, aderezos y jaleas bajas en azúcar; y el tocoferol (E206 a E309), en productos cárnicos. Su evaluación y utilización en la alimentación está muy controlada, por lo que los conservantes pueden considerarse seguros para la mayoría de los consumidores, según Eufic.