Con Navidad a la vuelta de la esquina, los consumidores cargan su cesta de la compra con todo lo necesario para comer y beber bien. Jamón, queso, marisco, vinos competitivos a buen precio, … y dulces. Uno de los que será protagonista en las próximas semanas es el Roscón de Reyes. Cada año, las pastelerías se afanan por fabricar este sabroso producto que tiene el misterio entre sus componentes: es costumbre incluir una moneda o una figurita en el rosón.
No obstante, esa no es la única sorpresa que nos podemos encontrar. El Ministerio de Consumo ha publicado en Twitter una imagen con consejos para identificar si el relleno del roscón es de verdadera nata. Para evitar sustos, lo primero es consultar bien la etiqueta y comprobar si en el apartado de ingredientes, la “nata” aparece como único componente del relleno.
La nata, sin grasas vegetales
Además, esta nata debe estar elaborada a partir de leche de vaca. El organismo apunta que una práctica “muy común” de algunos fabricantes consiste en sustituir la nata por “un mix de grasas vegetales”. Entre ellas dominan el aceite de palma, el de coco “y otros mezclados con grasas hidrogenadas”.
Más allá de este requisito, otros ingredientes que determinarán la calidad de este postre centenario son la mantequilla y la harina. Lo de la fruta escarchada, que siempre genera controversia, queda a gusto del consumidor.