Al cruzar el Atlántico, en Estados Unidos, Celine J., una joven de 26 años, se levanta a las 6.00 horas, como cada mañana. Baja las escaleras y se dirige a su inmensa cocina. El sueño que aún mantiene y el poco tiempo que le queda para salir de su casa no le hacen dudar sobre su desayuno, ya automatizado por la rutina: un bol de cereales azucarados, considerado saludable en el país. Sin embargo, las reglas están para cambiarse y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) del Gobierno estadounidense acaba de proponer una nueva definición de lo que es saludable o no.
La cuna de las grandes cadenas multinacionales de comida rápida como McDonald's, Burger King o KFC, pide ahora que los productos cumplan con unos límites más exigentes de grasas saturadas, sal y azúcares añadidos si quieren ser considerados como beneficiosos para la salud. Es por ello, que la agencia alimentaria estadounidense ya ha elaborado un nuevo sistema de clasificación basado en evidencias científicas, para que los consumidores, como Celine, no adquieran alimentos poco sanos pensando que sí lo son y así poder evitar posibles enfermedades crónicas.
Los nuevos límites propuestos
Para que un alimento se considere saludable teniendo en cuenta un mínimo equivalente entre diferentes grupos de comida tendrá que cumplir los límites establecidos por la propuesta de FDA. En concreto, tres o cuatro onzas de grano de cereal –una onza equivale a casi 30 gramos– no pueden sobrepasar los 2,5 gramos de azúcares añadidos, los 230 miligramos de sodio (sal), o 1 gramo de grasa saturada. Por otro lado, en cuanto a los lácteos, tres o cuatro tazas no pueden alcanzar más de 2,5 gramos de azúcares añadidos, 230 miligramos de sal y dos gramos de grasa saturada. Las verduras, en cambio, una o dos tazas no pueden tener ningún gramo de azúcares añadidos, y como máximo 230 miligramos de sal y sólo un gramo de grasa saturada. Por último, una o dos tazas de fruta tampoco pueden contener azúcares añadidos, más de 230 miligramos de sal, ni más de un gramo de azúcares añadido.
Respecto a las proteínas, 30 gramos tanto de carne como de marisco, frijoles, guisantes, productos de soja, nueces y semillas, así como un huevo no pueden tener nada de azúcares añadidos para que se considere un producto saludable. Todos estos grupos de alimentos no pueden sobrepasar los 230 miligramos de sal y los dos gramos de grasa saturada, menos los dos últimos grupos que tienen que limitarse a sólo un gramo de grasa saturada.
Cambios relevantes
De esta manera, según la propuesta de la FDA, las frutas y verduras serían calificadas automáticamente como "saludables" debido a su perfil de nutrientes y su contribución positiva a una dieta saludable en general.
Algunos ejemplos de alimentos que actualmente no son elegibles para recibir la declaración "saludable" según la definición reglamentaria existente en Estados Unidos, pero que sí lo conseguirían según la definición propuesta por la FDA son los aguacates, nueces y semillas, el pescado con alto contenido de grasa, como el salmón, y ciertos aceites. En cambio, los productos que actualmente se consideran "saludables" que se quedarían fuera de la definición propuesta son el pan blanco, el yogur altamente endulzado y los cereales altamente endulzados. El desayuno por referencia de Celine.
Un Nutri-Score a la americana
Además, la agencia alimentaria estadounidense ha anunciado que está desarrollando un símbolo gráfico que los fabricantes de alimentos procesados podrán utilizar para señalar sus productos como saludables cuando estos cumplan los nuevos requisitos fijados por el Gobierno, y una nueva etiqueta nutricional que deberá ir en la parte frontal y no, como sucede ahora, en la parte posterior o lateral. El nuevo sistema nutricional propuesto por la FDA constará de símbolos fácilmente identificables por los consumidores, como “una clasificación por estrellas o un sistema de semáforos”.
En el caso europeo, la normativa obliga a incluir la información nutricional de los alimentos desde el año 2011, lo que incluye tanto la tabla de información nutricional como la lista de ingredientes y sus porcentajes. Sin embargo, la Comisión Europea admitió que no todo el mundo podría entender bien esos datos, por lo que propuso añadir información complementaria en la parte delantera de los envases. España ya incluye esta modificación desde 2021, al utilizar el sistema Nutri-Score para indicar si los alimentos son saludables o no, de manera sencilla.