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La publicidad a lo Netflix de Fripozo para promocionar sus productos poco saludables
Esta compañía, propiedad del Grupo Fuertes, ha colocado una gran lona en el centro de Madrid y alude sin decirlo explícitamente a la compañía de streaming
En pleno centro de Madrid, en una esquina de la calle Atocha junto al metro Antón Martín, una enorme lona reclama la atención del viandante. Sobre un fondo negro aparece el nombre de Fripozo en letras rojas, bajo las cuales se leen dos frases: “Vamos a seguir compartiendo” y “consigue tu cuenta compartida gratis en fripozo.com”. Se trata de una alusión muy clara a Netflix. Aunque Fripozo evita dar el nombre de la compañía streaming, aprovecha la polémica suscitada por el fin de las cuentas compartidas.
Fripozo es una empresa propiedad del Grupo Fuertes (un gigante de alimentación cuyo buque insignia es El Pozo) que vende alimentos congelados con cierto aire americano. Algunos, de hecho, parecen sacados de la carta del KFC. La intención de la acción publicitaria es promocionar su marca arguyendo que, a diferencia de lo que hará Netflix, sus productos se podrán seguir compartiendo.
Tarjetas regalo para disfrutar de Netflix
La empresa ha sorteado 20 tarjetas precargadas de 100 euros “para seguir disfrutando de tus series”. En las bases legales se especifica que esas tarjetas no podrán canjearse en cualquier plataforma, como HBO Max o Amazon Prime Video, sino únicamente en Netflix, que es de la que han copiado por unos días el estilo y el color. Además, Fripozo deja claro que “la presente promoción no está avalada por compañías ajenas”.
“Lo que buscan es aprovechar el tirón de la polémica de Netflix en su propio beneficio. Hasta cierto punto, Netflix se lo puede tomar como quiera. Y en cierto modo es parecido a lo que ocurrió con la canción de Shakira, que nombraba diferentes marcas como Casio, y a estas les benefició porque se habló más de ellas”, explica Ana Jiménez Zarco, profesora de los Estudios de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
“Aunque sea por curiosidad, la primera búsqueda la haces”
A juicio de esta experta, lo más importante para Fripozo con esta acción es ganar notoriedad y generar tráfico. “No deja de ser un regalo de bonos, así que quizá se interesen personas jóvenes. No creo que alguien mayor vea la publicidad y se meta en Google a buscar qué es Fripozo, pero un joven sí. Y, aunque no se inscriba en la promoción, ya ha hecho clics y se ha enterado de quiénes son estos”, arguye. “Crecen en tráfico y posicionamiento. Sin aludir directamente, consiguen aludir. Aunque sea por curiosidad, la primera búsqueda la haces”, añade esta profesora.
Al hacer esa búsqueda por curiosidad, un consumidor encontrará la información sobre los productos y las recetas. En cambio, no hay tantos datos sobre la procedencia de los ingredientes. Y es que el Grupo Fuertes posee algunas de la macrogranjas porcinas más contaminantes de España, donde los animales permanecen hacinados en pésimas condiciones, tal y como contó este medio.
Porcentaje de pollo
Además, puede que los productos de Fripozo sean idóneos para compartir, pero eso no los convierte en saludables. Por ejemplo, los crunchy de pollo con salsa barbacoa tienen cierta trampa: la bolsa, de color negro, explica que es un producto “american style”, e incluye incluso un dibujo de la Estatua de la Libertad. Preside el envase una imagen del propio alimento, una suerte de bolitas de pollo rebozado de aspecto atrayente y crujiente.
Fripozo dice que es “100 % pechuga de pollo”, lo cual resulta un tanto engañoso: ¿el fabricante se refiere a que el alimento solo lleva pechuga de pollo, o a que no está mezclada con otras carnes? Lo cierto es que, al girar el paquete y consultar la información nutricional, el consumidor lee que los crunchies solo tienen un 40 % de pechuga de pollo.
Alto contenido de sal
El segundo ingrediente más presente en este producto es el agua, seguida de la masa para empanar. Por cada 100 gramos de producto, los crunchies contienen 8,3 gramos de grasas, 6,3 gramos de azúcares y 1,6 gramos de sal. Según la Organización Mundial de la Salud, cada adulto debería consumir menos de 5 gramos de sal al día, lo que significa que, con una sola ración de 200 gramos de este alimento, ya habría consumido casi dos tercios de esa cantidad recomendada.
Algo similar ocurre con las tiras de lomo de cerdo sureño, donde el porcentaje de lomo de cerdo tampoco llega a la mitad (48 %). Igualmente, en las patatas rancheras con bacon y queso. El porcentaje de bacon es razonable (un 26 %), pero el queso es en realidad un preparado lácteo a base de queso, donde el queso en sí representa solo un 25 %. El resto son grasas vegetales de palma y girasol, margarina, proteínas de leche, sólidos lácteos en polvo y otros compuestos.
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