“No hay magia en la magia, todo está en los detalles”, decía el cineasta Walt Disney. Y eso es exactamente lo que ha hecho el proveedor de las Aceitunas Chupadedos de Mercadona, Totaler Aceitunas Guadalquivir, añadir un detalle a su envase. Para algunos consumidores tal vez pase desapercibido, pero para otros marca la diferencia y hace que el producto arrase --se venden más de 8.000 unidades diarias--. De hecho, hasta los ecologistas elogian dichos recipientes. ¿Qué tienen de especial?
Se trata de un bote de vidrio, hasta aquí nada nuevo, con una capacidad de 980 gramos, una tapa hermética de rosca y las medidas --mililitros y onzas líquidas-- grabadas en el lateral. Aunque pueda parecer un detalle sin importancia, ni Carrefour ni Lidl, por ejemplo, disponen de este tipo de envases que muchos consumidores de Mercadona coleccionan. “Adoro estos botes”, expone a este medio Cati, una clienta que, una vez disfrutadas las Chupadedos, da diversos usos al envase reutilizable.
Un bote para toda la vida
“¿Quién no tiene de estos botes de Mercadona en casa? Yo tengo como tres o cuatro”, comenta Borja en Twitter. “Yo los reutilizo para guardar arroz, lentejas, garbanzos, macarrones, tomate casero y azúcar”, explica Cati, quien asegura que siempre tiene alguno más de reserva “para lo que surja”.
“Yo tengo unos cuantos como tú. Todo un descubrimiento”, coincide Beatriz, quien explica que, tras comerse las aceitunas, si se le quita la etiqueta y se lava el envase, queda un frasco estupendo para almacenar alimentos mientras se reutiliza el envase. “Me gusta mucho la idea, pero me cabrea que no sean números redondos”, comenta Jorge, entre risas, sobre las medidas que aparecen en el costado (220 ml, 420 ml y 620 ml).
Más barato y más sostenible
Las Aceitunas Chupadedos de Mercadona también están disponibles en los típicos envases metálicos, que son de 185 gramos (escurrido) y cuestan 1,20 euros, o lo que es lo mismo, el kilo sale a 6,4 euros. En cambio, el bote de vidrio contiene 600 gramos (escurrido) y se vende por 2,80 euros, por lo que es bastante más económico --4,6 euros el kilo--.
“Es mucho mejor la opción de vidrio porque es un material más noble e inerte, cuyas tasas de reciclaje son mucho más altas que las de cualquier otro material”, expone el responsable de residuos de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas. Además, “la reutilización de los envases de vidrio es muy común. Tienen muchas vidas. Por todo ello, son aconsejables desde un punto de vista ambiental”, añade el especialista.
El contenido y el continente
El envoltorio, el continente, el envase, “ya no sólo sirve para mantener un alimento en buen estado, también juega un papel importante a la hora de seducir al consumidor y diferenciarse de la competencia”, destaca sobre las Chupadedos la experta en marketing Neus Soler.
“Valen la pena sólo por el bote”, comenta Asun en Twitter. Una opinión que comparten otros clientes: “Soy un friki de estas cosas. Ahora sólo pienso en ir a buscar estas aceitunas”, apunta José. “Si a la gente le parece atractivo porque puede reutilizarlo, ¿qué más se puede pedir?”, opina Fernando Gómez, autor del libro Vivir sin plástico y referente del residuo cero.
Subirse a la ola circular
Según la experta en marketing, con este envase “la marca quiere sumarse a la tendencia de la economía circular”, que consiste en darle una segunda vida a las cosas. Además, entre finales de 2022 y principios de 2023, “todos los supermercados de más de 400 metros cuadrados deberán tener una cuota del 20 % que incluya alimentos sin embalaje, a granel, o en envases reutilizables y rellenables”, explica Arribas.
Por este motivo, más allá de para almacenar los alimentos en la despensa, interesa tener envases reutilizables para ir a hacer la compra y eliminar el consumo de plásticos de un sólo uso que acaban formando islas en los océanos.