Hay que remontarse hasta 1880 para encontrar el origen de Coca-Cola. Una bebida que, desde entonces, ha ido acumulando consumidores en todo el mundo. Se ha convertido en una de las marcas más populares tanto del siglo XX como del XXI. Su color, sus burbujas pero, sobre todo, su sabor han hecho que este refresco lo disfruten a diario millones de personas.
En su larga lista de colaboraciones, Coca-Cola ha sumado una muy cañera este 2023. Se trata de la nueva edición limitada que lanza la marca junto a Rosalia: Coca-Cola Zero Azúcares by Rosalía. Una de las cantantes más populares de los últimos años y la tradicional marca han unido sus fuerzas a favor de una iniciativa benéfica. Según explica la propia empresa estadounidense en la web, “todas las ganancias estarán destinadas a la Fundación Antonio Gala para transformar la vida de las personas a través de la música”.
Las diferencias con la Zero tradicional
Un solo vistazo es suficiente para apreciar algunas diferencias de esta edición y la versión Zero tradicional. La de la cantante catalana viene embotella en una lata más alargada que las del resto de productos de la marca. En este caso, la multinacional americana se ha decantado por el color rosa y negro para el diseño de la lata. Algunos de los símbolos más populares del disco Motomami aparecen en la parte oscura del envoltorio. El rojo corporativo de Coca-Cola es casi inapreciable. Se limita a figurar bajo el nombre de la artista.
Ambos refrescos contienen los mismos ingredientes exceptuando un edulcorante: la sucralosa. Está presente solo en la Coca-Cola de Rosalía. Otra ligera diferencia recae en la cantidad de sal y calorías. La convencional indica que contiene un 0,02 gramos de sal en 100 mililitros y una caloría por cada lata de 330 mililitros. La edición con Rosalía tiene 0,01 gramos de sal en 100 mililitros y dos calorías por cada 330 mililitros.
Más cara y en un solo formato
Otra diferencia entre la Coca-Cola Zero tradicional y la versión de Rosalia recae en el precio. Mientras la primera cuesta alrededor de 80 céntimos en el formato de lata, la segunda asciende a 95 céntimos. La convencional puede encontrarse en más formatos como en botellas y se puede adquirir en la gran mayoría de tiendas de alimentación, tanto de nivel local como nacional.
La de la cantante catalana, en cambio, solo se vende por unidades sueltas. Tampoco es posible encontrarla en cualquier punto de venta físico. Tras buscarla en tiendas físicas de Mercadona, Dia o Jespac, Consumidor Global solo la ha podido comprar en el supermercado de El Corte Inglés.
Importancia de la sucralosa
Juan Revenga, nutricionista, explica a Consumidor Global qué supone la existencia de este edulcorante en cualquier bebida: "La sucralosa es un edulcorante más". "La incorporación de sucralosa en la Coca-Cola by Rosalía puede haber sido una decisión de sabor para atraer a ciertos consumidores", apunta Roger Vilageliu Dietista-Nutricionista de Menja Sa.
Revenga ya advierte de que el poder edulcorante de la sucralosa “es brutal”. Tanto Revenga como el experto de Menja Sa coinciden en que es mejor no tomar este tipo de bebidas. El primero de ellos argumenta que "los refrescos nos alejan de los patrones saludables. Su consumo se relaciona con malos hábitos alimenticios y nos alejan del agua". El segundo afirma que ninguna Coca-Cola es recomendable por dos razones fundamentalmente: “La cantidad de azúcar en el caso de la clásica y la cantidad de ácido fosfórico y edulcorantes”.
"Falso reclamo healthy"
En los últimos años, la moda de lo saludable ha cobrado mucha fuerza. La promoción de un estilo de vida saludable ha calado en la sociedad. Cada vez es más común que las marcas adapten sus productos para que sean healthy (o, al menos, que lo parezcan). En el caso de la Coca-Cola Zero, "la única ventaja que tiene respecto a la convencional es que tiene menos calorías", señala Pedro Jesús Cuestas, profesor de Marketing y Director del Máster de RSC de UMU a Consumidor Global.
"La bebida se apoya en un falso reclamo healthy", manifiesta el experto. "Los edulcorantes no son más sanos que el azúcar", afirma el nutricionista Juan Revenga. Lo que existe es "una conciencia en los consumidores si no lleva azúcar", tal y como explica Cuestas.
¿Reputación o llegar a un público más joven?
Es evidente que la colaboración de la cantante con la marca tiene capacidad para viralizarse por diferentes medios. "Normalmente, cuando se hacen estas alianzas de marcas, lo que suelen buscar es llegar a los consumidores que no forman parte del grupo de sus seguidores fieles", explica Cuestas.
"En nuestra generación Coca-Cola está mucho más metida en los hogares. Las generaciones más jóvenes están menos habituadas o las marcas de refrescos tardan más en llegar a ellos", expone el especialista. Esta colaboración entre la artista española y la marca americana tiene un fin benéfico. En estos casos, el experto detalla que el objetivo suele ser "la reputación".
La experiencia de Consumidor Global
Un sorbo basta para que los paladares de bebedores asiduos de Coca-Cola aprecien las diferencias. La mayoría de ellos, son capaces de distinguir entre la original, la zero, la zero-zero e incluso, saben cuándo se trata de otra marca. La bebida de la cantante catalana no ha gustado entre los catadores, bebedores habituales tanto de la versión original como la tradicional Zero azúcares. Todos ellos coinciden en que tienen un sabor parecido a la vainilla: "Es un mix entre el batido de vainilla y la Coca-Cola", destaca uno de ellos a este medio. "El sabor Rosalía es muy empalagoso", afirma otro. "Demasiado dulce, no parece Coca-Cola Zero", apunta otro.
Las críticas van más allá por parte de estos catadores. Ni siquiera la identifican con la marca: "No es Coca-Cola", "solo tiene de Coca-Cola el color", "si te gusta la Coca-Cola, esta no te gusta", "es de todo menos Coca-Cola". Tampoco consiguen identificar bien el sabor: "Me recuerda a algo, pero no sé a qué", "sabe rara". Para estos bebedores habituales del refresco, la nueva edición les parece "infantil" o, en algún caso, "asquerosa", incluso, la consideran una "estafa". Todos ellos tienen claro que no la pedirían. Además de ser "muy dulce", "deja durante mucho tiempo el regusto", zanja uno de los catadores.