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Las patatas de bolsa de Albert Adrià: ¿dignas de un chef que fue estrella Michelin?

Los productos ‘premium’ del cocinero se venden en El Corte Inglés, en internet y algunas tiendas gourmet a un precio muy por encima de la competencia

Núria Messeguer

Las patatas fritas La Cala / CG

El vermut de los domingos sabe mejor con unas patatas como acompañamiento. La mezcla perfecta. Un capricho gastronómico patrio y un producto nacido a más de 7.000 kilómetros, cruzando el Atlántico. Las patatas son un imprescindible en multitud de supermercados y tiendas. Algunas incluso dicen saber a aperitivo y llevan el sello de chefs galardonados con una estrella Michelin. Es el caso de La Cala de Albert Adrià. Tienen un precio de 2,90 euros y se venden en El Corte Inglés y algunas tiendas gourmet o bodegas. 

Fabricadas por la empresa Rubio –como las patatas de Belén Esteban–,  este producto tiene  un sabor contundente, muy avinagrado. Algunos las podrían comparar, con sus diferencias, con  las Lays Vinagreta o  las Campesinas. Pero, ¿son mejores estas patatas de autor? 

Las patatas fritas La Cala de Albert Adrià / CG

Las patatas de Albert Adrià

Albert Adrià forjó su trayectoria profesional como chef en El Bulli, donde se encargó primero de la repostería y posteriormente del área de creatividad del restaurante. Tras su cierre, Adrià abrió varios locales en Barcelona –la mayoría cerrados– y también creó una línea de productos gourmet, bajo el nombre de La Cala. Su objetivo era crear una marca de conservas de prestigio, llevar un paso más allá el vermut tradicional.  

El catálogo de La Cala es amplio y variado. El paquete, de color azul marino, es más grueso de lo habitual. Pero si algo llama la atención del packaging es el protagonista del mismo. En blanco y negro, un hombre –cuya identidad no ha sabido descifrar ni la empresa Rubio–  aparece en la parte frontal de estos chips, ofreciendo una sonrisa al consumidor. 

Las patatas fritas La Cala de Albert Adrià / CG

¿A qué saben estas  patatas gourmet? 

Tras abrir la bolsa, el olor que emana de la misma es fuerte, intenso, pero no molesto. Más bien, invita a probar su contenido. Tienen un color anaranjado fuerte, un tamaño considerable y un grosor mucho mayor que otras chips de bolsa.  

Son crujientes, rompen en la boca, y su textura recuerda a las patatas de churrería. Tiene un sabor muy avinagrado de primeras, con un regusto a pimentón. Para Rubio, sí son una patata dignas de un chef galardonado. “Se cocinan en sartenes al estilo tradicional, contamos con ingredientes simples y de calidad y empleamos un envase especial que mantiene las patatas crujientes”, corroboran. Según fuentes de la empresa, sus chips son capaces de “satisfacer a los paladares más exigentes”. 

Análisis nutricional del producto de  La Cala

El producto La Cala de Albert Adrià sabor vinagreta y pimentón tienen 519 kilocalorías por cada 100 gramos, 33 gramos de grasas –de las cuales 8,19 gramos son saturadas–, 1 gramo de azúcar y otro de sal. Sus ingredientes principales son: patatas, aceite de girasol, aceite de oliva, aroma sabor aperitivo y aroma de especias. 

A juicio de Carlos Palomo, nutricionista en la consulta VitaSane de Sevilla, pese a que es un producto frito industrial, y que su consumo debe ser muy moderado, “poseen una composición nutricional buena, tiene pocos ingredientes y lo que incluye son de calidad”. El especialista añade que el hecho de que estén fritas con aceite de oliva y aceite de girasol mejora la calidad del producto y hace que “sean muy correctas”. 

Las patatas fritas La Cala de Albert Adrià / CG

Patatas Lays vs. La Cala

Las patatas La Cala pueden recordar a las Lays sabor vinagreta, aunque las de Adrià tienen más sabor a vinagre.. “Las Lays tienen menos calorías que las de La Cala, pero eso es insignificante en este caso”, señala Palomo. Según él, esto pasa porque no contienen tanto aceite y, por lo tanto, la cantidad de grasas es inferior. 

“Las Lays campesinas tienen el azúcar como uno de sus principales ingredientes, aparte de incluir aceites de maíz y girasol que son grasas de mala calidad”, corrobora el experto. De hecho, Palomo es muy claro y directo en su veredicto: “sin lugar a dudas las de La Cala son mejores”.