Ni las ovejitas ni la música relajante de fondo…ni siquiera la mente en blanco, y mucho menos medicación. La solución para poder dormir a pierna suelta es más sencilla: tomarse un buen vaso de leche calentito. Este remedio, aunque pueda parecer el típico que cuentan las abuelas a sus nietos, tiene fundamento científico: la presencia de péptidos de caseína como inductor del sueño.
Un equipo de investigadores de la Escuela de Ciencias e Ingeniería de los Alimentos de la Universidad Tecnológica del sur de China ha publicado en ‘Journal of Agricultural and Food Chemistry’ el hallazgo de la molécula somnífera de la leche tibia.
Efectos ansiolíticos
Este grupo de científicos, que conocían el triptófano, sabían que una mezcla de péptidos (moléculas formadas por aminoácidos) de la leche, conocida como hidrolizado tríptico de caseína (CTH), alivia el estrés y mejora el sueño. Sin embargo, profundizando, han identificado unos péptidos específicos en esta mezcla que, según consideran, podrán usarse para crear remedios naturales para el sueño.
Aunque las benzodiacepinas se suelen recetar contra el insomnio, hay que tener cuidado con ellas por sus efectos secundarios y los problemas de adicción que causan. Estos sedantes activan el receptor GABA, una proteína del cerebro que suprime la señalización nerviosa. Los investigadores han descubierto varios péptidos naturales que, unidos al receptor GABA, tienen efectos ansiolíticos y mejoran el sueño. Dentro de la mezcla de péptidos nombrada antes existe un péptido específico, el a-casozepina (a-CZP) que podría crear estos efectos.
Un sueño un 400% más largo
Al comparar los péptidos, comprobaron que el CTH posee mejores propiedades para mejorar el sueño que el a-CZP solo. Esto les llevó a pensar que existen más péptidos promotores del sueño.
Al analizar los péptidos bioactivos liberados del CTH durante la digestión gástrica para determinar su unión al receptor GABA y su capacidad para cruzar la barrera hematoencefálica, presente en el cerebro, descubrieron que el péptido IYPVEPF conseguía dormir más rápidamente a un mayor número de sujetos, y con una duración del sueño un 400% mayor que el resto del grupo de control. Un vaso de leche templado tiene mucha ciencia…y poder sobre nuestro sueño.