Cada céntimo cuenta. Todo está de oferta y los precios son tan bajos que resultan hasta sospechosos. Descuento, promoción y chollo son las palabras más repetidas en los lineales de estos supermercados versión outlet donde los clientes pueden encontrar gangas y los alimentos tienen una segunda oportunidad.
Están a medio camino entre el clásico todo a cien, un bazar con productos que llegan hasta el techo, y los supermercados convencionales. Son el paraíso de los cazadores de oportunidades y están repartidos por toda España. Ofrecen alimentos cuya fecha de consumo preferente está cerca de vencer. “El último día los vendemos a un céntimo simbólico o incluso gratis”, expone a Consumidor Global Iñaki Espinosa, director general de la cadena madrileña Sqrups. También venden excedentes y productos con errores en el etiquetado. Otros, como Primaprix, se centran en buscar ofertas y promociones de otros distribuidores y revender el producto a un precio de infarto. Algo que el consumidor valora ahora más que nunca.
‘Outlets’ como setas
La cadena de nombre impronunciable Sqrups, especializada en restos de stock, productos descatalogados y alimentación con fecha a corto plazo, ha abierto nueve tiendas desde el inicio de la pandemia y ya cuenta con 50 establecimientos en la península. “Si te puedes ahorrar unos euros comprando un producto que está al límite de la fecha de consumo, casi nadie lo rechaza”, apunta Emili Vizuete, profesor de Economía y experto en comportamiento del consumidor de la Universidad de Barcelona, quien opina que, debido a la enorme rotación de producto, este tipo de venta genera una necesidad y una mayor recurrencia de compra. “Es lo mismo que hizo Zara cuando empezó. Tiene los productos de temporada 15 días y después desaparecen. Eso hace que quieras ir a ver lo que hay”, añade Vizuete.
Los productos de regalo más típicos de un bazar han reducido sus ventas y “se han duplicado las de alimentación e higiene”, explica Espinosa sobre cómo ha redirigido Sqrups su modelo de negocio hacia estos sectores --prácticamente el 100% de las marcas con las que trabajan son españolas-- debido a la creciente demanda de su clientela.
A precio de derribo
En esta cadena de outlets se pueden comprar cuatro magdalenas Martínez por 50 céntimos de euro, Donettes a mitad de precio, pan Bimbo por 1 euro, Schweppes premium por 35 céntimos y todo tipo de productos de limpieza e higiene personal con enormes descuentos, entre otras muchas referencias. “Ofrecemos calidad a precios muy bajos. En nuestras tiendas te sientes como cuando viajas a determinados países y te crees rico. Aquí puedes coger lo que quieras sin miedo”, asegura Espinosa, quien explica que no venden alimentos infantiles porque no tenían salida.
El importe medio de los productos de Sqrups es de 80 céntimos y el tíquet medio está entre 5 y 6 euros. “Hay gente que lo está pasando muy mal y es más sensible al precio. Por eso los productos que tienen un descuento por estar cerca de su fecha de consumo preferente tienen tanto mercado”, apunta Vizuete. Una práctica que también empiezan a llevar a cabo la gran mayoría de supermercados con áreas delimitadas y productos a precios muy reducidos.
La competencia
Otro de los supermercados tipo outlet que más ha crecido es Primaprix, que cuenta con 120 tiendas --40 abiertas desde la llegada de la pandemia-- en las que ofrece primeras marcas con descuentos que van del 20 al 70 %. Aunque en este caso no juegan con fechas de consumo cortas, sino que "viajamos por toda Europa a la caza de oportunidades provenientes de excedentes de fabricación, liquidaciones de stock, promociones o productos con cambio de diseño de envase", expone David Pinel, director de marketing de Primaprix. También han surgido numerosas aplicaciones móviles para luchar contra el desperdicio alimentario tanto en tiendas como en restaurantes o panaderías, entre las que destacan WeSaveEat y Too Good To Go.
“Se trata de una moda que ha venido para quedarse, ya que todo el mundo piensa en montar outlets y ofrecer un segundo mercado a sus productos”, sentencia Vizuete.