Al retirar el envoltorio de motivos animalescos, un dulce olor a infancia y a patio de colegio se cuela por la nariz, viaja al cerebro y desciende después hasta el corazón para evocar recuerdos de tiempos felices. Parece un sueño, pero la realidad es que el camino en busca del Jungly perdido es una quimera que pone a prueba la paciencia del nostálgico de turno.
“No me quedan. Vuelan en cuestión de minutos”, es la respuesta más frecuente de los empleados de Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés y otros establecimientos que venden la icónica tableta de chocolate que Nestlé ha vuelto a lanzar al mercado tras cinco años de ausencia: la Nestlé Jungly. “Tengo lista de espera”, sugiere otra tienda sobre la notoria falta de stock. Mientras, en voz baja, una dependienta confiesa: “Me quedan tres tabletas, pero las tengo guardadas. Te puedo dar una porque a mí no me gusta, pero me las han pedido”. Sin embargo, unos minutos después, vuelve la empleada con una sonrisa y se lamenta: “Me los han birlado. Nos llegan a cuentagotas los martes, jueves y sábados por la mañana. Si vienes entonces, quizá tengas más suerte”. Es la tableta de chocolate más deseada del momento y va camino de convertirse en el papel higiénico de 2021.
La ley del deseo
“Si el acceso al producto es limitado y hay sensación de escasez, al dosificar la entrega fomentan la sensación de exclusividad en el cliente”, explica Ana Jiménez, directora del programa de marketing digital de la UOC, sobre el fenómeno del chocolate Jungly. “Es poco creíble, en el caso de Nestlé, que no tengan la capacidad de fabricar más unidades”, añade. La experta asegura que las marcas suelen limitar la oferta de determinados productos para hacer crecer el deseo en el consumidor.
Si a esto le sumamos que una legión de golosos llevaba más de dos años exigiendo el retorno de Jungly en redes, el éxito está asegurado. “Me recuerda a lo que hizo Bimbo cuando recuperó sus pastelitos de los años 80: el Tigretón, el Bony y la Pantera Rosa. Lo llamó sistalgia y es un tipo de marketing muy sensorial que, a través del tacto, el olor y el gusto, rescata un recuerdo feliz”, apunta Jiménez.
Chocolate a precio de caviar
La ley de la oferta y la demanda, en este caso controlada por Nestlé, ha hecho que este producto en cuestión sea difícil de encontrar en los supermercados y esté caro en las plataformas online. En Amazon, por ejemplo, la tableta estándar de 125 gramos de Nestlé Jungly se vende por un precio que oscila entre los 4 y los 7 euros, cuando su precio real ronda el euro y medio.
En eBay el asunto es más sonado todavía. Allí se venden desde los míticos cromos de animales --por 15 euros-- que venían en el interior de la tableta y ya no se fabrican, hasta cajas antiguas de la chocolatina con estas tarjetas por 100 euros. También hay pujas por tabletas Jungly que parten de los tres euros --el doble de su precio real--.
Una bomba de azúcar
“Más de la mitad de la tableta de Jungly es azúcar”, advierte Ana Amengual, nutricionista y autora del libro Pon orden en tu cocina, sobre la composición de la chocolatina de Nestlé. En concreto, cada tableta contiene un 52 % de azúcar y 664 kilocalorías. “Lo que lleva es adictivo porque produce una hormona que genera una sensación como de felicidad. Cuando el azúcar sube, te hace sentir genial, pero luego hace un bajón muy fuerte y te desestabiliza emocionalmente”, añade.
Además, el segundo ingrediente mayoritario de la tableta más buscada del mercado es manteca de cacao, es decir, grasa de cacao. “Es un producto que no deben consumir ni los niños ni nadie porque es un ultraprocesado, azucarado y con aceite de palma. Como mucho una o dos onzas a la semana, de forma esporádica y en pequeñas cantidades no es nocivo para la salud, pero hay infinidad de opciones más saludables”, aconseja Amengual, quien añade que el cacao puro en polvo o las tabletas que tienen un 70 % de cacao suelen contener entre un 5 % y un 15 % de azúcar, sin duda una alternativa menos dañina para el organismo y más fácil de encontrar.