El espárrago es uno de los alimentos más nutritivos que hay. Su temporada empezó con la llegada de la primavera, a finales de marzo, para regocijo de las mesas españolas, de los cocineros y de los agricultores. Sin embargo, estos últimos recuerdan que, como sucede con otros productos (desde la naranja hasta productos más exclusivos, como el caviar), algunos productores mienten sobre el origen del espárrago: no siempre es tan español como parece y la etiqueta da buena muestra de ello.
Cuando se compra fresco, es decir, un manojo, suele ser de aquí. Pero las conservas de esta verdura a la venta en la mayoría de supermercados suelen venir de China o de Perú.
Espárragos extranjeros con menos controles
Adolfo López es el presidente de Hortisola, una empresa que produce espárragos verdes desde hace dos generaciones en Guadalajara. Este agricultor dibuja un panorama desolador: “En la campaña de este año nos ha perjudicado la tardanza en la producción, que ha provocado retrasos de 20 días de ventas. También nos machaca el incremento de costes tan bestial que sufrimos y, para rematar, notamos que el consumo se resiente. Se puede decir que la situación es desastrosa para el espárrago”, cuenta.
También pesan los competidores. López explica que “casi toda la conserva de espárragos viene de Perú o de China, cuando podría ser perfectamente producto español, un poco más caro, pero con unos estándares de calidad superiores”, opina. Cuando habla de calidad, no se refiere sólo al sabor: subraya que los productores españoles pasan controles muchísimo más estrictos, por lo que el producto es más saludable. En este sentido, las autoridades sanitarias europeas han rechazado este año algunos cargamentos de productos peruanos, como los aguacates y los espárragos, al detectar niveles de metales pesados y pesticidas por encima de lo autorizado.
La procedencia de China viene en letra pequeña
En este medio hemos visitado varios supermercados para comprobar dónde se cultivan, dónde se empaquetan y quién los distribuye. En Dia, el manojo de espárragos frescos tiene origen español, pero los de conserva (es decir, de bote) de su marca blanca, Vegecampo, vienen de China. Cuestan 1,50 euros. Para encontrar unos blancos de Navarra hay que pagar más del doble, 3,79 euros. Son también de Dia (de la gama premium Delicias de Dia, en concreto) y contienen la Indicación Geográfica protegida de Navarra.
También llaman la atención los espárragos en conserva de la marca Bujanda, con una etiqueta en la que predomina el color negro y el rosa y en la que aparece la frase “Desde 1989”. En la etiqueta aparece primero la dirección “Polígono Industrial El Ramal, Lodosa” (una localidad navarra) y después se lee “producto originario de China”. En los de Carretilla sucede lo mismo. La información “Producto originario de China” aparece en letras más pequeñas que otros reclamos como “Calidad extra”, o “Calibre muy grueso”. No obstante, desde la compañía apuntan que Grupo IAN y Carretilla "garantizan para sus espárragos una alta calidad, superior a la exigida por la legislación vigente —española y europea—, además de cumplir estrictamente con todos los controles en materia de seguridad alimentaria en todas sus plantas".
Una indicación en la etiqueta que no está muy clara
Además, desde Carretilla cuentan a este medio que la marca, en sus inicios, elaboraba sus espárragos en Navarra. No obstante, en los años 80, para poder "suministrar a nivel nacional un producto de la misma calidad a las grandes cadenas de distribución" e incrementar su producción, la compañía buscó alternativas. Primero probó en Andalucía y Extremadura, pero no consiguió la cantidad deseada. Después, tras una "exhaustiva búsqueda", los responsables encontraron las condiciones óptimas en Perú y luego China.
Por su parte, López admite que el tema del etiquetado “no está lo suficientemente claro”. Bajo su punto de vista, hay muchas marcas que confunden a los consumidores. “Pongamos el caso hipotético de una marca con nombre español, como La Navarra o algo por el estilo. Eso puede llevar al consumidor a pensar que es de allí. Lo que ocurre es que se especifica que el producto está envasado en España en un tamaño mucho mayor que las letras donde se dice que el origen del producto es China o Perú”, relata este agricultor.
Perú, China y hasta Etiopía
López también hace referencia a las condiciones laborales de los trabajadores que lo cultivan y lo recogen en China o en los países sudamericanos. Bajo su punto de vista, es necesario animar a mirar bien la etiqueta y consumir productos españoles, “porque es algo que nos beneficia a todos”. En Ahorramas, los espárragos de Alipende también son de China, pero lo especifican debajo de poner Calahorra (La Rioja), que es donde se envasan. Lidl y Carrefour siguen estrategias similares, aunque en sus supermercados también hay espárragos envasados con el sello rojo y blanco de la Indicación Geográfica Protegida de Espárrago de Navarra.
La triquiñuela es más flagrante en los espárragos de Conservas El Cidacos, donde la frase “producto originario de Perú” aparece después de “Autol – La Rioja”. Y llega al extremo en las yemas del “Espárrago blanco extra de Celorrio”, donde la información sobre la procedencia está, directamente, escondida. En la parte de la izquierda de la etiqueta se especifica, junto al peso, la dirección de la empresa (Calahorra, La Rioja); y hay que buscar a la derecha para leer “Producto de: ver tapa y/o envase”. Si aparece una CH, significa que viene de China, ET de Etiopía y PE de Perú.
“Fraude alimenticio”
Carlos García es uno de los responsables de Centro Sur, una cooperativa agroalimentaria de Huerto Tájar (Granada). García coincide con López en que la campaña se ha retrasado por las incidencias del clima. “El inicio para nosotros es clave, porque es donde podemos conseguir beneficios para nuestros socios. En marzo-abril, las campañas de otros países europeos aún no han comenzado, y es ahí donde podemos destacar. Pero, al retrasarse la campaña, han entrado players internacionales y el precio ha caído”, explica.
En Centro Sur hay espárragos todo el año, como explica este agricultor, “por lo que a veces nosotros también hacemos importación”. No obstante, García admite que con eso hay que ser claros. A la pregunta de si le consta que algunos productores confundan con el origen, responde con rotundidad: “Se hace, y es un problema, no se puede mentir sobre eso. Puede considerarse fraude alimenticio”, relata.
Iguales por fuera, pero diferentes por dentro
“Se supone que en la etiqueta hay que especificar el origen, pero algunos fabricantes la ocultan”, cuenta López. El truco consiste en reetiquetar el producto para que el consumidor, por mucho que mire la etiqueta con lupa, no descubra el engaño.
“Hay fabricantes que reetiquetan o que incluso lo venden como espárrago italiano, cuando no es así”, cuenta García. A nivel visual es muy difícil distinguir un espárrago nacional de uno chino o peruano “a no ser que seas un experto”, considera este agricultor. Pero sí hay diferencias de sabor, y, sobre todo, de seguridad alimentaria: “Nuestro producto no tiene nada que ver con uno de otro país de fuera de la Unión Europea porque los controles son mucho más estrictos”, recalca el agricultor.