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¿Por qué es más caro el café en grano que el molido en el súper?

Las grandes diferencias de precio entre ambas variedades son difíciles de justificar sin afectar a la calidad del producto

Ricard Peña

Granos de café tostados / PIXABAY

De paseo por los pasillos del supermercado es posible que alguien se pueda plantear por qué el café en grano, de la misma marca y de la misma variedad, es más caro que su versión molida. A simple vista, se podría pensar que tanto por peso total como por los procesos mecánicos que sufre, el kilo de café triturado debería de tener un coste similar e incluso mayor que las semillas enteras.

Sobre esta diferencia de coste, la empresa Jacobs Douwe Egberts, encargada de la distribución de un buen número de marcas de café para grandes superficies, como Marcilla o Saimaza, explica que el precio final de venta lo fijan los supermercados. “De esa forma pueden ofrecer ofertas o hacer planes de venta”, detalla a Consumidor Global. Sin embargo, las principales asociaciones de supermercados españolas prefieren no pronunciarse al respecto cuando se les pregunta por esto mismo. 

Diferencias de hasta un 79%

Como se puede comprobar en la tabla inferior, en todos los casos se aprecia una diferencia notable entre el precio del kilo de café en grano o molido. Es decir, que aquellos consumidores que compran el café en grano de las marcas más conocidas pagan más pese a que después deben triturarlo que quienes lo adquieren directamente molido. El caso con mayor disparidad de precios es del café Bonka trópico natural sostenible de Nestlé comercializado en El Corte Inglés (un 79% entre ambas versiones), mientras que el más similar es café La Estrella tueste natural de Alcampo (un 2,8%). 

¿Misma calidad?

Arnau Cunill, project manager de la startup Incapto Coffee, apunta a la calidad como el elemento nuclear a la hora de determinar esas diferencias. "El precio se mide por la calidad del café, no por los procesos que sufre hasta llegar al mercado", señala el emprendedor.

“El grano de café puede arrastrar impurezas o contar con ciertas imperfecciones por su recogida o tueste. Los granos que no acaban siendo uniformes o que son de peor calidad, se trituran y se venden como molido, así que ese puede ser el motivo de esta diferencia de precios”, añade.

Pérdida de sabor y aroma

Muy en la línea de Cunill se muestra Karen Quiroga, barista y experta del Grupo Dromedario, empresa dedicada a la importación y tueste del café en España. “Intuyo que al comprar café en grano se puede percibir con mayor facilidad si está roto o tiene algún defecto”, asegura.

Según esta especialista, el café se oxida en contacto con el aire y, una vez se golpea, tritura o pierde su cáscara, este proceso químico se produce el doble de rápido, lo que se traduce en una pérdida de aroma y sabor. Por tanto, aquellos granos más pequeños o que han sufrido algún problema durante la cadena de producción, serían más susceptibles de molerse. 

El tamaño sí importa 

Por su parte, desde Cafés Mateu apuntan que el tamaño del grano también puede ser un motivo para resolver el misterio: “Nosotros vendemos el café al mismo precio, sea en grano o molido. Lo que entiendo que puede pasar es que son diferentes números de criba, que es como reconocemos el tamaño de los granos. El grano que se vende suele ser de una criba 18, más grande y redondeado, mientras que el 16, más pequeño y menos vistoso, se podría usar para moler”, aseguran fuentes de la empresa. 

Aún así, el tamaño no afectaría a la calidad del producto y se trataría más bien de una cuestión estética. “Si esta diferencia implicara un cambio en su sabor o en su calidad, sería fácilmente reconocible en los controles de calidad e incluso por el consumidor habitual”, añaden desde Cafés Mateu.

¿Cuestión de volumen? 

Montserrat Prieto, secretaria general de la Asociación Española del Café, asegura que los procesos de producción y controles de calidad son totalmente rigurosos. “El café debe contar con una serie de características muy concretas para comercializarse, por lo que los cafés que se venden en grandes superficies tienen una calidad homogénea y se busca que sea así. Ninguna empresa se jugaría el prestigio por ahorrarse unos euros”, matiza.

Según el protocolo estándar, el café se cata por primera vez cuando se importa como fruto aún verde y después se vuelve a comprobar una vez tostado. “En todo caso, no correlacionaría el precio con la calidad del producto en sí, aunque podría deberse a su volumen total más que al peso”, concluye Prieto.