Cuenta la leyenda que un monje tibetano llamado Kombu obsequió al emperador Inkyo con un hongo. Los cocineros del palacio prepararon la bebida según las indicaciones del bonzo, y al mandatario le gustó tanto ese brebaje que Kombu se convirtió en el “kombuchista” de la corte. Pero la historia no acaba aquí. La bebida milagrosa se extendió a lo largo de todo el imperio chino, de ahí que el nombre de la kombucha traducido significa “té de Kombu”.
Eso sucedió en el año 414 a. de C. pero los hipsters californianos recuperaron la antigua pócima hace un par de años. “Hay una bebida en los refrigeradores californianos que la mayoría de los españoles no sabría reconocer. Puede verse en las manos de ejecutivos de Hollywood, en las toallas de la playa de Malibú o en el carro de la compra de cualquier hijo de vecino del barrio de Silverlake”, escribía Rocío Mesa en El País el año 2016. Con todo, la kombucha saltó el charco y sucumbió, incluso, a los paladares mediterráneos. En la actualidad, existen varias empresas nacionales que fabrican este refresco, es el caso de la Komvida, probablemente la más famosa y exitosa de todas. Por ello Lidl ha querido aprovechar este tirón y lanzar su propia kombucha a un precio imbatible: 1,49 euros. ¿Sabrá igual que la Komvida?
¿A qué sabe la kombucha?
Para quienes aún no hayan sucumbido a las bondades de esta bebida, decir que la kombucha sabe al aderezo con el que se condimenta. Es decir, si mezclas el hongo con limón y jengibre, sabrá a limón y jengibre. Sin trampa ni cartón. Eso sí, este té se distingue de los demás por contener gas.
No es equiparable al agua tipo Vichy o San Pellegrino, pero el gas de la kombucha es notorio en el paladar. La clave de su peculiar sabor se debe a una colonia simbiótica de bacterias y levaduras llamada scoby, con la que se hace la kombucha. Por eso tiene burbujas y es rico en probióticos.
Creer o no creer en la kombucha
“No la bebo por sus efectos curativos, simplemente porque me gusta y casi siempre durante el verano, que es cuando me apetecen más este tipo de refrigerios”, señala Erica Mestre, una férrea consumidora de kombucha de 26 años. Algunos estudios se atreven a afirmar que los microorganismos que viven en esta bebida pueden ayudar a combatir el cáncer, la diabetes e incluso el sida, pero ninguna de estas teorías ha sido probada científicamente.
“Yo creo que ni es una panacea, ni tampoco un timo. Aunque lleve unos años en el mercado europeo, sigue siendo un producto nuevo. Faltan estudios científicos para constatar sus propiedades”. Habla Álvaro Benito, tecnólogo de los alimentos y autor de la cuenta de alimentación inFoodmation. Roberto Vidal, nutricionista y creador del canal de Youtube El Coach Nutricional, es más crítico con este té y señala que “en esencia la kombucha es agua sucia muy cara”.
Komvida domina el mercado
Mientras realizaba la vuelta al mundo, Beatriz Magro descubrió este exótico brebaje en California. Fascinada por el sabor y convencida de sus milagrosas propiedades, Magro exportó la idea y montó Komvida --en el corazón de Extremadura-- junto a su mejor amiga, Nuria Morales. Hoy por hoy esta marca de té fermentado se puede comprar en superficies como El Corte Inglés, Hipercor, Carrefour, Ahorramás, Consum, Herbolarios Navarro y también en su propia página web.
Komvida es el caballo ganador en el mercado de la kombucha nacional. Venden el brebaje en botellas de cristal de 250 mililitros, aunque también las hay de 750 mililitros. Komvida ha desarrollado diversos sabores, pero las clásicas --té verde, jengibre y limón o frutos rojos-- son las que más se consumen. Con todo, el formato reducido cuesta 2,10 euros. Sin duda, un precio un tanto desorbitado por una bebida de 250 mililitros.
Komvida vs. Lidl
A diferencia de Komvida, Lidl solo dispone de dos sabores de kombucha, el de limón con jengibre y el de frutos rojos. La marca Solevita es la encargada de fabricar este té fermentado que, de la misma manera que la empresa extremeña, se vende en botellas de cristal de 250 mililitros. Asimismo, la de Lidl también cuenta con el sello de agricultura ecológica. ¿Su precio? 1,49 euros la unidad, es decir, 60 céntimos menos que las de Komvida.
La kombucha de Lidl huele fuerte, más que la extremeña, aun así en el paladar es suave. La de limón es dulce y fina, más que la de Komvida, que posee un sabor a jengibre muy marcado. No obstante, con la de frutos rojos, la del Lidl peca de insípida, no sabe a frutos rojos sino a una simple bebida fermentada.
Composición nutricional
En cuanto a composición, el nutricionista Benito destaca que “la kombucha de Lidl tiene menos azúcar que la Komvida”. En concreto, la de cadena de distribución alemana tiene 1,6 gramos de azúcares y 11 kilocalorías por cada 100 miligramos, mientras que la de Komvida alcanza 2,89 gramos de dulce y 16 kilocalorías. De este modo, la kombucha de este supermercado es más sana que la de la empresa extremeña. Aun así, la diferencia entre una y otra, tal y como incide el profesional, “es muy ligera”.
Asimismo, Benito concluye que “no se puede afirmar a ciencia cierta que la kombucha vaya a proporcionar beneficios en el organismo, pero yo creo que sí tiene algunas cualidades serán semejantes a las del té verde”.