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Dónde están las kombuchas más baratas del mercado
Esta bebida fermentada se puede encontrar en muchos lineales, pero los precios, tamaños e ingredientes varían bastante entre marcas
Bebida para hippies, sustitutivo perfecto del refresco, vuelta de tuerca del té… hace pocos años, el aterrizaje de la kombucha en España despertó pasiones y también algunos calificativos más o menos injustos. Hoy, la bebida está asentada y en el mercado existen gran variedad de marcas que beben del boom healthy para producir kombucha en nuestro país.
Por eso, rastreamos las opciones disponibles en los supermercados (y un poco más allá) y marcamos en rojo cuáles son las más baratas y las más caras. Si en 1971 era la Coca-Cola, ahora la kombucha It’s the real thing.
Las kombuchas fugaces de Lidl y Mercadona
Antes de pasar a enumerar las kombuchas baratas y caras disponibles en los súpers, es justo apuntar que Lidl sacó el verano de 2021 la suya. Este lanzamiento venía a confirmar que había interés en el gran público y que se podía apostar por ella. Su precio era imbatible: 1,49 euros, sensiblemente más barata que cualquier otra.
No obstante, actualmente no está disponible en su web. En Consumidor Global nos hemos desplazado a varios establecimientos de Lidl del centro de Madrid y tampoco la hemos encontrado. Trabajadores de la empresa cuentan que es una bebida estacionaria, que vendrá “de vez en cuando”. Algo similar ocurrió en Mercadona. Hacendado sacó su propia kombucha en 2018, pero después la retiró. Su precio era de dos euros. De vez en cuando, algunos tuiteros la recuerdan y el Community Manager de Mercadona les indica que “anota su interés” en recuperarla.
Víver Kombucha, en el top de las baratas
Víver Kombucha es una marca creada por dos jóvenes granadinos que descubrieron la bebida después de una estancia de cinco años en Chicago. Ofrecen cuatro versiones sin gluten y sin lactosa: sabor tropical (con piña y hierbabuena), sabor oceánico (con limón y espirulina), exótica (con fresa e hibisico) y, por último, la versión de cúrcuma y jengibre. Los fabricantes presumen de producto “kilómetro cero”, fabricado y envasado en Granada.
Las botellas son de 33 centilitros, lo que supone una diferencia importante respecto a sus competidores, que envasan bebidas de menor tamaño (generalmente de 250 mililitros). Cada Kombucha Víver cuesta 2,30 euros. En El Corte Inglés se pueden comprar tres versiones. En cuanto al apartado nutricional, las bebidas tienen unos 2,4 gramos de azúcares por cada 100 mililitros, en la línea del resto de marcas.
Komvida, una de las opciones más interesantes
Quizá la más famosa en España sea Komvida. En su web, el pack de 12 botellas de 250 mililitros cada una cuesta 23,60 euros, por lo que la botella saldría 2,19 euros. No obstante, en Alcampo es posible encontrarlas más baratas: el Kombujito (lima, limón y hierbabuena) cuesta 2,10 euros y la de frutos rojos por 1,98. En Carrefour, tanto esta versión como la de té verde y la de jengibre y limón están a la venta por 1,99 euros. Por ello, Komvida es una de las opciones más baratas del supermercado. En cambio, en Dia estas bebidas suben hasta los 2,20 euros.
“El precio en los establecimientos dependerá del tipo que sea y de las ofertas que tenga, así como de su política de precios. Aquí ya no entramos nosotras”, explica a este medio Pilar Magro, directora de comunicación de la empresa. Se trata de una opción muy asequible, pero con botellas más pequeñas que de las de Víver. Ambas marcas, eso sí, envasan sus líquidos en vidrio.
Los ingredientes que debe llevar una buena kombucha
Magro detalla que la kombucha auténtica “se hace con agua, té verde ecológico, Scoby (simbiosis de bacterias y levaduras) y azúcar de caña ecológica. En el proceso de fermentación que tiene lugar, el Scoby consume el té y el azúcar casi en su totalidad dando lugar a esta bebida tan deliciosa”. Así, el azúcar que queda es residual, no añadido. “Nosotras hacemos Komvida desde nuestro pueblo, Fregenal de la Sierra, de manera artesanal y siguiendo la receta milenaria”, agrega.
A la hora de fermentar, el azúcar pasa a ser ácido glucónico y glucurónico, según la experta, sustancias responsables de las propiedades antioxidantes que se le atribuyen a la kombucha, “además de otras, como mejorar la absorción del hierro y el calcio”. En cuanto al apartado nutricional, los porcentajes varían según el tipo. La de frutos rojos tiene 2.05 gramos de azúcares, mientras que la de jengibre y limón ecológico sólo tiene 1,65 g de ese ingrediente.
Opciones poco saludables que se cuelan en el mercado
Patry García, creadora digital e influencer foodie que suma más de 34.000 seguidores en su Instagram, cuenta a este medio que el azúcar en la kombucha nunca debe ser añadido. Ella se declara consumidora (“tres o cuatro a la semana”) y asegura que su marca favorita es Komvida. “He probado otras y no me han gustado tanto”, argumenta. Subraya sus burbujas naturales, asegurando que “no le meten gas aparte”, el hecho de que no esté pasteurizada y su fabricación artesanal.
“La kombucha, comparada con una Coca-Cola, es una pasada”, cuenta, aunque reconoce que, por supuesto, “no es la panacea”. Con todo, García admite que en el mercado “hay mucho tocomocho” y fabricantes que se suben al carro para producir productos que no son realmente saludables.
Carpe Diem y Vitae
Entre las más cómodas para el bolsillo también está Carpe Diem, fabricada en Austria. La botella de medio litro cuesta en El Corte Inglés 2,48 euros, es decir, casi el mismo precio que una de Komvida por el doble de cantidad. No obstante, también tiene más azúcar que el resto, con 5,5 gramos por cada 100 mililitros.
Si lo que se busca es una kombucha de proximidad con gran calidad, la respuesta es Vitae. Rogeli Gómez, uno de los fundadores de la empresa, cuenta a Consumidor Global que, en los establecimientos, cada una de sus botellas cuesta en torno a tres euros. En la web, el pack de ocho botellas de 250 mililitros cuesta 23,60, por lo que cada una saldría por 2,95 euros.
“100% kombucha” con agua volcánica
“Nuestra marca es 100% kombucha y el resto de marcas no pueden decir lo mismo”, opina Gómez. Según el experto, las mayores dificultades a las que se enfrenta el producto es que carece de regulación, y eso provoca que haya “infiltrados” que “llaman kombucha a cualquier cosa”. Tal y como detalla el fundador, “hay auténticas barbaridades” que recurren al zumo o a la simple agua con gas. Ellos tienen nueve variedades y el nivel de azúcar varía en función de cada una. La de limón y jengibre, por ejemplo, tiene 1,9 gramos de azúcares por cada 100 mililitros, mientras que la de manzana y canela sube hasta los 3,5 gramos.
El responsable de Vitae justifica que la suya sea más cara que otras por la calidad de los ingredientes. Entre ellos, llama la atención el agua. “La nuestra no es agua corriente filtrada, sino agua de origen volcánico, que sólo se encuentra en un sitio de la península: el manantial de Sant Aniol, en Cataluña”, explica Además, su proceso de elaboración es más lento, de unos 20 días, lo que repercute en el coste final. “No buscamos tanto volumen, sino algo bien hecho”, defiende Gómez.
Flax&Kale, Voelkel y The Gutsy Captain
Flax&Kale es otra empresa de kombucha catalana, creada por el hijo de los fundadores del primer restaurante vegetariano de Lleida. De casta le viene al galgo, dicen. Tanto en El Corte Inglés como en los supermercados BM se pueden encontrar sus cuatro versiones por 2,95 euros. No obstante, el tamaño de las botellas es mayor que el de las de Vitae, Komvida o Víver: 40 centilitros, que la convierten, en realidad, en una opción económica.
Finalmente, hay otras marcas minoritarias que no están disponibles en muchos supermercados, sino en herbolarios, establecimientos locales y tiendas online. Entre ellas, sobresale la Kombucha Voelkel (producida por La Finestra Sul cielo), cuya botella de 250 mililitros cuesta 2,65 euros y la marca checa The Gutsy Captain, que se anuncia como “la kombucha más vendida en Europa”. La botella de 40 centilitros de esta última ronda los tres euros.
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