El huevo campero tiene las tres famosas B: es bueno, bonito y barato. Su valor nutricional es sobresaliente, admite cientos de posibilidades y presentaciones en la cocina y está disponible todo el año a precios competitivos.
Además, se puede adquirir en cualquier lugar del mundo. De hecho, los consumidores deberían de estar más agradecidos a las gallinas, porque comer sus huevos “renta” y mucho.
El huevo y sus vitaminas
¿Sabías que los huevos tienen más vitaminas que muchísimas verduras? En concreto, son una buena fuente de vitamina A, B, D, E y K. Por eso, se trata de uno de los alimentos más recomendados por los médicos en las dietas, sobre todo las enfocadas a personas mayores, niños y embarazadas.
En este sentido, los huevos camperos, tal como nos subrayan los gallegos de Pazo de Vilane, son especialmente ricos porque las gallinas pastorean en libertad y suman nutrientes a su alimentación (al margen de los cereales proporcionados por el granjero) que encuentran en sus paseos: hierbas, flores, insectos…
Minerales para presumir de una salud de hierro
Numerosas enfermedades --entre ellas, las infecciosas-- se deben en determinados casos a una nutrición con carencia en minerales. Por ejemplo, la anemia y el cansancio crónico, la osteoporosis, la diabetes, la hipertensión arterial, la depresión, las alteraciones de la tiroides… podrían prevenirse o mejorarse con una adecuada ingesta diaria de hierro, yodo, fósforo, magnesio, potasio, calcio y zinc, entre otros.
Todos estos minerales están presentes en el huevo campero, y se asimilan mejor que a través de suplementos vitamínicos.
Grasas y colesterol
Pese a lo que muchos creen, hace años que la comunidad científica asegura que comer huevos no eleva el colesterol, pues aunque lo contiene en cierta medida, éste no es asimilado por el cuerpo humano.
Además, el huevo aumenta el HDL o colesterol bueno y es rico en ácidos grasos Omega 3. Estos últimos elementos evitan las trombosis, mejoran el sistema hormonal, la piel y el sistema nervioso (lo que tiene mucho que ver con las depresiones, la ansiedad y otras patologías relacionadas).
Antioxidantes, aminoácidos y oligoelementos
En los últimos años, médicos y nutricionistas han subrayado el poder de los antioxidantes. Sin embargo, poca gente sabe que basta con comer un huevo al día para obtenerlos todos y de forma natural: luteína, lumifalvina, triptófano, tirosina, zeaxantina y lumicromo. Estos ayudan a prevenir la ansiedad o la depresión, pero también ayudan a tener un mejor aspecto y visión.
Por otra parte, el selenio, un oligoelemento también presente en el huevo, es un nutriente muy destacado a la hora de prevenir males infecciosos; también las cardiopatías o el envejecimiento celular. Y la taurina que contienen los huevos es beneficiosa para personas con fatiga o trastornos musculares, procesos inflamatorios, prevención de patologías de la vista o mejoras en el sistema inmune, entre otros. De hecho,el gran valor nutricional del huevo lo convierte, para muchos, en un superalimento.