Para desarrollar unos huesos fuertes y sanos, el consumo de lácteos en la infancia es fundamental. De hecho, según la Federación Española de Nutrición (FEN), el consumo recomendado es de entre dos y cuatro raciones al día. Sin embargo, desde la Asociación Española de Fabricantes de Yogur (AEFY) advierten que ha disminuido drásticamente la ingesta de este alimento entre los más pequeños y que los padres ven insuficiente la cantidad de yogur presente en los menús escolares. Los colegios, por el contrario, defienden la forma de crear dichos menús y apuntan a la rapidez de la vida cotidiana en casa como causa de este bajo consumo. ¿De quién es la responsabilidad?
El Estudio sobre valores, creencias y hábitos del consumo de yogur por el público infantil en España, elaborado por la AEFY, muestra que un 52,3% de los centros escolares españoles nunca ofrece leche a sus alumnos y un 32,8% no incluye el yogur. El caso es especialmente grave en Cataluña, donde el 7,2% de los menores no toma nunca o menos de tres veces a la semana leche y yogures. En esta comunidad, el 64,7% de los centros no incluye la leche en sus menús y el 38,9% no proporciona yogures. Castilla y León (casi el 100%), Galicia (98%) y País Vasco (97%), en cambio, son las comunidades con mayor consumo infantil de lácteos.
Los padres piden más yogures en los coles
Según el informe, un 53,7% de los padres y madres españoles desea que se incremente la cantidad de yogur que sus hijos toman en el colegio. La investigación revela que solo un 32,8% de los menores lo toma en su centro escolar, a pesar de que los padres reconozcan su importancia. Mientras el 70,7% de los niños toman menos de tres yogures a la semana en el colegio, casi el 42% lo toma en casa entre tres y cinco días por semana.
Los datos manifiestan que el 80% de los padres con hijos que consumen un mínimo de tres yogures por semana considera que gracias a las propiedades del yogur su dieta es equilibrada. En concreto, el 84,8% constata su aportación de calcio, el 80,9% valora su importancia para la dieta y el 84,9% piensa que es práctico.
Los colegios se defienden
A pesar de estas cifras, los centros escolares garantizan su pleno compromiso con la dieta de los más pequeños. En el colegio concertado Tajamar (Madrid) sirven los menús elaborados por Delicolect, empresa que se basa en el documento de Consenso sobre Alimentación en los Centros Educativos de la Comunidad de Madrid, según el cual la comida de mediodía debe representar el 35% de la ingesta calórica.
“Tenemos dos días yogur o lácteo, y también natillas caseras. Y otros tres días, fruta”, explica David Rodríguez, el responsable del comedor del centro. En este colegio, los alumnos pueden elegir tomar también un vaso de leche el día que tienen fruta. “Suelen elegirlo, sobre todo los más pequeños”, destaca Rodríguez. Fuentes del Colegio de Educación Infantil y Primaria Lope de Vega (Madrid) también defienden los menús ofrecidos por el centro. “En los desayunos tienen leche. También hay queso fresco en la comida y se les ofrece yogur de proximidad, de sitios cercanos de la Comunidad de Madrid”, comentan.
Las prisas son malas
Desde el colegio Tajamar apuntan a que la descompensación entre la dieta sana de los centros y las comidas en casa se produce por las prisas y las complicaciones para acostumbrar a los más pequeños a algunos alimentos. “Solemos tender a lo fácil, en casa no nos queremos complicar”, afirma Rodríguez. Sin embargo, dice, “en el colegio nos complicamos la vida porque es necesario, hay que educar a los niños”. Como ejemplo, cuenta que los miércoles los alumnos deben llevar fruta. A pesar de eso, “un 60% de lo que traen es bollería industrial, otro tanto por ciento no trae nada, otro bocata…”, lamenta. De hecho, en Tajamar ofrecen a los padres el menú mensual y sugerencias dictadas por el nutricionista para la cena. “Muchas veces nos dicen que en casa no se lo dan”, critica.
En el CEIP Lope de Vega también reconocen las dificultades para acostumbrar a los niños a la alimentación, pero creen que las familias están cada vez más concienciadas. “Depende de las familias: hay algunas muy preocupadas, otras que por su nivel socioeconómico no pueden permitirse ciertas cosas y otros a los que les puede dar igual la comida que tomen porque es difícil acostumbrarlos”, valoran. Aún así, admiten que la tendencia está cambiando. “Hace 30 años cualquier cosa valía. Ahora cada vez tenemos más familias preocupadas por la alimentación de sus hijos, siguen unos buenos parámetros de educación alimentaria en casa y exigen más a los colegios”, declaran.
“No somos responsables de lo que hagan en casa”
Las compañías responsables de la elaboración de estos menús confiesan que no es fácil compensar la dieta con la del hogar, y que en los colegios se persigue una alimentación equilibrada. Desde Delicolect, Patricia Jaro admite que deberían “dar más lácteos a los niños, pero ellos no pueden con la ración de cuatro o cinco veces por semana de frutas recomendada”. Para que esta directriz no afecte a los alumnos, Jaro comenta que les dan “fruta fresca tres veces a la semana y lácteos dos, y los días que damos fruta también ofrecemos el vaso de leche”. De hecho, garantiza que “aproximadamente un 40% de los niños toma esa leche con la fruta”.
Jaro considera que “en las familias dan más lácteos a los niños y menos fruta, porque no tienen tanto tiempo”. A pesar de ello, confía en estar haciendo lo necesario para que los alumnos sigan una dieta equilibrada. “Nosotros nos comprometemos al 35% calórico, pero no podemos ser responsables de lo que las familias hagan en casa. La franja de mediodía la cumplimos con creces, es algo de máxima responsabilidad”, concluye.