El azúcar está en el punto de mira de la sociedad. Los consumidores como las instituciones sanitarias exigen un mayor control sobre este estimulante por su efecto nocivo para la salud. Ante este cambio en la sociedad, muchas marcas se han adaptado a la tendencia de los productos sin azúcar y han lanzado varias líneas en torno a esta nueva forma de alimentación. Una de las más sorprendentes ha sido la de las gominolas.
Esta versión light de las chucherías de toda la vida también ha sido impulsada por varias empresas españolas. Algunas, como la marca gallega Flipa, sólo han sacado unos pocos modelos entre todas sus opciones, mientras que otras se han fundado y lanzado al mercado con el pretexto de vender gominolas sin azúcar al gran público. Es el caso de la empresa Yummy. El aliciente que ofrecen es que sus pequeños dulces, idénticos a los ositos Haribo o las coca-colas de siempre, no contienen ni un solo gramo de sacarosa.
Edulcorantes artificiales
La fórmula para eliminar el azúcar sin perder el sabor dulce pasa por los edulcorantes que se utilizan como sustitutivos y el jarabe de maltitol (E-965) y el glicósido de esteviol son los más habituales, con apenas contribución calórica. En concreto, cada gramo de maltitol contiene 2,4 calorías (kcal). Esto permite que 50 gramos de ositos de gominola convencionales contengan 167 kcal y 28 gramos de puro azúcar, mientras, su versión producida con edulcorantes artificiales cuenta con tan solo 98 kcal.
A pesar de esta reducción de calorías, este alimento sigue sin aportar nada más que una gelatina con colores y sabor azucarado. “El objetivo de hacer golosinas sanas, que existe, pasa por buscar un enriquecimiento más allá de reducir o añadir componentes que no tienen interés nutricional, como la fibra, un elemento que aportaría mucho a estos productos”, explica a Consumidor Global Paola Susana Delgado, doctora en tecnología de los alimentos por la Universidad de Murcia y especialista en la industria de las gominolas.
¿Son saludables?
Además de una reducción de azúcar, que siempre es positivo para la salud, estas golosinas no presentan mucho más alicientes para comerlas que su sabor, algo que complica el poner a este producto la etiqueta de saludable. “Una característica es la denominación sin azúcar y otra bien distinta es el apelativo sano. Los refrescos sin azúcar no pueden considerarse sanos, igual que ocurre en este caso”,señala María Dolores Rubio Escobar, nutricionista y tecnóloga de los alimentos en Andalucía.
Este tipo de chucherías o chicles, si se toman en pequeñas cantidades, no suponen un riesgo para la salud como tal. Sin embargo, la doctora Rubio advierte de que el pretexto de que no tienen azúcar puede aumentar el consumo de estas gominolas, lo que conlleva el riesgo de que alimentos más saludables y dulces como las frutas sean desplazados de la dieta. “Pueden quitar el hambre, pero, ¿a qué precio? Con sus nulos o escasos nutrientes, su consumo debe ser algo esporádico y especial”, matiza la nutricionista.
“Es preferible evitar los edulcorantes”
Estos dulces, por nulo que sea su porcentaje en azúcar, no se salvan de las críticas feroces que reciben las golosinas. Aunque sean consideradas como mejores que las gominolas normales y no aporten calorías vacías, siguen sin ser un alimento al que se deba recurrir si se busca mantener una dieta equilibrada. “Es preferible evitar los edulcorantes en general, porque la boca se adapta muy rápido a estos sabores y hacen que otros con un gusto menos intenso no se puedan disfrutar”, explica Beatriz Robles, nutricionista y bromatóloga.
La experta señala como sus únicos beneficios para la dieta es la limitación de azúcares que conlleva, pese a que sus pocas calorías no afectan a la sensación de saciedad, por lo que es posible que tampoco alivie el capricho de dulce que pida el cuerpo. “No afectan de forma negativa al cuerpo, pero tampoco positiva. Si se consume como algo ocasional no hay problema, pero hay tantos tentempiés saludables que las pueden sustituir, que no aportan nada” concluye Robles.