Es una realidad. Francia obligará a todos los restaurantes del país a indicar qué alimentos son caseros. Esta medida busca proteger la gastronomía francesa, cuidar al consumidor y premiar a los cocineros que verdaderamente elaboran su “cocina in situ”. De esta manera, en la carta de menú debe quedar claro cuáles son los platos industriales.
El anuncio lo ha hecho oficial la propia ministra de Comercio y Turismo, Olivia Grégorie, el pasado domingo 22 de octubre, cuando en declaraciones a la Trirbune Dimanche anunciaba que los más de 175.000 restaurantes de Francia tendrán que indicar en sus menús todo plato que no sea “casero”, un reclamo que venían exigiendo desde hacía tiempo en la Unión de Industrias y Comercios Hoteleros de Francia (UMIH), así como múltiples chefs y hosteleros en general.
Ya existía una etiqueta opcional
Sin olvidarse del importante trabajo que se cuece en los fogones, la medida viene a ensalzar a esos verdaderos ‘artesanos’ que lo ponen todo para ofrecer calidad a sus clientes. La cocina “hecha en casa”, destaca la ministra de Comercio y Turismo, debe ser no solo recompensada, sino destacada, razón por la cual han dado un nuevo paso para impulsar una medida que viene a subsanar lo que no funcionaba.
Concretamente, en Francia ya existía una etiqueta de “hecho en casa” desde hace unos diez años, tal como recoge Franceinfo, pero no solo se había mantenido como algo opcional, sino que además fallaba por la inconcreción de su definición, que entre otras cuestiones permitía incluir con esa designación a productos congelados, a excepción de las patatas.
De carácter obligatorio y con multa
Ahora, en su lugar, con esta futura etiqueta llamada a indicar claramente qué es industrial y qué no en la carta de un menú de restaurante, el Gobierno recalca que será mucho más sencilla y de carácter obligatorio. Con esta medida, por ejemplo, si a un restaurante se le ocurriese recalentar una pizza industrial u ofrecer una tarta de chocolate helada tendrá que dejar claro en el menú su naturaleza. Es decir, tendrá que señalar claramente al comensal que lo que se va a comer no ha sido elaborado o cocinado “in situ” en el local.
De no cumplir con esta legislación, el vendedor será castigado con una multa significativa, y por ello el Gobierno francés se compromete a elaborar controles periódicos que se aseguren de que la medida no se queda solo en un mero propósito, sino en una acción efectiva que cumpla con los objetivos planteados.
¿Cuándo entra la medida en vigor?
Buscando aportar más calidad y transparencia a los consumidores, así como revalorizar la gastronomía francesa, declarada como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2010, la medida entrará en vigor a principios del año 2025.
Desde ahora y hasta entonces, los restaurantes tendrán así un plazo para adaptarse a las nuevas exigencias, algo necesario para muchos, que tendrán que repensar sus menús en consecuencia.
¿Hará subir los precios?
Ante esta obligatoriedad, los expertos del sector creen que, además de rediseñar los menús, algunos restaurantes que no cuentan actualmente con una multitud de productos de elaboración casera reducirán el número de platos ofrecidos. Aunque preserven productos que no sean de creación propia, no querrán hacer ver que su menú está esencialmente repleto y dominado por ellos. En este sentido, según recoge Franceinfo, se estima que menos de 10.000 restaurantes, de 175.000 elaboran una cocina 100 % “hecha en casa”.
Aquellos locales ya vienen priorizando este tipo de cocina, que no sufrirán grandes cambios derivados de la nueva medida. El caso será diferente para quienes tienen su menú lleno de una amplia gama de platos rápidos industriales, procesados o ya precocinados, que no solo se verán más expuestos, sino que tendrán que valorar si van a seguir el mismo rumbo o, al contrario, mejorar sus productos, adaptando todo en consecuencia tras añadir calidad a lo servido en el plato. En este último caso, cabe esperar que los precios también puedan experimentar un incremento.