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La fiebre del aguacate dispara su producción, un consumo descontrolado y el precio
Las redes sociales se llenan de recetas que incluyen este alimento tropical e incluso existen restaurantes en los que es el protagonista de todos los platos
Se conoce como la fruta de la vida y también como el oro verde. Y es que el aguacate es un alimento nutricionalmente especial. A diferencia de otras frutas, tiene un bajo contenido de agua y azúcar. A cambio, cuenta con una elevada presencia de ácidos grasos, fibra e hidratos de carbono, que, en su justa medida, le otorgan estos beneficios para la salud de los que hace gala. Por eso, no es de extrañar que gane cada vez más adeptos y que los consumidores españoles y europeos lo introduzcan de manera habitual en su dieta, a pesar de ser una fruta tropical, originaria de México y Colombia.
Tostadas de aguacate, nachos con guacamole o trozos en ensalada son algunas de las recetas más típicas y que decoran las cuentas de muchos usuarios de Instagram. En estos últimos años incluso han surgido restaurantes en los que esta fruta es el ingrediente principal de todos los platos. En Avocado Love o Aüakt --leído como aguacate-- se puede encontrar lasaña de verduras con bechamel de aguacate, brownie con helado de aguacate y hasta guacamole con camarones fritos de Barbate. La fiebre desatada por esta fruta ha sido tal que su producción en los últimos años se ha disparado, así como su precio, y muchos consumidores duplican e incluso triplican la cantidad diaria recomendada por los nutricionistas.
El ‘boom’ en España
Hace menos de una década, “el aguacate apenas se consumía en España, pero la publicidad y la realidad de que es un producto bueno y saludable ha hecho que su fama explosione”, explica a Consumidor Global Javier Braun, presidente de la Asociación Española de Frutas Tropicales. Lo corroboran los datos. En 2007, el consumo de aguacate era de 500 gramos por persona al año, unas 20.000 toneladas en todo el país. En 2019, su consumo se triplicó, alcanzando 1,4 kilogramos por persona y más de 62.000 toneladas, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación consultados por este medio. Con este auge también se incrementó su precio, de unos 2,64 euros el kilo de media en 2007 a 3,67 euros en 2019.
Braun también es agricultor en una finca de Axarquía (Málaga), una zona ideal para la producción de aguacate y mango por sus condiciones climáticas y la principal área productora de España, con unas 7.500 hectáreas, casi la mitad del total que hay en el país. Junto a Axarquía, lideran la producción la costa de la provincia de Granada y zonas más aisladas de las Islas Canarias, Huelva y Cádiz. Cuenta el presidente de esta asociación que, hace algunos años, nadie le encontraba nada especial a esta fruta e incluso había quienes la calificaban de insípida. Sin embargo, en los últimos cuatro o cinco años, las plantaciones se han consolidado y la producción ha crecido a escala nacional. “Zonas donde su cultivo estaba limitado o era impensable por su clima, como la zona del Levante, han crecido gracias al desarrollo de técnicas para combatir las heladas y al aumento de temperaturas por el cambio climático”, explica.
La grasa del aguacate: un arma de doble filo
Hay ciertos alimentos, como el té kombucha, los yogures con bífidus o las semillas de chía, que ostentan una fama nutricional exagerada e inmerecida, según varios expertos. Pero no es el caso del aguacate, que “tiene la buena fama que merece”, asegura la nutricionista María del Mar Silva. Desde el punto de vista nutricional, es interesante por ser una fuente de grasas monoinsaturadas y por tener menos azúcares que otras frutas, como la naranja. Además, aunque se suele asociar el potasio con el plátano, “el aguacate tiene mucho más”, explica Silva. También es una buena fuente de vitaminas C, A, K y B, tiene alto contenido en fibra y es bajo en sodio.
Por eso, su incorporación a las recetas resulta una buena idea. En una dieta normal, es recomendable comer unos 30 gramos de aguacate, es decir, un quinto de la fruta. No obstante, la moda lleva a algunos usuarios a abusar de su consumo y hay quienes, a la hora del desayuno, ya han duplicado o triplicado esta cantidad recomendada. Precisamente esa grasa que en cantidad adecuada es tan saludable, podría volverse en contra. “Sobrepasar esos 30 gramos tampoco es recomendable porque damos al cuerpo un alto aporte de calorías”, matiza la experta. Si 100 gramos de esa fruta tienen más de 200 calorías, “hay personas que introducen 450 calorías a diario que no son necesarias”. En este sentido, la nutricionista recuerda que, aunque su consumo es saludable, hay que tratarlo como lo que es, es decir, una grasa, y no se deben incorporar otras cuando esté presente este alimento. Es decir, no es necesario aliñar una ensalada o rociar una tostada con aceite si ya se incluye aguacate.
La sequía como amenaza a la fruta reina
Además de su excesivo protagonismo en la dieta de algunos consumidores, esta obsesión por el aguacate va más allá. Desde que su cultivo en España se asentó hace algunos años, esta fruta es más accesible a nivel nacional y europeo. Cadenas de supermercados como Mercadona adquieren cada año unas 7.000 toneladas de este oro verde procedente de campos ubicados en Andalucía. Y “en Europa prefieren nuestros aguacates porque llegan en menos de dos días al consumidor final y son de gran calidad”, asegura Braun. España tiene tierra, mano de obra especializada, el clima idóneo y los comercializadores, cuenta el experto. Sólo necesitan un quinto factor para ser aún más productivos: más agua.
El sector padece una escasez de recursos hídricos y lleva años luchando por conseguir más cantidad de este líquido. “Pedimos trasvases y que se reutilice para los cultivos el agua que se está tirando al mar desde las depuradoras”, reclama el presidente de la Asociación de Frutas Tropicales. No obstante, esta petición tiene una cara B. Organizaciones ecologistas también denuncian desde hace años la “burbuja económica” que se ha creado con estas frutas subtropicales en la Axarquía, donde ha crecido de manera “vertiginosa” el suelo de regadío y ha derivado en una situación cercana al “colapso hídrico”. “No queremos más aguacates porque sí, queremos futuro para la Axarquía, que vive de esto”, concluye Braun.
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