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España es un paraíso para los fraudes alimentarios: las estafas millonarias con el aceite o el vino
Hace tres años, los timos en el sector vitivinícola superaron los 400 millones de euros, aunque los expertos defienden que la situación está controlada
España es, según proclama el famoso spot del Ministerio de Agricultura, el país más rico del mundo. No lo es por la economía ni por la renta media de sus habitantes, sino que el anuncio recurre a una polisemia muy evidente: rico por el sabor de los alimentos que aquí se producen, que elevan los productos españoles a la cima de la gastronomía mundial. Sin embargo, se cierne una sombra de sospecha sobre algunos productos españoles de la que se prefiere no hablar. A finales de octubre, se reveló que España es el tercer país de la UE con más fraude alimentario en sus productos de origen, y las estafas alcanzan a iconos como el aceite o el vino.
El dato lo ofreció la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), que, al rastrear el fraude del mercado del vino y las bebidas alcohólicas en España durante 2019, detectó timos por valor de 438 millones de euros. Consumidor Global ha intentado contactar con esta entidad comunitaria para conocer más detalles, pero no ha obtenido respuestas. En cualquier caso, es un asunto oscuro que cada cierto tiempo reaparece. Por ejemplo, en el verano de 2022, la bodega tarraconense Reserva de la Tierra copó titulares por un presunto fraude a gran escala. Hace unas semanas, un juzgado de Reus impuso una fianza de 65 millones de euros a los investigados por esta estafa.
Fraude controlado a nivel general
”El fraude es algo recurrente, cada cierto tiempo se descubre algo, pero eso quiere decir que el sistema del control funciona. En el ámbito del vino, las denominaciones de origen tienen la situación controlada con las etiquetas y los aforamientos. Eso no quiere decir que no haya, sino que están bastante limitados al origen”, cuenta a Consumidor Global Alfonso García Cámara, presidente de la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha.
A su juicio, el asunto está bastante controlado en términos generales. La cosa cambia si el espectro se extiende a la totalidad de las bebidas alcohólicas, donde no hay tantas inspecciones y se pueden obtener alcoholes a través de composiciones fraudulentas. “En algunos casos, eso ya sería un delito contra la Hacienda pública”, expresa García Cámara. También opina que, en ocasiones, las sanciones son pequeñas, lo que posibilita que para los timadores sea rentable cometer el delito y pagar la multa.
“En el mundo del aceite hay mucha historia”
“En ese sentido, la ley nacional está obsoleta en España, deberían ser más exigentes”, considera. Además, la prioridad del consumidor, opina García Cámara, está en el precio, no en que el origen esté nítidamente especificado. “El cliente no se da cuenta de que, si compra marcas de medio pelo, estas pueden ser más propensas a adulterar el alcohol. No lo harán Ballantine’s ni Larios, pero otras más baratas o más recientes sí”, considera.
No obstante, el fraude del vino es peccata minuta si se compara con la joya áurea de la gastronomía española: el aceite. El informe de EUIPO revelaba que las pérdidas relacionadas con este mercado en todo el continente ascendían a 1.500 millones de euros. García Cámara es contundente al respecto: “En el mundo del aceite hay mucha historia, y yo creo que está poco perseguido. Las grasas vegetales se utilizan en el aceite de oliva virgen extra. Por ejemplo, aceite de avellana. Es muy barato traerlo de Oriente Medio, luego incorporas un 15 % o un 20 % a tu producción, y ya está. Imagínate el margen que ganas”, resume.
Buscar aceites de productores y marcas reconocidas
Herminia Millán es la gerente de QvExtra! Internacional, una asociación creada por productores de aceite de oliva virgen extra cuya misión es promover la cultura de calidad del mismo. Millán rebaja las palabras de García Cámara y expresa que, en el sector del AOVE, “el nivel de fraude es bastante pequeño”. No obstante, opina que en otros aceites de menor calidad sí puede colarse alguna estafa. “Cada vez está más controlada la trazabilidad”, defiende Millán. Explica también que 1.500 millones de euros puede ser una cifra abultada, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta todo lo que mueve el sector.
“Creemos que es cuestión de tiempo. Por ejemplo, en nuestra asociación se controla el aceite desde el campo hasta la etiqueta: los miembros son tanto productores como envasadores”, indica Millán. Con todo, su recomendación al consumidor es que busque aceites provenientes de productores y marcas reconocidas. “No existen los grandes chollos en ningún sector, y en este tampoco. Si el litro cuesta cinco euros a granel, en el lineal no lo encontraremos por menos. Y, si lo hacemos, debemos preguntarnos por qué”, expone Millán.
Detenciones puntuales
A pesar de la defensa de la directora de QvExtra, las alarmas saltan aquí y allá de vez en cuando. El Informe anual 2021 de la Red de alerta y cooperación, publicado por la Comisión Europea conjuntamente con la Red de Fraude Agroalimentario (FFN), recoge que las notificaciones sobre posibles fraudes aumentaron el pasado año un 16 % respecto al año anterior. Entre todas las categorías, los aceites ocupaban la tercera posición, solo por detrás del pescado y los animales de compañía.
En la misma línea, el pasado mes de abril, la Aesan destapó un entramado de elaboración, envasado y distribución clandestina de 10 aceites españoles, etiquetados como “de oliva virgen” y “de oliva virgen extra”, que estaban hechos, en realidad, de aceites vegetales de semillas. Más recientemente, en noviembre, la Guardia Civil detuvo a 65 personas en una operación contra el fraude alimentario y de bebidas alcohólicas. En Sevilla se desmanteló una red “dedicada a introducir grandes partidas de aceite a granel en el mercado, presentando un grave riesgo para la salud pública”, según dijo Interior. Se incautaron 24.400 litros de aceite embotellado y 30.300 litros de aceite a granel.
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