España sigue comiendo foie gras: el alimento gusta al consumidor (y no se encarece este año)

No es un clásico indiscutible en las mesas navideñas de los españoles, pero lo cierto es que el foie gras capta la atención de los consumidores, ya sea por su polémica producción, por su sabor o por su versatilidad en la cocina. Está presente en cestas de Navidad, en restaurantes de postín y en programas de televisión, donde su presencia no se ha reducido en los concursos de cocina liderados por chefs mediáticos.

Esta temporada, entre los fans del producto existía cierto runrún con el precio: los medios de comunicación franceses publicaron que, el año pasado, la explosión de contagios de gripe aviar había provocado un enorme descenso en la oferta, ya que se habían sacrificado centenares de miles de aves. Consecuentemente, el precio del foie gras subió más de un 15 % en 2022, y el sector galo estimaba que el incremento para finales de este año 2023 sería “en torno al 5 %” en los supermercados.

Los precios se estabilizan tras el subidón

En la misma línea, Hule y Mantel explicaba en diciembre de 2022 que los patos se habían convertido “en un bien especulativo”, y que los pocos que habían llegado aptos para su consumo a la temporada navideña habían “duplicado el precio respecto al año pasado”. 

En cambio, desde la Asociación Interprofesional de las Palmípedas Grasas (Interpalm) explican a Consumidor Global que, en España, tras un 2022 marcado por la escasez de producto, “los precios se han estabilizado este año”. Los costes de producción, alegan, subieron mucho, principalmente por el alza del precio de los piensos y en menor medida por el de la electricidad y los carburantes. Eso llevó al sector a “ajustar los precios al alza a finales del año pasado o a primeros de 2023”. Desde entonces, aseguran, no ha habido incremento. 

Cuarto productor mundial

“Por otra parte, en nuestro sector no se suelen incrementar los precios al acercarse las fiestas de fin de año”, añaden. Más allá de los vaivenes de precios, es un sector con números llamativos. España es el cuarto país productor a nivel mundial, aunque el ranking es bastante limitado: solo se fabrica foie en cinco países europeos. 

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No obstante, a pesar de la presión de los grupos animalistas y de que España es un país productor, el alimento gusta: España importa foie gras para dar respuesta a la alta demanda interna. Otra prueba de que el mercado no rechaza el producto es que algunas marcas veganas se han lanzado a desarrollar sus propias versiones de esta delicatessen. 

Segundo consumidor a nivel mundial

De hecho, suene extraño o no, España es el segundo consumidor a nivel mundial, con más de 3.150 toneladas/año, “de las cuales normalmente unas 600 toneladas se producen en el territorio nacional”, dicen desde la asociación.

Las regiones españolas donde se produce foie gras se encuentran en el norte (Castilla y León, Navarra, País Vasco, Aragón y Cataluña), “ya que los patos requieren de temperaturas bajas para criarse adecuadamente”, exponen. En cuanto a las zonas donde más foie se consume, desde Interpalm alegan que estas abarcan “toda la geografía española, teniendo una presencia destacable en la restauración de gama media y alta”.

“Gran desconocimiento”

Desde Interpalm aseguran que en la actualidad existe un “gran desconocimiento de la sociedad sobre la producción de foie gras”. Para empezar, afirman, se trata de animales que se crían al aire libre durante el 90 % de su tiempo de vida. Esto ya supone una diferencia sustancial respecto a otros animales destinados a consumo humano, que se crían enjaulados y en condiciones de insalubridad.

Frente a esta afirmación, los grupos animalistas suelen argumentar que el método de producción es innecesariamente cruel, ya que en determinadas granjas los patos y ocas se ceban de forma forzosa con un tubo, lo que provoca una brutal inflamación del hígado. En este sentido, Consumidor Global se hizo eco de las denuncias de Igualdad Animal en diciembre de 2022, cuando esta entidad calificó estos métodos de “tortura”. 

Un sector al que rodean ciertas amenazas

Según los datos de Interpalm, el sector emplea a más de 1.200 personas de forma directa, aunque la continuidad a largo plazo de estos trabajos no está, ni mucho menos, asegurada.

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“El sector productor de foie gras está legislado por la normativa Europa y, como pasa en el resto de los sectores ganaderos, existen numerosas amenazas legislativas que ponen en riesgo el relevo generacional, como son las relativas al transporte de animales, al alojamiento de las aves y las relativas a las normas de comercialización”, explican desde Interpalm.

Productos de calidad con “demanda creciente”

Por el contrario, entre las fortalezas del foie gras, la entidad destaca que se trata de una industria “que elabora productos de calidad altamente reconocida a nivel nacional e internacional, y con una demanda creciente en terceros países”. 

“Los productores españoles cumplen con la normativa europea y, además, están autorregulados por un Manual de Bioseguridad y otro de Bienestar Animal que les convierten en referencia en toda Europa”, aseguran.