La carne de pollo es una de las más consumidas en todo el mundo. Por ello, y ante el dudoso estado de estos animales en las granjas, muchos consumidores buscan consumir una carne más natural y menos agresiva en su producción.
En muchos supermercados se pueden encontrar distintas categorías dentro del pollo: el pollo de corral, el campero y el ecológico, entre otras. Sin embargo, varios nutricionistas y dietistas aseguran que el “pollo de corral no existe”.
El engaño del pollo de corral
Según los expertos, la indicación “pollo de corral” que aparece en muchos envases no es más que un reclamo ambiguo que carece de una legislación clara. “Tiene más de literatura que de significado real”, matiza el nutricionista Miguel Ángel Lurueña.
En cambio, extensivo en interior, campero, campero tradicional y campero criado en total libertad son categorías que la legislación sí recoge.
Así nos la cuelan con el color
El color amarillento de la carne no indica necesariamente que se trate de un pollo “de corral”, recuerda Lurueña, quien explica que antiguamente se asociaba el color de la carne de pollo con sus características porque los de carne amarilla solían proceder de producciones “caseras”.
Por ello, mucha gente asocia los tonos amarillentos a una carne “más natural” con mejor sabor y textura. Sin embargo, en la actualidad los productores pueden lograr un color u otro en función de la dieta que elijan, independientemente de la crianza que den al animal.