La comida para mascotas cuenta cada vez más con diferentes opciones en el mercado. Depende de la raza, la edad o el peso, ya existe un producto especializado para cada perro o gato que se adapta a las necesidades nutricionales. Sin embargo, las redes sociales han puesto de moda algunas tendencias que se alejan de las evidencias científicas, como es el caso de la dieta BARF --Biologically Appopiate Raw Food-- o la alimentación cruda preparada biológicamente.
"En concreto, entre un 60 % y 80 % de la dieta BARF consiste en productos animales sin procesar, ya sea carne, vísceras o huesos, y el resto se basa en verduras y legumbres", explican desde el hospital veterinario Anicura Aros, en Ourense . Los simpatizantes de este régimen defienden que imita la alimentación natural de los animales, atribuyéndole beneficios como una mayor esperanza de vida, facilidad para la digestión y una mejoría en el estado del pelo o dentadura.
Lo que dice la ciencia
Por el contrario, la comunidad veterinaria tiene muy claras las implicaciones de una dieta forzosa en la rutina de un animal de compañía. Su alimentación y metabolismo ya no es igual a la de sus parientes salvajes. Estos cambios facilitan que un régimen basado en productos sin cocinar conlleve la aparición de patógenos en sus órganos y deposiciones, pudiendo transmitirlos a las personas con las que conviven.
Algunas de las bacterias detectadas son el E.coli, la salmonela o el Toxoplasma Gondii, que pueden llegar a las personas sin haber mostrado síntomas previos. Además, estas patologías también pueden generar una menor respuesta a los antibióticos gracias la resistencia específica de este tipo de microorganismos.
Recomendaciones nutricionales
Asimismo, los huesos pueden causar la rotura de dientes y colmillos e incluso problemas estomacales u obstrucciones intestinales. Además, con la alimentación cruda se complica el control de los aportes nutricionales de cada alimento, lo que facilita la aparición de deficiencias alimentarias.
El Colegio Americano de la Nutrición Veterinaria y diferentes estudios europeos no dejan lugar a dudas: las comidas industriales son seguras y saludables para las mascotas. Los alimentos externos pueden ser un aliciente, pero siempre de forma puntual. Todos los alimentos preparados se han medido para satisfacer las necesidades nutricionales de cada animal en condiciones concretas, por lo que representa la forma más eficiente de mantener sanos a los perros y felinos.