El huevo es uno de los alimentos que nunca faltan en la nevera. Se puede preparar de mil maneras y forma parte de platos muy típicos como la tortilla de patatas o los huevos rotos. Pero su conservación es delicada si no se respetan una serie de normas. De no ser así, pueden echarse a perder, provocar una intoxicación o una infección por salmonela.
Existe la falsa creencia de que para saber la frescura de un huevo hay que introducirlo dentro de un vaso de agua y si éste se hunde es que está fresco y si flota no lo está, pero esta técnica no es fiable. La mejor manera de comprobarlo es fijarse en la consistencia de la clara. “Un huevo fresco tiene dos zonas en la clara; una más dura y otra líquida, que se distinguen bien. Cuando el huevo es más fresco, la clara densa es más firme y gelatinosa y pierde esa firmeza. Cuando es difícil distinguir las dos zonas, el huevo es menos fresco”, según la información del Instituto del Huevo.
Conservar el huevo
La duda más común sobre el huevo es si se puede consumir pasada la fecha de caducidad. La respuesta es sí. Se pueden alargar unos pocos días siempre y cuando el huevo haya estado en todo momento refrigerado y la cáscara esté intacta y limpia. La fecha de consumo preferente (no la de caducidad) es de 28 días desde la fecha puesta. Dentro de este tiempo podemos considerar que los huevos son frescos si han sido debidamente conservados.
Aunque en el supermercado localizamos los huevos en estado ambiente, cuando lleguen a casa deben ir directos a la nevera. Lo mejor es no sacarlos del envase, hay quienes lo dejan en el compartimento destinado al huevo en la puerta, pero no es recomendable debido a que es la zona del frigorífico con mayores saltos de temperatura. Además. dejar los huevos en su envase los protege de golpes, olores y del contacto con otros alimentos. Por otra parte, el envoltorio tiene la fecha de consumo preferente, que no tiene por qué estar siempre en la cáscara del huevo.
Cocinar un huevo en el microondas
La forma más común de cocinar un huevo es con abundante aceite en una sartén. Pero no es la única, si se quiere, por ejemplo, introducir dentro de un microondas hay que saber que la presión que ejerce dentro del huevo podría hacer que estalle. Lo recomendable es hacerlo sin la cáscara. Una vez dentro, si se quiere cocinar sin batir, lo mejor es pinchar la membrana de la yema con un cuchillo o un tenedor para que no corra la misma suerte.
El color de la yema del huevo puede variar de amarillo pálido a naranja. Esto sólo indica la alimentación que ha tenido la gallina. Las que se han nutrido a base de maíz, tienen la yema más anaranjada, mientras que las que lo han hecho a base de trigo, producen huevos con yema más amarilla. En ningún caso indica la calidad o el estado del mismo.