Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada ha descubierto que algunos contaminantes ambientales pueden provocar obesidad en niños. Son conclusiones de un estudio realizado a niños de entre 6 y 12 años. Según se ha observado, estos tóxicos pueden venir de alimentos o de productos de cuidado personal.
En concreto, la investigación ha determinado la presencia de dos familias de disruptores endocrinos, bisfenoles y parabenos, es decir, químicos capaces de alterar el funcionamiento corporal.
Bisfenol A, un componente que se vincula con la obesidad
En prácticamente todas las muestras analizadas ha aparecido metil, etil y propilparabeno. Otros químicos como el isopropil y el butilparabeno se detectan en un porcentaje menor.
También se ha encontrado bisfenol A (un compuesto cuya presencia es “preocupante”, según la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) en un tercio de las muestras.
Estudio premiado
Con todo, en la última década la industria del plástico ha comenzado a sustituirlo por sus análogos, debido a la alarma generada por sus efectos adversos sobre la salud. Por ello, se empiezan a detectar químicos parecidos con una toxicidad similar.
La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) ha premiado este trabajo, galardón que ha sido entregado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en el marco de un congreso sobre nutrición.