Llega la Noche de los Muertos, llega Halloween. Tras unos años de parón por la pandemia, esta fiesta vuelve a despertar la ilusión de miles de personas, que han preparado al detalle los disfraces más terroríficos para generar el caos allá donde vayan. Pero esta fiesta no implica solo a jóvenes en discotecas, sino también a muchos niños para los que disfrazarse e ir a recoger caramelos, el conocido “truco o trato”, es toda una experiencia. Sin embargo, ¡alerta, padres! Los dentistas, conscientes del alto nivel de azúcar presente en estos productos, lanzan una advertencia.
Porque se trata del gran día para ellos. “Los niños salen mucho más que antes, es una cosa generalizada. Para ellos es la gran fiesta, porque es solo un día”, declara Paloma Pardo, maestra del Colegio Portugal (Madrid). Si bien la pandemia contuvo sus ganas de aterrorizar al personal, Pardo reconoce que ahora la fiesta es mucho mayor. “Este año, en el cole, la celebramos cada uno en su aula, pero mucho más, con muchas más actividades. Y luego se van a recoger chuches y les acompañan hasta los padres disfrazados”, afirma. “Hoy es el gran día. Hace unos años se empezaba con esta tradición, pero ahora van todos, y a casas distintas”, sostiene.
Chuches por un día
Pardo, quien considera que si les gusta tanto disfrazarse es porque “le plantan cara al miedo, se enfrentan a sus propios temores”, apunta que los más pequeños “están más mentalizados, más concienciados” en torno al no abuso de los productos con azúcar. Sin embargo, al tratarse de un día especial, “hoy sí que toman chuches”, confiesa.
Y estas, según la odontóloga Sandra Solís, “son muy perjudiciales”. “Ahora en Halloween todas las chucherías que van a consumir, como los chocolates, todo lleva azúcar y, como tal, es perjudicial”, valora. Sin embargo, aclara que “aunque ahora sea una época más propensa, están constantemente tomando chucherías, chocolate, bollería y galletas, que llevan azúcar, y zumos y salsas con azúcares añadidos”. “Patatas fritas, gusanitos… Todo lleva azúcar y está bastante implementado en la dieta, lo consumen asiduamente… y no son beneficiosos”, advierte.
Así actúa el azúcar contra los dientes
Para entender por qué estos productos no son buenos para los niños, debemos recurrir a la ciencia. “La saliva protege frente a la caries, pero cuando uno toma azúcar, la boca se vuelve más ácida y la saliva tiene que trabajar más para devolverle el PH y quitarle a la boca la acidez”, explica la doctora. “Si constantemente introducimos azúcar, es más fácil que ataquen las bacterias durante el tiempo que la saliva tarda en estabilizar el PH”, añade. Por ello, “es preferible pegarse un atracón a chuches de una vez que comer golosinas cada dos horas a diario”, asegura Solís.
Para la especialista es fundamental no solo que los niños “tengan una rutina de higiene bucal”, sino más bien “concienciar a los padres para que eduquen a los niños en la higiene dental”. “Tienen que explicarles a sus hijos que el azúcar les puede gustar mucho a ellos, pero que también les gusta a los bichos que tienen en la boca, que pueden crearles caries. Decirles que, si no se cuidan bien, van a sentir dolor y estar molestos”, propone.
La responsabilidad de los padres
Por ello, Solís aconseja a los padres “supervisar el cepillado para revisar que lo hagan bien, con pasta de dientes con flúor y que sean dos minutos bien hechos”, y anima a enjuagarse “como complemento”. “Los enjuagues llevan flúor para intentar proteger al máximo”, señala.
El doctor en Odontología Rafael Flores también llama la atención de los familiares en este tema tan importante. “Los niños deben tener unos hábitos adquiridos. Un niño debe cepillarse la boca, tiene que ir al dentista, y en casa debe inculcársele higiene bucodental”, indica. “El padre tiene que supervisar el cepillado y estar encima del niño, tiene una tarea importante”, insiste.
Familiarizarse con el dentista
A pesar del riesgo de esta fiesta, el doctor Flores recuerda que “no se trata de quitar Halloween ni ponerse en contra. No hay que volverse demasiado estrictos”. Así, sugiere “no perder la perspectiva del niño como niño: tienen que ser felices”. Lo mejor que pueden hacer los padres, es “controlar los hidratos, chuches y azúcares que toman, dosificar e intentar que el niño no esté toda la tarde con algodón de azúcar y luego se acueste sin limpiarse los dientes”. “Es fundamental cepillarse los dientes a diario, comer de forma controlada, intentar no abusar y tener una buena higiene bucodental”, reitera.
Para Flores, es importante “llegar bien preparado, con una higiene correcta”. “El niño no puede no haber ido al dentista en dos años, tiene que estar familiarizado con él. Si ya tiene dos dientes tocados, tiene muchas más papeletas de una caries seria”, avisa.
Desde una caries hasta perder un diente
Una buena higiene bucodental es el mejor ataque frente a esas bacterias de los productos con azúcar que amenazan con conquistar la boca de los más pequeños. En este sentido, Flores recuerda que “tan importante es una caries en un diente definitivo como en uno temporal”. “Al final, es una concentración de bacterias importantes y pueden dar lugar a problemas graves”, señala.
El consumo descontrolado de azúcar sin higiene posterior puede dar lugar a una caries. Si esta no se trata, “se desarrolla una puntitis, que es una inflamación del nervio del diente”, expone el doctor. En ese caso habría que hacer una pulpectomía, lo que para los adultos es una endodoncia. “Si no se hace, puede hacerse un absceso o un flemón, llegar a inflamarse la cara y necesitar incluso tratamiento hospitalario”, previene. También puede formarse una fístula, que es síntoma de que hay una infección. Lo más grave, alerta el doctor, es que “si un absceso no se trata, el niño puede acabar perdiendo el diente”. Los especialistas tienen claro el mensaje a los padres: la mejor defensa es un buen ataque.