“Los hispanos comen garbanzos a todas horas”, dijo en su día el historiador Tito Livio. Esta legumbre llegó a la península de la mano de los cartagineses que, antes de desafiar al Imperio Romano, pasaron una larga temporada en la costa mediterránea nacional. Y allí se quedaron. En los cocidos, con espinacas y bacalao, a modo de ensaladas, con calamares, en el arroz al horno, en algunas sopas o incluso acompañado los mix de frutos secos.
Pero si el consumo de garbanzos ya era importante en la península, ahora ha subido mucho más con la llegada de la gastronomía oriental, también muy devota de esta legumbre. Probablemente el hummus es el plato más conocido de esta cocina, que ha calado hondo en el paladar del consumidor nacional e internacional. De hecho, el boom de la crema de garbanzos es tan notorio que hasta incluso algunos influencers de alimentación han elaborado su propia receta, como el conocido Carlos Ríos.
Los americanos abrazan el garbanzo
Según la consultora Imarc, la demanda mundial de garbanzos crecerá más de un 5 % hasta 2026, gracias a una conjunción de factores: su precio, la facilidad de cocinarlos, su versatilidad y, por supuesto, su exquisito sabor.
En la actualidad este mercado mueve más de 16.000 millones de dólares, gracias al creciente interés por la alimentación saludable y el aumento de veganos, vegetarianos y flexiterianos en el mundo que buscan proteína vegetal de calidad, como la de esta legumbre. De hecho, el garbanzo se ha hecho un lugar en el exquisito paladar americano, probablemente la única sociedad del mundo que aún se resistía a consumir de manera masiva este alimento. "América abraza por fin un ingrediente en el que la mayor parte del planeta ha confiado durante milenios”, señalaba recientementeel periódico estadounidense The Atlantic.
Composición nutricional
Esta legumbre tiene una composición nutricional muy completa. Por cada 100 gramos, aporta 341 calorías, 55 gramos de hidratos de carbono, 20 gramos de proteína, 15 gramos de fibra y solo 5,5 gramos de grasa. También proporcionan sodio, calcio, hierro, potasio, magnesio y vitaminas A, E, C y B3, entre otras.
"Se habla mucho de la soja, se le ha dado mucha importancia, pero tenemos unas legumbres, como las lentejas y los garbanzos con casi las mismas propiedades", señala el nutricionista Antonio Murillo Cancho. De hecho, los especialistas recomiendan consumir las legumbres como mínimo tres días a la semana, aunque si se prefiere mucho no hay ningún problema en consumirlas de manera diaria. No obstante, hay un grupo de la población que padece alguna patología digestiva por la que la fibra les produce distensión abdominal, gases o dolor, entre otros síntomas.
La harina de garbanzos: el huevo de los veganos
Los garbanzos están muy presentes en la dieta vegana. Y es que el público vegano se las ha tenido que ingeniar para buscar una alternativa al huevo. Hay que recordar que el veganismo implica abstenerse del consumo de todos aquellos productos de origen animal, incluidos los lácteos y los huevos.
Por ello, la harina de garbanzo ha resultado ser su gran aliada. Con ella elaboran croquetas, canelones, albóndigas, tortillas y hasta platos de repostería.