Es importante conocer el proceso de conservación de los alimentos para que su consumo pueda ser más duradero y se puedan sacar todos sus nutrientes. Es por ello que es necesario saber dónde guardar cada alimento --en la nevera o en la despensa-- ya que no a todos les conviene el frío.
La luz solar no es buena para los alimentos, y no siempre se puede tener la persiana baja. Es por eso que tener un lugar seco, sin que le dé la luz, es tan importante como consumir buenos alimentos para llevar una alimentación saludable. Y el verano que hemos pasado no ha contribuido a dejar nada fuera de la nevera, literalmente se podía derretir.
Los alimentos que nunca debes guardar en la nevera
Las bajas temperaturas pueden hacer que algunos alimentos no maduren, se pongan duros o pierdan sabor. Un ejemplo son los tomates, ya que a bajas temperaturas pierden sus propiedades y el frío altera el aroma y el sabor de este producto. El jamón serrano, debe conservarse en un lugar seco, sin luz a ser posible, y con una temperatura estable, ya que en la nevera le ocurre lo mismo que al tomate.
Con los quesos curados ocurre igual. Son el único queso que es mejor que no esté en frío, aunque sí a oscuras y tapado, lejos de cambios de temperatura y de la luz. Los plátanos deben quedarse a temperatura ambiente y si empiezan a madurar más rápido de lo que deben, se puede envolver la punta con papel film para prolongar su conservación.
Comer productos de temporada
El chocolate es otro de los alimentos que se puede estropear en la nevera, ya que le sale una capa blanquecina con la que pierde sabor. Lo correcto es dejarlo a temperatura ambiente y lejos de la luz. En cuanto al pan, nunca hay que dejarlo en la nevera. Lo correcto es guardarlo en una panera en un lugar seco, alejado de la luz y no en una bolsa de plástico.
Para no tirar comida, comer cada alimento en su momento óptimo, opta por productos de temporada, de cercanía, que tienen más sabor y se conservan mejor que los vienen desde miles de kilómetros y han madurado en un barco.