Las patatas fritas son uno de los platos más populares del mundo por su sabor crujiente, su versatilidad, su accesibilidad (son fáciles de cultivar y baratas, en comparación con otros alimentos) y por su comodidad, ya que se cocinan en pocos minutos. Ahora, un chef con estrella Michelin ha desvelado cuál es el truco para que queden realmente crujientes.
En concreto, quien lo ha desvelado ha sido el cocinero francés Pierre Marchesseau. Su truco es muy sorprendente: consiste en cocer las patatas en agua antes de freírlas, y sumergirlas después en el aceite hirviendo de una freidora durante 6 o 7 minutos. La idea es que, al cocerlas en agua, el aceite no penetre tanto. Así, el resultado, conocido como frines, es menos graso que las patatas fritas tradicionales.
Las patatas se hierven ya cortadas
Este chef tuvo la idea en 1964 en Bélgica, cuando visitó una fábrica de chips. Así, su receta comienza por lo básico: pelando las patatas, lavándolas con agua corriente y cortándolas a tiras que deben ser muy finas. Después, las deja reposar en un recipiente con agua fría en la nevera durante unos 20 minutos.
A continuación, las enjuaga para eliminar el almidón y las hierve durante solo 5 o 6 minutos. Una vez fritas, su aspecto debe ser dorado y crujiente. Marchesseau, un cocinero experimentado de más de 70 años, ha mostrado su técnica en diversos showrooms.
Cuánta sal deben llevar
La sal no es un ingrediente saludable, y en muchas ocasiones las patatas fritas llevan demasiada. De hecho, según la OMS, la mayoría de las personas consumen demasiada sal, de 9 a 12 gramos al día, dos veces la ingesta máxima recomendada.
Un consumo de sal inferior a 5 gramos diarios en adultos contribuye a disminuir la tensión arterial y el riesgo de enfermedad cardiovascular. Por otra parte, lo más recomendable es salar las patatas una vez que ya están fritas. De lo contrario, la sal penetra en ellas y se deshace, con lo que las patatas no quedan suficientemente tersas o crujientes.