Vender una característica como si fuera exclusiva cuando el resto de productos de la misma categoría también la tienen puede generar mucha confusión y despiste en los consumidores. Es el caso de los productos cárnicos que incluyen en su etiquetado el mensaje “sin antibióticos” pese a que todas las demás marcas tampoco los tienen, simple y llanamente porque es ilegal.
Según el informe sobre residuos de sustancias veterinarias que publica anualmente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en 2020, el último año del que se tienen datos, el 99,88 % de las muestras de cerdo analizadas cumplió los límites legales para estas sustancias. Por tanto, se puede considerar que en general la carne no contiene antibióticos.
Uso de antibióticos en la ganadería
El tecnólogo alimentario y divulgador Miguel Ángel Lurueña explicaba hace unos días en Twitter cómo algunas marcas utilizan este reclamo de una forma “poco ética, ilegal y confusa”, ya que el uso de antibióticos en animales está prohibido desde 2006 en la Unión Europea.
La administración de antibióticos en las ganaderías era frecuente para promover el crecimiento de los animales. Sin embargo, se acabó detectando que las bacterias se estaban haciendo inmunes a los antibióticos y la Unión Europea comenzó a monitorizar este uso hasta prohibirlo finalmente.
Desacreditar la competencia
“El uso de este tipo de etiquetados puede llevar a pensar a los consumidores que otras empresas sí que administran antibióticos a su ganado cuando no es así”, explica a Consumidor Global Rafael Urrialde, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en alimentación, seguridad alimentaria, nutrición y sostenibilidad.
Según el experto, este tipo de prácticas “desacreditan al sector porque el consumidor puede pensar que las marcas que etiquetan así son las que lo hacen bien y el resto no”, matiza.
Una práctica que incumple la legislación
Urrialde, además, señala que la normativa en relación a este aspecto se muestra “muy clara” en el artículo 7.1. del Reglamento 1169/2011 del Parlamento Europeo sobre la información alimentaria facilitada al consumidor.
En él se indica que la información alimentaria no puede insinuar que el alimento posee características especiales, cuando, en realidad, todos los alimentos similares poseen esas mismas características, en particular poniendo especialmente de relieve la presencia o ausencia de determinados ingredientes o nutrientes. El experto asegura que el problema radica en una clara falta de control de la información de los etiquetados y piensa que estas prácticas se están empezando a generalizar.
Qué dice el sector
Una de las muchas marcas que comercializa su carne con el etiquetado “Sin antibióticos” es IGP Carne de la Sierra de Guadarrama. Su presidente, Raúl de Lema, defiende a Consumidor Global que en su caso lo hacen para diferenciarse del resto de productos procedentes de otros países que no siguen la misma legislación que en Europa.
“También lo hacemos porque muchos de nuestros clientes nos preguntan, ya que hace años sí que era frecuente administrar antibióticos a los animales para promover su crecimiento”, expone esta fuente del sector.
El marketing del “Sin”
El experto en seguridad alimentaria Rafael Urrialde señala que este tipo de prácticas responden a una estrategia de marketing muy cuestionable. “Los sin se han generalizado para posicionarse frente a otros y no tienen ningún sentido. Es como cuando en los 90 y los 2000 se etiquetaban las bebidas vegetales sin colesterol cuando es evidente que no lo tienen”, subraya.
Por su parte, Jesús García, tecnólogo alimentario, opina que estas prácticas suponen “jugar con el desconocimiento del consumidor”, ya que se da a entender que otras carnes sí llevan antibióticos “cuando ninguna puede salir al mercado con estas características”, concluye.