Los expertos desmitifican el pan de Carlos Ríos: “No es ninguna revolución”

El gurú de la comida sana ha lanzado un carbohidrato 100 % integral que se vende en Carrefour y cuesta más de 2 euros

Carlos Ríos y su pan / CG
Carlos Ríos y su pan / CG

Carlos Ríos cada vez está más presente en el supermercado. Después de lanzar una crema de cacao, criticada por los expertos, ahora se ha atrevido con un producto de primera necesidad: el pan de cada día. Se trata de un carbohidrato 100 % integral que ha presentado en su perfil de Instagram, con baile incluido. 

Pero esta  vez el producto de Ríos no ha “hecho temblar Matrix”, haciendo alusión a una de las expresiones que él mismo usa. “Este producto viene a hacerse un hueco entre los fake panes que hay en los supermercados. En realidad, viene a vencerlos”, subrayó el propio influencer. Sin embargo, tal y como señala Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y divulgadora científica, “ni se está inventado nada nuevo, ni es una innovación rompedora”.

Otro pan de cristal

El pan con el sello realfooding se vende en Carrefour y tiene un precio de 2,10 euros. Es decir, 10,76 euros el kilo. No es el más caro del supermercado, ni tampoco el más barato. De hecho, Mercadona vende uno, también 100% integral, por menos de dos euros. Seguro que tienen diferencias, pero es un producto que compite con el de Ríos y cuesta menos.  

En concreto, el pan de Ríos es de tipo cristal. Ese formato se caracteriza por tener un porcentaje de hidratación del 90 %, es decir que por cada kilo de harina utilizamos 900 gramos de agua. Si la receta es la idónea, la corteza de éste tiene que ser muy fina y crujiente. Y el del realfooder cumple con estas directrices. Asimismo, en cada paquete vienen ocho porciones a modo de tostada

Demasiado salado 

El pan del gurú de la comida sana huele a pan de molde, aunque en la boca sabe un poco mejor. Su textura es demasiado endeble, por lo que requiere de horneado para conseguir ese toque crujiente que cabe esperar en un producto de este tipo. 

Además, recuerda a un producto industrial con un gusto demasiado salado. De hecho, incluye 1,3 gramos de sal por cada 100 de producto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no consumir más de cinco gramos al día. En cuanto a su composición nutricional, 100 gramos del pan de Ríos supone la ingesta de 250 kilocalorías, 3,6 gramos de grasa, --de los cuales 0,6 gramos son saturadas--, 40 gramos de hidratos de carbono --de los cuales 0,8 gramos son azúcares, 12 de proteína y 6 gramos de fibra alimentaria.

Así es el pan de Carlos Ríos / CG
Así es el pan de Carlos Ríos / CG

Muchos ingredientes

Tal y como sostiene Mario Sánchez, tecnólogo de los alimentos y divulgador científico en el canal de YouTube SefiFood, el pan de Carlos Ríos, “tiene muchos ingredientes”. Un detalle que sorprende, ya que como explica este experto “la filosofía del realfooding promulga productos con más bien pocos”. Aun así, como defiende Sánchez, “son correctos”. 

El pan del realfooder es 100 % integral, de lo que ha hecho gala el propio Ríos. Y es que, desde 2019, existe una normativa española sobre el pan que, entre otros puntos, obliga a que solo se pueda denominar pan integral el que usa 100 % harina de grano completo, sin refinar. Esta regulación se propuso con el fin de acabar con las malas prácticas que confundían al consumidor. “Si un pan únicamente emplea una parte de grano completo, tendrá que presentar el producto con el porcentaje exacto que tenga, pero jamás con el 100 % integral”, matiza Robles. 

 La opinión de los  expertos sobre el movimiento Ríos

Tras la polémica que se creó a raíz de la crema de cacao y castañas de Carlos Ríos, muchas figuras reconocidas del ámbito nutricional se posicionaron a favor o en contra del movimiento  que defiende el influencer. Laura Caorsi, periodista especializada en alimentación y salud, fue una de las voces que se alzó en contra de los seguidores de Carlos Ríos que pusieron en duda los conocimientos de Robles, la primera en descubrir que el etiquetado de la crema era incorrecto. 

Caorsi reconoce a Consumidor Global que cuando estalló el debate su sensación fue tanto de “decepción como de tristeza”. “Él tenía todo en su mano para abrirle una brecha a la mala industria alimentaria, con lo difícil que eso es, y desaprovechó la ocasión. Escogió parecerse a aquello que inicialmente combatía”, concluye. 

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