Los calçots suelen acompañarse de salsa romesco, aunque no siempre es necesario. Los más famosos o conocidos son los de Valls. Sin embargo, desde hace unos años, la producción de calçots en el Parc Agrari del Baix Llobregat se ha disparado.
De hecho, la Asociación de Empresarios Mayoristas de Frutas y Verduras en Barcelona (Agem) prevé en 2022 que se vendan un total de 15 millones de calçots, de los cuales un tercio proceden del Delta del Llobregat, tal y como ha avanzado Hule & Mantel.
¿Cuándo los calçots no necesitan salsa romesco?
Comprar de proximidad y que el producto vaya, prácticamente, del campo a la mesa es sinónimo de frescura y de más sabor y calidad. Si a este frescura se le suman las condiciones del suelo del Delta del Llobregat el éxito de los calçots está casi asegurado.
De ser así, ¿para qué acompañar con una salsa algo que ya está delicioso? El agricultor Xavi Oliva, dueño de la tienda El Rebost del Pagès explica que "la influencia que provoca la cercanía del mar y la riqueza hídrica del subsuelo dan un punto de salinidad que provoca que el calçot del Baix Llobregat sea tan dulce y tierno”. Por ello, asegura, no necesitan ninguna salsa. Si no fuera porque la salsa romesco está buenísima, se comerían a pelo”, sentencia.
Calçots de Gavà
Asimismo, Josep Panyella, presidente de la Agropecuaria de Gavà, pronostica que este año se producirán unos 5 millones de calçots. "Los restauradores están muy contentos con el sabor de los calçots del Delta del Llobregat”, asegura.
Los productores insisten en que esta cebolla se adapta perfectamente a la zona y que les garantiza un valor seguro en sus cosechas.