Grégoire Carlier, Sven Ripoche y Claire Laurent se dieron cuenta hace unos años de que había una gran cantidad de frutas y verduras que eran desperdiciadas simplemente porque las grandes superficies rechazaban su comercialización por motivos estéticos. Por ello, en abril de 2020, fundaron Bene Bono con el objetivo de ayudar a los agricultores y productores ecológicos a vender sus productos directamente a los consumidores si no son aceptados por los canales de distribución tradicionales por ser “feos”.
Ahora, la startup francesa ha aterrizado en España, donde el 45 % de la producción de frutas y hortalizas se desperdicia, es decir, 7,9 millones de toneladas al año. “Desde el 8 de febrero, Bene Bono está en funcionamiento en Madrid y alrededores con el objetivo de salvar tres toneladas de frutas y verduras ahorradas semanalmente en el primer mes, así como continuar la expansión a otras ciudades del país”, señalan desde Bene Bono a Consumidor Global.
Ahorrar hasta un 30%
Durante la primera semana de funcionamiento, se consiguió salvar una tonelada de frutas y verduras, poniéndolas a disposición del consumidor un 30 % más baratas que en tiendas y supermercados ecológicos. “Los compradores cada vez tienen más relación con la sostenibilidad, pero el consumidor también demanda buen producto a buen precio. Nosotros somos capaces de ofrecerlo, contribuyendo además a evitar el desperdicio alimentario y a evitar pérdidas a los agricultores", subraya el cofundador de Bene Bono Sven Ripoche.
“Nuestro servicio se destina al cliente final. Es un modelo B2C – de empresas a consumidores--. Servimos únicamente un cliente particular”, especifican las fuentes. “Si se escoge la entrega a domicilio, sí existe un pequeño suplemento de 2,5 euros para cubrir los gastos de logística. Sin embargo, tenemos también la opción de recoger nuestras cestas en los más de 40 puntos de recogida disponibles de forma gratuita”, añaden.
Los ecologistas aplauden la iniciativa
Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace, aplaude la iniciativa y anima a aquellas personas que evitan comprar alimentos “poco atractivos” a cambiar de opinión. “Que no tengan una buena estética no significa que tengan peor calidad. Son igual de nutritivos. Además, se favorece la sostenibilidad. Este proyecto ayuda a eliminar el desperdicio alimentario lo que crea un beneficio medioambiental porque, si no, irían a la basura, convirtiéndose en un residuo”, destaca a este medio.
En la misma línea, desde Ecovalia, la asociación profesional española de la producción ecológica, afirman que toda iniciativa que sirva para fomentar el consumo conocimiento de los productos ecológicos es muy positiva. “Apoyamos todas las iniciativas contra el desperdicio alimentario y esta es una de ellas, en la que se le da valor a lo que los cánones de la industria y distribución convencional rechaza”, señalan a Consumidor Global.
La Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario
Mientras, el Gobierno aprobó la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, en el que todos los agentes de la cadena alimentaria (supermercados, bares, restaurantes…) están obligados a elaborar un plan de prevención para evitar el desperdicio de comida. La nueva ley incluye medidas muy diversas como, por ejemplo, la obligación de los restaurantes a informar a los clientes de que se pueden llevar las sobras. Si la legislación se incumple, se contemplarán sanciones.
Las multas van desde los 2.000 hasta los 60.000 euros, en el caso de las infracciones más graves, como no donar los alimentos excedentes a entidades sociales. Si las infracciones se vuelven constantes, la multa puede llegar a ser de hasta medio millón de euros. “Afortunadamente, el consumidor ecológico entiende que las frutas y hortalizas ecológicas no son todas iguales ni tienen el mismo color, la naturaleza no es eso. Sin que suponga una merma en la calidad, una fruta puede tener una arruga o una mancha o ser una más grande o más pequeña. Son frutas y verduras ecológicas perfectamente válidas para el consumo”, apuntan desde Ecovalia.
Reducir el impacto medioambiental
Bene Bono asegura que sus productos son 100 % de origen español y ecológicos y contribuyen de forma significativa a reducir el impacto medioambiental y ataja directamente el origen del problema del desperdicio alimentario que existe en España, ayudando a productores locales a reducir su desperdicio alimentario y evitar esa pérdida económica, ya que les ayuda a comercializar frutas y verduras imperfectas que otras distribuidoras descartan por su apariencia. “Además, ayuda a reducir la huella de carbono de los productores y consumidores, así como contribuye a economizar los litros de agua derivados de la producción”, señalan a este medio.
“A una persona que no quiera comprar un determinado producto por tener una estética fea, le animaría a probar una de nuestras cestas. Se daría cuenta de que el aspecto feo de las frutas y verduras no afecta en absoluto a su sabor y calidad. De hecho, todo lo contrario, al tratarse de productos ecológicos, seleccionados y procedentes directamente de la huerta, aseguramos su frescura”, concluyen desde Bene Bono.