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Esto es lo que sufre el cuerpo si te pasas con las bebidas energéticas
Los especialistas advierten sobre los graves riesgos para la salud que van asociados a un consumo habitual de este tipo de mejunjes
Imagina que una chica de 12 años entra en un bar, pide cuatro cafés, vierte tres sobres de azúcar en cada uno y se los bebe en media hora. Uno detrás de otro. Es impensable, ¿verdad? Pues esa es la misma cantidad de cafeína -180 miligramos- y azúcar -55 gramos- que ingiere un adolescente cuando se bebe una lata de 500 mililitros de Monster Energy, la bebida energética más consumida de España por delante de Red Bull y Burn.
Uno de cada cuatro niños de entre 3 y 10 años toma bebidas energéticas de forma habitual. En el caso de los adolescentes de entre 10 y 18 años la cifra se dispara hasta el 62%. “Desde 2016 el consumo de este tipo de bebidas ha subido de forma exponencial y muchos padres no saben que una ingesta excesiva tiene un efecto devastador en niños y adolescentes”, advierte la dietista y nutricionista gallega Susana Rodríguez Costa, de Nutriciona Group.
La delgada línea roja
Ante esta peligrosa deriva y dado que las bebidas energéticas no tienen una regulación específica en nuestro país, el comité científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan) ha elaborado un extenso informe en el que advierte de que una persona que ingiera cantidades superiores a 1,4 miligramos de cafeína por cada kilogramo de peso corporal al día se expone a padecer alteraciones del sueño, y si la ingesta es de más de 3 miligramos puede provocar efectos muy adversos para la salud -cardiovasculares, hematológicos, neurológicos y psicocomportamentales-.
Así pues, un adolescente de 50 kilogramos de peso que se tome una lata de 250 mililitros de Monster, Burn o Red Bull al día corre el riesgo de sufrir trastornos del sueño, alteraciones del comportamiento, nerviosismo, bajo rendimiento escolar “e incluso una mayor agresividad” como ocurre al consumir “estimulantes”, apunta Miguel Ángel Lurueña, doctor en ciencia y tecnología de los alimentos y autor del libro Que no te líen con la comida (Ediciones Destino). Tal y como muestra la tabla posterior, cualquier adolescente de 60 kilogramos que se beba una lata de Monster Energy de 500 mililitros al día también “puede sufrir graves efectos en su salud”, añade Rodríguez en referencia a trastornos nerviosos y hasta graves afecciones de corazón.
Máximos recomendados por edades
Tomando como referencia las bebidas energéticas con 32 miligramos de cafeína por cada 100 mililitros, ya que son las más consumidas, la Aesan aconseja no superar el consumo diario de 200 mililitros (ml) en niños de entre 11 y 13 años, de 250 ml en niños y adolescentes de entre 14 y 17 años -lo que equivale al tamaño de una lata pequeña-, y de 300 en jóvenes de entre 18 y 30 años. A la hora de hacer estas aproximaciones, como es lógico, el estudio concluye que estos mejunjes no están recomendados para los más pequeños ni para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
“Son cálculos en base a la cafeína, pero si también tenemos en cuenta la cantidad de azúcar que suelen tener estas bebidas, las recomendaciones son muy distintas. Lo ideal sería que niños y adolescentes no bebieran ninguna bebida energética”, advierte Lurueña.
Obesidad infantil
Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja no superar los 50 gramos de azúcares añadidos en adultos, bebidas energéticas como Burn contienen 75 gramos de azúcar en una sola lata de 500 mililitros.
“Otro de los graves problemas de estas bebidas es que están cargadas de azúcar y son un promotor directo de la obesidad infantil y las enfermedades que van asociadas a ella”, advierte Rodríguez.
Una bomba de relojería
Por lo general, todos los expertos coinciden en añadir el adjetivo “peligrosas” delante de este tipo de bebidas cuyo etiquetado “debería legislarse mejor porque en ocasiones no incorporan todas las sustancias que contienen como taurina, la L-carnitina, y plantas psicoactivas como el gingseng, el gingko o el guaraná”, explica Rodríguez.
La L-carnitina es un quemador de grasa que acelera el metabolismo y potencia el efecto de la taurina y la cafeína. “Por sí sola, en pequeñas cantidades, no es dañina, el problema es que el mejunje de ingredientes es una bomba de relojería. Y si lo combinas con alcohol, ya es lo peor del mundo”, sentencia Rodríguez.
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