De Cabo de Gata y de la Costa Brava, de Ibiza y Formentera y hasta del Atlántico Norte, hoy en día se pueden comprar botellas 100% de aguas de estos mares y océanos en tiendas de alimentación, supermercados e internet. A este ritmo, dentro de poco los súpers venderán aire de Lourdes envasado a tres euros y se agotará.
"Si dejáis de comprar chorradas, las dejaremos de fabricar", alertaba hace un par de años la experta en calidad de la industria alimentaria Gemma del Caño. Su gozo en un pozo. El ansia por encontrar alimentos milagrosos que no existen unido a mensajes publicitarios del tipo “uníos a la Tierra” ha hecho que se vuelva a dar “una especie de boom con el agua de mar difícil de entender”, expone a Consumidor Global Beatriz Robles, doctora en Ciencia y tecnología de los alimentos especializada en seguridad alimentaria, consciente de los graves riesgos para la salud que comporta beber agua de mar.
“¡No se puede beber!”
Se promociona como remedio casi milagroso para la salud, pero la realidad es que “no podemos destacar absolutamente nada desde el punto de vista nutricional más allá de la alta cantidad de sal”, remarca Robles. Según la OMS, la ingesta de sal en adultos no debe superar los cinco gramos por día --el equivalente a alrededor de dos gramos de sodio--, por lo que el agua de mar envasada, que contiene en torno a 3-4 gramos de sal por cada 100 mililitros, “no se puede beber”, apunta la experta, pues se superaría, con mucho, la recomendación.
Cabe recordar que en la depuración y tratamiento del agua de mar envasada la mayoría de micronutrientes y prebióticos marinos se pierden. “Yo no estoy a favor de comprarla porque lo único que te va a aportar es sal y no vamos a obtener ningún beneficio que no podamos encontrar en otros alimentos”, explica la dietista de Nutriciona Group Susana Rodríguez Costa. Algunas presumen de tener magnesio y calcio, elementos presentes en una gran variedad de alimentos. Por si alguien estaba pensando en recoger el agua directamente del mar, “consumirla sin tratar no se debe hacer nunca porque, al contener un montón de microorganismos, alérgenos, listeria y absolutamente de todo, puede exponernos a infecciones alimentarias graves”, advierte Robles.
Los riesgos de beber agua de mar
También en los peores tiempos del Covid --primer semestre de 2020-- la primera causa de muerte en España fueron las enfermedades cardiovasculares. Y es que en nuestro país la ingesta media de sal por persona al día es de 9,8 gramos, casi el doble de lo recomendado por la OMS.
“La afección fundamental de un exceso de sal es la hipertensión y un aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares”, apunta Robles en referencia a la elevada cantidad de cloruro sódico que tiene el agua de mar, incluso aunque se tome diluida.
Pulpo cocinado en agua de mar
En La Sirena, por ejemplo, tienen un agua de mar que promocionan como “especial para descongelar marisco o cocinar pasta, arroces y otros alimentos a los que se quiera dar un sabor marino” y cobran a 3,59 euros la botella de dos litros. Carrefour también se ha sumado a esta moda ridícula y vende “pulpo cocido en agua de mar”. Un bloguero incluso asegura que al cocinar un pescado con agua de su hábitat natural enriquece los platos, potencia el sabor y mejora las cualidades organolépticas del producto.
Lógicamente “va a tener más sabor porque va a tener más sal, pero para nada mejora a nivel organoléptico ni aumenta la calidad nutricional de los alimentos”, matiza Robles. A la hora de comerse un pulpo va a dar igual que el agua en la que se ha cocido sea más parecida a la de su hábitat natural “porque estas aguas envasadas son básicamente agua y sal y porque los compuestos que podrían aportar un aroma y sabor característicos, como el dimetilsulfuro, son volátiles y se pierden con facilidad, especialmente si los llevamos a ebullición”, apunta la nutricionista gallega Rodríguez Costa.
Tirar el dinero
Por lo general, la mayoría de aguas de mar envasadas que se pueden encontrar en España tienen un precio de entre 1,5 y 2,5 euros por litro, aunque en Amazon las hay hasta de 13 euros.
“Es lógico que la cobre a estos precios por el tratamiento de depuración y el envasado, pero para el consumidor es un sinsentido”, apunta Robles. La otra experta es todavía más contundente: “Es tirar el dinero”.
Una moda insostenible
Para más inri, desde el punto de vista medioambiental es del todo insostenible. El envasado --la mayoría de las botellas son de plástico-- y la distribución, con el gasto energético que supone, hacen que consumir agua de mar envasada sea una “locura”, sentencia Robles.
Si se pueden adquirir todos los micronutrientes necesarios a través de una nutrición normal, ¿por qué algunos se empeñan en envasar y vender agua de mar? ¿Para conectar con la Tierra o para llenarse los bolsillos?