La vuelta a la rutina y al lugar habitual de residencia provoca que la cesta de la compra esté protagonizada por productos no perecederos y básicos para la nevera.
De este modo, carne, pescado congelado, leche y derivados como el queso, las mantequillas y las margarinas, bollería --incluyendo galletas y cereales--, pastas, azúcar, legumbres, aceite, frutas y hortalizas transformadas y harinas conforman, a grandes rasgos, la cesta de la compra de alimentación de la denominada “operación despensa”, una compra tipo que se produce todos los años entre la última semana de agosto y la primera de septiembre, según la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas).
Compra de avituallamiento
Como es lógico, la necesidad de llenar despensas y frigoríficos comporta que los españoles realicen una compra de avituallamiento en la que todas las categorías de alimentos citadas anteriormente experimentan incrementos de ventas en comparación con los meses de verano. Destaca el crecimiento de dos dígitos de productos como mantequillas, azúcar, legumbres y harinas. Las carnes más comunes --vacuno, pollo y cerdo-- y el pescado congelado también aumentan sus ventas. En cuanto a frutas y hortalizas, el fin de la temporada de verano hace que los españoles se decanten por productos base como pimientos, zanahorias, calabacines y puerros.
“Desde hace años observamos que la vuelta de las vacaciones es, junto con la Navidad o el comienzo del verano, un momento clave en la cadena logística para dar respuesta a cambios bruscos en las tendencias de consumo”, apunta Nuria Cardoso, directora de Comunicación de Asedas, quien añade que la capacidad de previsión y de reacción que tienen nuestras empresas, en colaboración con el resto de la cadena de valor, es fundamental para responder con eficacia a esta demanda del consumidor.