Loading...

¿Qué esconde el auge de las bebidas vegetales?

El consumo de lácteos ha descendido en los últimos años en España, mientras las alternativas de origen no animal experimentan un crecimiento

Mónica Timón

Un hombre sostiene dos bebidas vegetales / PEXELS

El ser humano es el único animal que bebe leche después del periodo de lactancia. Pero ¿es necesario o bueno para la salud? Algunos estudios advierten de que se trata de un consumo innecesario y antinatural, mientras que otros señalan que su aporte de calcio y de vitaminas es esencial para el buen funcionamiento de los huesos.

Sea como fuere, los datos no mienten y el consumo de la leche ha descendido en los últimos años, mientras que el de las bebidas vegetales ha ido en aumento. Además, como demuestran los lineales de los supermercados, las opciones de bebidas alternativas o complementarias a la leche son cada vez más variadas, reabriéndose el debate sobre la necesidad de tomar leche en la edad adulta.

La explosión de las bebidas vegetales

Aunque las alternativas a la leche surgieron, en un principio, como una opción para las personas intolerantes a la lactosa o alérgicas a la proteína animal, lo cierto es que, en la actualidad, hay consumidores que se decantan por este producto por motivos muy variados: desde beneficiarse de una digestión más ligera o para garantizar el bienestar animal. Así, un reciente estudio de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores señala que seis de cada diez españoles consumen productos de base vegetal en sustitución de la leche, aunque solo un 1% limita su consumo a estas alternativas, por lo que, la gran mayoría, combina ambas opciones.

Entre la gran oferta de bebidas vegetales, esta misma encuesta señala que la soja es la reina, con el 56% del consumo, seguida muy de cerca de la bebida de almendra (53%) y las de avena (51%). Mientras, solo uno de cada cinco consumidores opta por los equivalentes cuyo ingrediente principal es la avellana, el coco y el arroz. Y, por el contrario, la compra de leche en España ha caído en los últimos años. Aunque en 2013 el consumo medio se situaba en los 74 litros por persona, seis años después, en 2019, la cifra descendió hasta los 69 litros, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Calidad nutricional

Comparar los sabores de estas bebidas es más sencillo que hacer lo propio en cuanto a su  calidad nutricional. “La leche no debería compararse nutricionalmente con las bebidas vegetales, ya que son productos totalmente diferentes, aunque se les da un uso similar a la hora de ser consumidos”, asegura la nutricionista Júlia Farré. Es importante acordarse de que la leche procede de un animal y las otras bebidas tienen un origen vegetal, lo que se traduce en que “la leche aporta colesterol y las otras no”, detalla Farré. Pero, por otro lado, la leche es un alimento natural y su alternativa es un producto procesado.

De hecho, una de las críticas más frecuentes a este tipo de bebidas es el bajo porcentaje que contienen de su ingrediente principal --en algunos casos del 2%-- al que se le añade agua y azúcar, entre otros. Por eso, a la hora de elegir una buena bebida vegetal, “lo más importante es mirar el listado de ingredientes y evitar las que llevan azúcares añadidos --ya sea sacarosa, fructosa o  edulcorantes--”, insiste la nutricionista. La alternativa por la que se opte debería incluir solo el producto principal, agua y sal, aunque también puede contener sales de calcio o vitaminas D y B12, en caso de ser productos enriquecidos.

Bienestar animal

Algunas personas que no son intolerantes a la lactosa también deciden reducir o prescindir de la leche por otros motivos, como el bienestar animal. Es el caso de Yolanda Catalán, veterinaria de profesión, quien no consume leche ni ningún otro producto lácteo desde hace cuatro años. “Para que una hembra produzca leche se tiene que quedar primero embarazada”, recuerda Catalán, un hecho evidente en las mujeres, pero que “solemos olvidar en el caso de las vacas u otros animales”.

Por tanto, para conseguir un abastecimiento constante de leche, “se insemina a las hembras de forma artificial”. De esta manera, cuando dan a luz, se les permite la lactancia natural a sus crías durante un tiempo breve y luego se las separa, lo que produce “un gran sufrimiento para los animales”, explica esta veterinaria. Además, los constantes embarazos e inseminaciones artificiales “reducen la esperanza de vida y fomentan el desarrollo de infecciones mamarias”, asegura.

¿Se puede prescindir de la leche?

Desde el neolítico, la leche se ha considerado un producto esencial en la dieta humana y, de forma especial, en la mediterránea. Su consumo se asociaba, y todavía ocurre hoy, con un alto valor nutricional y con un aporte de calcio esencial para nuestros huesos. Sin embargo, a medida que la investigación sobre el tema avanza, las evidencias de esta estrecha relación no son tan claras. Por ello, hay estudios que apoyan ambas teorías. Algunos recuerdan que el calcio no es el único elemento que favorece la salud de los huesos --también lo hacen las vitaminas o el magnesio-- y que se puede obtener de otros alimentos vegetales como el brócoli. Por otro lado, hay quienes defienden que los lácteos son esenciales para la salud ósea y muscular, con el fin de  envejecer mejor y para evitar fracturas.

Al final, como remarca la nutricionista Farré, lo ideal es personalizar el consumo según la situación de cada individuo, “pero sin demonizar ninguna de las opciones”.