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Atención a la etiqueta de los piñones: cuelan como españoles los que vienen de Rusia o China

La variedad ibérica de este preciado alimento, que puede superar los 60 euros/kilo, no abunda en el supermercado, a pesar de que sus propiedades son mejores que las de la competencia

Juan Manuel Del Olmo

Piñones españoles / UNSPLASH

Serrat cantó que, cuando le enterrasen en la ladera de aquel monte, su cuerpo sería camino y le daría verde a los pinos. Rubén Darío también declaró su amor a estos árboles (“sois dulces, sois buenos, sois graves”), unas especies, que, a pesar de no ser las más altas ni las más longevas, son símbolos mediterráneos y mástiles de vida en los campos castellanos. Hay una enorme diferencia de textura entre la cremosidad del pesto y la de corteza del pino, pero ambas están unidas por un hilo: los piñones, la preciada semilla que produce la especie Pinus pinea. Son una joya culinaria, pero también un alimento carísimo, más incluso que los pistachos. Además, de un tiempo a esta parte, los procedentes de China o Rusia le han ganado terreno al piñón ibérico.

Eso no significa que ahora sea asequible hacerse con unos cuantos. En Dia, la bolsa de 70 gramos de piñones al natural (de su marca Naturmundo) cuesta 4,25 euros. El envase sólo es parcialmente transparente, pero un ojo entrenado podría distinguir, a primera vista, que no son los piñones españoles de toda la vida. Los asiáticos son más redondeados, mientras que el fruto ibérico tiene una forma más alargada y fina. En la parte posterior de la bolsa, Dia informa de que el origen de estas semillas es chino, aunque lo hace solo al final, junto al código de barras.

Ambigüedades con el sello ecológico de la UE

Este medio también ha visitado un supermercado Lidl, pero, quizá por la proximidad de las fechas navideñas, no ha encontrado piñones. Tampoco en un Alcampo, si bien en la web de este supermercado sí es posible encontrar una bolsa de 50 gramos de Piñones ecológicos (3,49 euros) un tanto engañosa: cuentan con el sello de Agricultura Ecológica de la UE (una esquemática hoja verde) pero, en el reverso, se lee con otra tipografía “Agricultura no UE”. ¿En qué quedamos?

Un pino junto al mar / UNSPLASH

Por su parte, Carrefour los comercializa en una pequeña bolsa totalmente transparente en la que se distingue de forma clara el contenido. También se lee ‘China’ con nitidez. Asimismo, esta cadena de supermercados también comercializa unos piñones ecológicos crudos de la marca Medina, que son más ambiguos. En primer lugar, el hecho de que sean ecológicos dispara su coste: la bolsa de 100 gramos cuesta 8,75 euros. En la parte posterior, bajo el logo de la marca aparece la insustancial frase “cuando la tierra se cultiva de forma natural”; así como el sello CAEM, que lucen los alimentos certificados por el comité de agricultura ecológica.

Diferencia entre origen y lugar de procedencia

El consumidor puede leer que se trata de un producto “producido en España por Frutos Secos Medina”, y se especifica una dirección que parece despejar cualquier atisbo de duda (Puerto linera, 1. Polígono Industrial nº6, Móstoles, Madrid). Casi hace falta una lupa para distinguir, más abajo, dos palabras que problematizan todo lo anterior: “Origen: Rusia”.

La bolsa de Frutos Secos Medina / CG

Desde el departamento de calidad de la empresa explican a este medio que “el origen y el lugar de producción son dos conceptos diferentes, el origen siempre es el lugar de procedencia del producto, en este caso Rusia, mientras que el lugar de producción hace referencia a cualquier proceso que integra la cadena, que en nuestro caso es el proceso de envasado”. No creen desde Medina que esto pueda generar confusión en el consumidor, “sino todo lo contrario, estamos proporcionando información complementaria, acerca del lugar del fabricante por un lado, y de la materia prima por otro”, relatan. Ahora bien, la diferencia de tamaño entre una y otra resulta llamativa.

“Todo el mundo se ha pasado al ruso o al chino”

Celestino Muñoz es el gerente de Piñones de Castilla, una empresa que, desde 1985, comercializa el “tesoro” del piñón ibérico. Este experto reconoce a Consumidor Global que hay cierta confusión en algunas etiquetas de empresas que no comercializan piñón ibérico, pero tampoco lo pregonan. “Producido en” podría ser una suerte de coartada legal, conjeturamos, pero, al respecto, este experto se muestra escéptico. “Todo eso se abre allí”, afirma Muñoz. El piñón español, asevera, está dejado de lado, “todo el mundo se ha pasado al ruso o al chino, pero no siempre está claramente identificado”.

Piñones y otros ingredientes para hacer pesto / UNSPLASH

Son cambios nuevos, pero se explican por lo de siempre: el dinero. La razón, argumenta Muñoz, está en que hace poco sobrevino una cosecha escasa en España, lo que provocó que los precios de los piñones autóctonos se disparasen. Ante ese incremento, las empresas priorizaron la rentabilidad y optaron por el producto extranjero, y aún no han regresado al nacional. 

Diferente composición

Están engañando un poco a la gente”, expone Muñoz, quien puntualiza además que, en la actualidad, la diferencia de precio entre unos y otros no es tan abultada como lo era antes, pero, aun así, “el chino llega al consumidor final con precios altos”. Eso significa que el principal perjudicado es el cliente, que gasta cantidades nada despreciables “en algo que no tiene tanta calidad”.

Y no la tiene, asegura Muñoz, porque uno y otro “no tienen la misma cantidad de grasas ni de hidratos, la propia composición es distinta”. Una solución para atajar el problema, sugiere este experto, pasaría por establecer algún tipo de diferenciación legal, o bien endurecer la normativa. “Al fin y al cabo, un ajo es un ajo aquí y donde sea, pero en los piñones hay más diferencias, incluso su propia forma física no es la misma”, resalta.

Unas piñas caídas / UNSPLASH

Los de Borges, origen nacional

La forma, precisamente, es difícil de distinguir en el caso de los piñones Ducros, una marca conocida fundamentalmente por sus especias. En su web no hay ninguna especificación sobre el origen de los piñones, y lo único que se dice es que son un “condimento típicamente mediterráneo, conocido desde tiempos de los romanos”. Por el contrario, la marca Borges sí dice que los piñones que comercializa (la bolsa de 60 g cuesta 8,75 euros en El Corte Inglés) son de origen nacional. De hecho, estas dos palabras aparecen en la parte frontal del envase.

Con los de El Corte Inglés aparece una pista más: su bolsa de piñones pelados ecológicos (200 gramos) cuesta 13,50 euros; y en la web se dice que han sido envasados para El Corte Inglés por… Frutos secos Medina. Y el origen es China.

Diferenciación frente a los competidores

En redes también hay algunos ecos de esta controversia piñonera. Por ejemplo, Juan Andrés Oria de Rueda de Salgueiro, doctor Ingeniero de Montes y profesor de Botánica Forestal, Micología y Conservación de Flora amenazada en la Universidad de Valladolid, publicó un tuit el año pasado en el que decía que “la inmensa mayoría de los piñones que se pueden adquirir en los comercios en España proceden de China. Sin embargo, en la foto de los envases aparecen los piñones españoles. La estafa es manifiesta”, denunciaba.

Pero esta pequeña y nacárea semilla también tiene sus defensores. Go Pinea es una asociación que defiende la “diferenciación del piñón ibérico y la concreción de un sistema de trazabilidad”, algo que permitiría a las empresas transformadoras “recuperar el empleo y gran parte de su cuota de mercado en el exterior, perdida frente a su competencia (piñón de China, Pakistán o Turquía) por causa de los elevados precios debidos principalmente a una oferta insuficiente”.