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¡Ni se te ocurra! Los alimentos que deberías censurar en Navidad

Los expertos insisten en seguir algunas pautas para evitar caer en demasiados excesos durante las fiestas y arrepentirse después

Marta Peiro

Una chica se retuerce del dolor de tripa provocado por los gases / PEXELS

¿Qué alimentos se pondrán en la mesa en Nochebuena y Navidad? El consumidor español es de grandes banquetes en los que no se priva de nada, ya sea dulce o salado. Sin embargo, quizá debería cambiar sus hábitos: algunos alimentos, consumidos en exceso, pueden ser perjudiciales y conviene evitarlos.

“Debería evitarse cualquier tipo de procesado y ultraprocesado, cualquier cosa que en su etiqueta tenga más de cinco ingredientes. Por ejemplo, turrones, polvorones, chocolate o bollería industrial, ya sea dulce o salada, como las típicas galletitas o los cócteles de pica-pica de frutos secos y snacks, comenta Sonia González, dietista-nutricionista de SG Nutricionistas

Caja con varios tipos de turrones, un alimento que es mejor evitar en Navidad / PEXELS

Adiós a algunos alimentos clásicos

Niklas Gustafson, experto en nutrición y cofundador de Natruly, coincide en que hay que evitar los ultraprocesados porque tienen “aceites malos, mucho azúcar y aditivos” y todos los productos que tengan almidón, como el arroz, la patata, el trigo o el maíz. En su lugar, aboga por comer más grasa y proteína y menos carbohidratos. 

Además, el consumidor debería fijarse en que la comida sea “real aunque sea calórica”, apunta González. En su opinión son admisibles los “patés de calidad siempre que tengan tres ingredientes, y el jamón serrano, ya que la mayoría es sano al tener solo jamón, sal y algún conservante”. Sin embargo, “hay algunas mortadelas que llevan hasta patata entre sus ingredientes, y no son saludables”. 

Plato con pinchos de jamón y otros embutidos / PEXELS

Comida de verdad

Según González, no existe una lista de alimentos prohibidos porque engordan, es que “deberíamos comer comida de verdad”, apunta. Rogelio Berbell, vocal de alimentación del Colegio de Farmacéuticos de Alicante, aporta, no obstante, una perspectiva diferente. “Hay que valorar quién se sienta a la mesa”, afirma. 

A su parecer, la mayor parte de las viandas navideñas son alimentos grasos, con grandes excesos de sal por encima de los 1,5 gramos por cada 100 de producto o altas cantidades de azúcares simples por encima de los 15 o 20 gramos. Por tanto, “pacientes con hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes y otras patologías deberían estar alerta estos días”, analiza.

Un paciente diabético se pincha para controlar su nivel de azúcar en sangre después de comer alimentos dulces / PEXELS

Alcohol, azúcares y productos mal manipulados

Otro problema de la Navidad es el alcohol. Berbell considera importante “evitar las bebidas alcohólicas”, en concreto, las destiladas y las que tienen una graduación superior a los 20 grados. También los dulces navideños; o los productos mal manipulados, como el pescado crudo no congelado. 

Por otro lado, el marisco hervido durante días, las salsas con huevo crudo no pasteurizado o la leche cruda en ciertos postres pueden resultar peligrosos y es mejor  “evitar su consumo”. Más allá de esto, el experto invita a “censurar” productos más en cantidad que en calidad. En esa misma línea, Cristina Morillo, nutricionista de bluaU de Sanitas, aconseja tener cuidado con alimentos que no se hayan probado con anterioridad, pues pueden provocar una reacción alérgica.

Un hombre sirve alcohol en una copa en la cena de Nochebuena / PEXELS

No hace falta comer hasta reventar en Navidad 

Berbell critica el modo de consumir en España. “Nos encontramos en el marco de los excesos nutricionales, tanto cualitativos como cuantitativos. Es difícil calificar nuestras comidas navideñas como adecuadas para nuestras necesidades nutricionales”, valora. Según él, estas reuniones se caracterizan por la ausencia de un criterio al programar, elegir y consumir determinados platos. “Ese azar, sumado al ambiente festivo, el consumo de alcohol y la disponibilidad de manjares excepcionales, no es el mejor caldo de cultivo para mantener unos estándares de alimentación adecuados”, asegura.

“Parece que si en estas fechas no reventamos, no nos saciamos”, coincide González. La dietista-nutricionista señala que “los españoles no saben comer” y que la población está muy confundida y falta educación alimentaria. “En Navidad comemos como si no hubiera un mañana, y no es saludable saturar tanto a nuestro sistema”, destaca. Por ello, aconseja tener sentido común y prestar atención a la comida, comer lentamente, masticar de forma tranquila y saborear.

Una familia se reúne en torno a una mesa llena de alimentos por Navidad / PEXELS

Dar sentido a lo que se come

Si el consumidor engulle, hará que se resienta su salud digestiva. “Se inflama e irrita la mucosa intestinal, duele la tripa, se altera la microbiota intestinal y tenemos sensación de cansancio y fatiga”, especifica González. Con estos hábitos se pueden sufrir “arritmias o intoxicaciones en las horas posteriores”, añade la nutricionista de Sanitas, quien apuesta por sustituir las harinas blancas por integrales, cocinar al horno, a la plancha o al vapor y cambiar las salsas industriales por las caseras o de frutos. 

Por otro lado, Berbell hace alusión a la manipulación de los alimentos. Para los productos que necesiten frío, sugiere evitar volver a tenerlos descongelados más de 24 horas y mantenerlos a una temperatura adecuada. “Tampoco guardar alimentos que hayan quedado expuestos a una temperatura ambiente”, añade. Además, opina que es mejor no consumir alimentos peligrosos pasadas unas horas, o incluso días después de su cocinado o manipulación inicial. Su consejo es “dar sentido a lo que se come, no redundar en los ingredientes y ser comedido con las cantidades”.