Bebidas, yogures, batidos o mermeladas. Son muchos los artículos que ya se pueden encontrar en supermercados y tiendas de naturopatía donde el reclamo del aloe vera se usa para llamar la atención de los clientes. Las propiedades que esta planta ha demostrado beneficiosas en el cuidado de la piel y el cabello se han trasladado al mundo de la alimentación, pero con más dudas que certezas.
La aloína, uno de los principales componentes del aloe vera, ayuda a favorecer el tránsito intestinal y existen fármacos que utilizan su principio activo para solucionar problemas de estreñimiento. Sin embargo, estos medicamentos contienen una cantidad controlada de aloína, ya que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera que este químico natural es una sustancia potencialmente cancerígena. De hecho, las autoridades comunitarias descartaron indicar una ingesta diaria que se considerase segura.
Precios más altos
La EFSA sí determinó que un exceso de aloe puede provocar daño renal y espasmos intestinales. “En España no está permitido hacer declaraciones de propiedades saludables sobre el aloe vera. Por lo que se hacen reclamos con la imagen del aloe pero la sustancia que hace el efecto prometido es otra. Es legal, pero a regañadientes”, indica Beatriz Robles, nutricionista y tecnóloga de los alimentos.
Así, las marcas utilizan el aloe vera como una estrategia de marketing que les permite encarecer los productos. Por ejemplo, los yogures desnatados Kaiku cuestan 1,52 euros el pack de cuatro. Sin embargo, la versión con un 10 % de aloe vera duplica el coste habitual, hasta los 3,50 euros por cuatro yogures. En el caso de las bebidas, esto aumenta de forma desproporcionada, ya que medio litro de agua con una cantidad de aloe entre el 10 % y el 30 % puede aumentar su precio hasta el doble. El agua de aloe de Mercadona cuesta 2,40 euros el litro, y la de la marca Goya alcanza entre los 3 y los 3,50 euros por litro.
Cuidado con comer aloe crudo
Donde además del precio se debe tener en cuenta la salud es a la hora de comer la planta cruda. La aloína se encuentra justo debajo de las hojas, de manera que es posible eliminarla si se sabe cómo tratarlas. Pero no es extraño que en una ensalada o en los batidos se cuele parte de este compuesto, ya que los cocineros amateurs no suelen conocer los problemas de la aloína. “Por mucho que alguien crea que sabe cómo comerla en casa, utilizar aloe vera sin haber sido tratada la planta es un riesgo enorme”, insiste Robles.
“La gran mayoría de productos comercializados eliminan la aloína. El problema viene cuando el origen es aloe en polvo liofilizado, que está hecho con la planta entera, con aloína incluida”, explica Agustín Espinosa, biólogo y administrador de Penca Zábila, una empresa tinerfeña especializada en artículos elaborados con esta planta. De hecho, Espinosa lamenta que las marcas no estén obligadas a especificar esta información y, por ello, recomienda optar por las firmas que certifiquen el origen de la aloe vera utilizada.
Bebidas que no son lo que parecen
El problema, según apuntan expertos consultados por Consumidor Global, es que algunas marcas usan un marketing poco ético para anunciar sus artículos, a sabiendas de que los consumidores relacionan el aloe vera con productos saludables. “La gente ha asociado el aloe vera con lo natural y lo sano, cuando muchas bebidas que lo publicitan tienen más agua y azúcar que planta de aloe vera en sí misma”, subraya Espinosa.
Los supuestos beneficios de esta planta, así como su sabor característico, aparecen en los jugos con una concentración de aloe superior al 90 %. Es decir, todos aquellos que se publicitan con una cantidad inferior de aloe en sus ingredientes, no tendrán ningún principio activo de la planta, por lo que más allá de su característico sabor amargo y textura gelatinosa, no tendrá más efecto en el cuerpo que el de una bebida normal.