La dieta de los españoles está llena de azúcar, harinas refinadas, sodio y productos procesados que aportan muchas calorías, pero muy pocos nutrientes. Además, “pueden producir alteraciones en la flora intestinal y provocar, a la larga, múltiples enfermedades crónicas”, según apunta Ángel Soriano, nutricionista y miembro de la plataforma digital Doctoralia.
Más de la mitad de los alimentos que se incluyen en la cesta de la compra española son de baja calidad nutricional. “Casi todos sabemos que la bollería industrial o los snacks son productos dañinos. Sin embargo, hay otros como los ahumados o las verduras en conserva que los consumidores no perciben como ultraprocesados. Muchas veces piensan que son sanos, engañados por el empaquetado y la publicidad”, asegura Jean-Baptiste Boubault, cofundador de la aplicación de consumo El CoCo.
España supera los límites recomendados por la OMS
Los azúcares naturales son aquellos que están presentes en un alimento fresco, como la lactosa de la leche o la fructosa de la fruta. Por el contrario, los añadidos representan un mayor riesgo para la salud. La ingesta de esta sustancia en la dieta de los españoles está muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En concreto, este organismo aconseja tomar 25 gramos de azúcar al día, mientras que los usuarios españoles consumen 71,5 gramos diarios, es decir, casi el triple de lo aconsejado, según subraya y lamenta la Fundación Española de Nutrición (FEN).
Pero la ingesta de sodio en la mesa también supera los límites recomendados. La OMS aconseja tomar 2.000 miligramos al día. Sin embargo, los españoles consumen 2.025 miligramos diarios. De hecho, sólo un 12% de dicha cantidad se introduce en el plato de manera natural. La cena es la comida que más contribuye a la ingesta diaria de sodio, puesto que representa casi un 37% del total, según revela FEN.
Guerra a los ultraprocesados
Los expertos coinciden en que el principal culpable del azúcar y del sodio que ingerimos está en los alimentos ultraprocesados. Se trata de productos industriales elaborados a partir de sustancias como los azúcares añadidos, los granos refinados, las grasas transgénicas, los aditivos y la sal. Aunque no todos los productos considerados como ultraprocesados poseen estos ingredientes, la mayoría incluye uno o más.
Los nutricionistas defensores de una dieta basada en la comida natural aseguran que, para reconocer un ultraprocesado, sólo es necesario consultar la lista de ingredientes. Así, si esta contiene cinco o más ingredientes, es probable que nos encontremos ante un alimento elaborado. “Hablamos de zumos envasados, bollería, lácteos azucarados, pan refinado, carnes y pescados procesados, pizzas industriales, galletas, snacks tipo barritas, precocinados o salsas comerciales”, aclara Carlos Rios de Realfooding.
Principales peligros
Los ultraprocesados llenan el 64% de las cestas de la compra, según Boubault, de El CoCo. Esta cifra es alarmante dado que el consumo continuado de estos alimentos puede estar relacionado con el aumento de peso e incrementa en un 10% la probabilidad de desarrollar enfermedades. De hecho, “producen irritabilidad, falta de concentración, migrañas, depresión y somnolencia, entre otras dolencias. Además, es el alimento favorito de algunos hongos como la cándida o de las células tumorales”, explica Soriano.
El consumo de productos elaborados por la industria alimentaria desplaza la ingesta de comida saludable y real, algo que puede provocar déficits nutricionales. Por ello, debemos sustituirlo por alimentos naturales. “La cesta de la compra correcta debe estar llena de frutas, verduras y hortalizas. Así, como cereales integrales, legumbres, carnes, pescados, frutos secos, aceites de calidad y semillas”, indica Soriano como especialista en nutrición.
Pagar más por los alimentos naturales
El 54,5% de los adultos en nuestro país está por encima de su peso ideal y el 25,6% supera el límite máximo de ingesta de azúcares recomendado. “El sobrepeso es un problema de pobreza porque lo bueno es caro”, señaló el propio ministro de Consumo, Alberto Garzón, en la presentación de los resultados del Estudio ALADINO 2019. Por ello, el Gobierno trabaja en medidas como el etiquetado NutriScore y el impuesto a las bebidas azucaradas. Este gravamen afectará, sobre todo, a los refrescos, pero también a las isotónicas y los batidos de cacao. De hecho, con el aumento del IVA de estos productos aumentará del 10% al 21% se prevé recaudar 400 millones entre 2021 y 2022.
“Por desgracia es más barato comprar dulces que fruta”, insiste también el nutricionista Soriano. Así, en algunos casos, la diferencia entre un café industrial y otro ecológico o bio puede llegar a superar los cuatro euros, mientras que en otro tipo de comidas, como los garbanzos, aunque hay diferencia de precio, el aumento es de tan solo de unos céntimos. Además, las tiendas especializadas en productos bio son, de media, un 7% más caras que los supermercados.