La pregunta de si el agua embotellada caduca tiene una respuesta, pero muchos matices. No está tan claro, por ejemplo, como en el caso de los alimentos no perecederos, aquellos que tardan bastante tiempo en echarse a perder, por lo que se pueden almacenar en la despensa durante unos años. Entre ellos figuran algunas conservas, como el atún en lata, y también las lentejas o el arroz.
Lo cierto es que, aunque se recomienda tomar el agua embotellada, como tarde, 1 o 2 años después de comprarla, esta bebida no caduca, y la fecha que aparece en el envase está indicando el consumo preferente.
Importancia del envasado
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido en un informe que beber agua embotellada después de su fecha de consumo preferente no entraña riesgos para la salud, siempre y cuando el envasado y el almacenamiento (en un lugar limpio, fresco y seco) se hayan llevado a cabo en condiciones óptimas.
No obstante, con el agua embotellada no ocurre lo mismo que con el vino, que mejora con los años: el paso del tiempo puede hacer mella, en tanto que ciertos químicos pueden desprenderse del plástico, que se degrada y puede liberar tóxicos al agua. Con todo, la mayoría de estudios científicos coinciden en que estas cantidades de tóxicos son muy pequeñas y no suponen un riesgo para la salud humana.
Compuestos dañinos
En cualquier caso, también depende de los compuestos que haya incluido el fabricante. Así, si la botella de plástico contiene bisfenol A (BPA), su degradación puede ser más problemática.
Por ello, en los últimos años muchas empresas han eliminado esta sustancia de sus botellas.
Tipos de agua embotellada
Tal y como establece la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), en España existen tres tipos de aguas embotelladas: aguas minerales naturales (AMN), aguas de manantial (AM) y aguas potables preparadas (APP).
Las dos primeras se caracterizan por su origen subterráneo y por su contenido en minerales, oligoelementos y otros componentes, así como por su pureza original. Por su parte, las APP son de menor calidad: pueden tener cualquier tipo de procedencia y se someten a los tratamientos fisicoquímicos necesarios para que reúnan las características de potabilidad establecidas.
El negocio del agua embotellada
En España hay muchas empresas que comercializan agua embotellada, un sector caracterizado por el uso masivo del plástico y la explotación de las aguas subterráneas, a pesar de que la sequía atenaza a muchas regiones. De hecho, según publicó El Periódico de España, España es el cuarto productor de aguas minerales de la Unión Europea (UE) y el sector facturó 1.274 millones de euros en 2022.
Y, aunque hay muchos nombres, los grupos empresariales no son tantos: Pascual es dueña de Bezoya, Pedras y Agua Lunares, y Danone posee Lanjarón Evian, Font Vella y Fonter. Hasta Cristiano Ronaldo se ha subido al carro, y recientemente ha lanzado su marca de agua embotellada, Ursu9. Su novia, Georgina Rodríguez, aseguró que esta agua “calmará más la sed”. No obstante, muchas entidades defienden que el agua corriente del grifo es la mejor opción, de buena calidad y mucho más económica, aunque hay lugares donde no tiene buen sabor y es necesario recurrir a la embotellada.